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La calificadora internacional destaca, en primer orden, el debilitamiento en la consistencia y credibilidad del marco de políticas que afecte “negativamente las perspectivas de crecimiento”. A pesar de tener instituciones macroeconómicas sólidas creadas en menos de tres décadas, el crecimiento moderado de México “ha sido un desafío a largo plazo y una restricción clave para la calificación soberana”. El factor Gobernanza -muy discutido a raíz de los recientes proyectos de reformas con luz verde en el Congreso- también tiene un peso significativo.
La agencia internacional de riesgos crediticios Fitch Ratings considera que México tiene varios factores en contra para una acción de calificación negativa.
La entidad, que junto con S&P Global y Moody´s, es una de las tres evaluadoras en la materia con más peso a nivel global, reafirmó apenas el 18 de julio al Soberano de México en grado de inversión “BBB-“, solo a un peldaño dentro de esta escala. Este mes incluyó una serie de argumentos para validar otros aspectos, la mayoría desfavorables, dentro de su posición.
“Hay varios factores que podrían llevar a una acción de calificación negativa para México. En primer lugar, un debilitamiento en la consistencia y credibilidad del marco de políticas que afecte negativamente las perspectivas de crecimiento”, señaló en un documento dirigido solo a clientes la semana pasada.
Fitch enumeró en segundo lugar como otro factor de riesgo una marcada trayectoria ascendente en la relación deuda del Gobierno General (Sector Público en su conjunto) sobre el PIB, “debido al deterioro fiscal o un crecimiento económico más débil”.
Fitch estima que, al cierre de este año, la deuda del gobierno aumentará al 49% sobre el PIB desde el 46% del 2023, mientras que pronostica un aumento gradual en el mediano plazo de hasta el 51%.
El promedio del PIB real del 1.7% alcanzado por México entre el año 2000 y el 2023, por su parte, está materialmente por debajo de la mediana de los países calificados por la entidad con un grado superior, de “BBB”, los cuales exhiben crecimientos a tasas del 3.6%.
“No prevemos una mejora material de la actividad económica en los próximos años sin reformas económicas que mejoren materialmentel a productividad”, alerta la agencia.
El déficit fiscal también ha descuadrado la perspectiva: Mientras en 2018 este renglón presentó una minusvalía de 2.1%, este año cerraría con otro mucho más amplio, de 5.9% no visto en cuatro décadas.
Por su parte, la carga de deuda del gobierno aumentó en 4.8% del PIB entre 2018 y 2023 debido al apoyo financiero del gobierno a Petróleos Mexicanos (Pemex) y al aumento de los costos de su endeudamiento, apunta la evaluadora.
“Una combinación de mayor déficit primario en los próximos años, un crecimiento económico moderado (promedio del 2% en 2024-2026) y altos costos de endeudamiento seguirán presionando la trayectoria de la deuda gubernamental”, advierte.
Mayor debilidad
Entre sus considerandos de riesgos, la agencia también habla sobre “un deterioro en la gobernanza que resulte en inestabilidad política o socave la formulación de políticas y el clima de negocios”
La gobernanza de México comienza desde una posición relativamente débil, lo que se refleja en una puntuación marcadamente baja en el Indicador de Gobernanza Mundial del Banco Mundial, que Fitch utiliza como indicador de fortaleza institucional.
Como en sus más recientes acciones, Fitch cita que el país ubica en el percentil 32, lo que lo convierte en el 21 más bajo entre 120 naciones calificadas. Esto también sitúa significativamente por debajo de la mediana “BBB”, del percentil 58, e incluso por debajo de la mediana “B”, de calificación especulativa, del percentil 36.
Esto coloca a México por debajo de países con calificaciones más bajas como Ecuador, El Salvador, Kenia y Turquía. En específico, en el subcomponente del estado de derecho, México tiene el percentil 21, la 13° más baja entre las entidades calificadas.
“La débil posición de gobernanza de México limita materialmente su calificación soberana.
“El indicador de gobernanza resulta en una penalización de dos niveles en comparación con la categoría mediana ‘BBB’”, indica.
Estos índices tienen un peso del 20%, el más alto entre todos los que integran el Modelo de Calificación Soberana de Fitch (SRM, por sus siglas en inglés).
El impacto de las reformas
La calificadora opina que, en general, las reformas afectarían negativamente, el perfil institucional de México.
Las reformas propuestas no amenazan significativamente la lógica para “mantener el ajuste cualitativo positivo”, ya que en gran medida dejan intactas las instituciones macroeconómicas, entre ellas el Banco de México, encargado de combatir la inflación y una entidad clave para la estabilidad del tipo de cambio.
Inclusive, en los casos en los que abordan cuestiones macroeconómicas, como los cambios al salario mínimo, “los riesgos potenciales parecen marginales”.
Sin embargo, tampoco aquí la perspectiva es halagüeña.
“Un riesgo a la baja de estas reformas sería su potencial para socavar la inversión y la confianza empresarial al afectar gravemente el Estado de Derecho”, alerta.
Entre sus considerandos, Fitch asegura que las autoridades mexicanas, hasta hoy, “siguen haciendo hincapié en la estabilidad macroeconómica tanto en la política fiscal como en la monetaria, que ha contenido el desequilibrio macroeconómico”.
También aclara que es demasiado pronto para evaluar la “posible gravedad” de las reformas, entre ellas las del Poder Judicial, antes de su aprobación e implementación.