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El Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (COMCE) afirma que la acentuada volatilidad sobre el tipo de cambio de las últimas semanas requiere del compromiso de mantener una banda estable, en el marco de un régimen de libre flotación.
Creado por empresarios con actividades con vocación exportadora en los años 70 del siglo pasado, el organismo promotor del comercio exterior, la inversión extranjera y el desarrollo tecnológico, COMCE, afirma que el marco de un régimen de libre flotación permitió a los exportadores sortear la pandemia cuando el peso mexicano rozó las 25.76 unidades por dólar, y las exportaciones, al igual que la economía en su conjunto, desplomaron en 2020 con la crisis.
“Nosotros sugerimos mantenernos en una banda estable del tipo de cambio porque ello demuestra la solidez de nuestra política monetaria”, expone Susana Duque, directora general del COMCE, que asumió en noviembre pasado convirtiéndose en la primera mujer en ocupar la posición.
Con el resultado electoral del 2 de junio, donde el partido en el Gobierno, Morena y aliados, arrasaron con mayorías, lo que inclina la balanza hacia los intereses de la proclamada Cuarta Transformación, la moneda nacional se ha sostenido bajo presión.
A esto se suma la volatilidad de los mercados financieros internacionales derivada de conflictos geopolíticos, operaciones financieras de altos rendimientos, como el carry trade, y el fantasma que resurge de vez en vez sobre la severidad de la desaceleración de la economía de Estados Unidos, que mueve todo el mundo, y que es el principal socio comercial de México.
Contrario a lo que sucedió en el año pasado, cuando posicionó como la moneda de más valor en el mercado internacional de divisas, solo por debajo del peso colombiano, en lo que va de 2024, el peso mexicano acumula una depreciación del 10%, en niveles de 18.64 unidades por dólar en su modalidad spot.
En 2020, en el año de la crisis, el tipo de cambio promedió los 21.47 pesos por dólar.
Las condiciones de una apreciación de la moneda significan buenas noticias para las empresas que importan, pues hay un mayor poder de compra de productos del exterior, pero repercute desfavorablemente en las empresas exportadoras, lo que sucedió a la largo del 2023 con un peso fuerte.
Por el contrario, una depreciación de la moneda beneficia a las compañías exportadoras por el atractivo que cobran precios menos altos de sus productos en el mercado internacional, pero se aumenta el costo para los importadores.
Ganadores y perdedores
Duque asevera que tanto exportadores como las empresas que realizan actividades de importación en México tienen en mente en su planeación un pronóstico de paridad en las 19 unidades por dólar. En esos niveles, “creo que tanto importadores como exportadores se seguirán sintiendo cómodos”, sostiene.
Las exportaciones mexicanas que reinan en el comercio internacional, cuyo destino final es prioritariamente el mercado de EU, están relacionadas con la Industria Automotriz, con el 42% de las exportaciones, según datos del COMCE con base en cifras oficiales.
El 41% de la inversión que capta el país, por su parte, estuvo dirigida hacia ese sector a lo largo del año pasado. Por su tamaño, la pérdida de terreno de la moneda nacional no le restó competitividad.
“Ese sector, de cierta forma, está protegido para flexibilizarse contra esos movimientos y fluctuaciones cambiarias, porque normalmente lo que lo que importan es para su proceso de manufactura, ensamblado y demás”, dice la dirigente.
Duque asevera que los sectores asociados con el comercio internacional de menor magnitud que el automotriz, como la industria de bebidas y tabaco, y la agroindustria, con cerca del 2% de las exportaciones totales, son las que más padecen con un peso caro.
Pero así también los productos derivados del petróleo, los productos metálicos, y los de hule. Los volúmenes colocados pocas veces compensan la depreciación de la moneda frente al dólar.
Además, la volatilidad cambiaria aunada a los riesgos de que EU caiga en una recesión -una expectativa cada día más alejada- puede afectar negativamente los flujos del comercio exterior de México con el mundo. El fenómeno del nearshoring, en estos momentos y en el mediano plazo, sigue siendo “una tendencia positiva”.
“La volatilidad finalmente es un desafío temporal”, expresa Duque.