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El año pasado, Revista Fortuna tuvo una conversación con Enrique Majós, director general de Gentera. Ahora, con su reciente nombramiento como director general de Compartamos Banco, es relevante explorar su perspectiva sobre la inclusión financiera con un enfoque humano.
A 33 años del nacimiento de Gentera, su director general, Enrique Majós, explica cómo ve el desarrollo de la institución en los años por venir: acercando los productos que realmente necesita un segmento históricamente marginado, ya no solo en México, sino también en Perú, y aprovechando la tecnología como base de los servicios financieros.
Por Raúl Castro-Lebrija
Todo comenzó como un sueño, el de crear una institución de asistencia privada (IAP) que llevara financiamiento y servicios financieros a los sectores históricamente olvidados por la banca mexicana.
Eran tiempos en los que más de la mitad de los municipios de México no tenían una sola sucursal bancaria, y decenas de millones de mexicanos no contaban con un producto financiero tan básico como una cuenta de ahorro.
Hoy, 33 años después, el sueño se ha convertido en un grupo financiero especializado en las microfinanzas, con cinco subsidiarias queoperan en dos países, alrededor de 24 mil colaboradores y cerca de 4.5 millones de clientes.
El sueño hecho realidad se llama Gentera, y su director general, Enrique Majós, hace, para Revista Fortuna, un balance de esas primeras tres décadas de vida y explica los planes hacia el futuro, en un contexto donde la inclusión financiera se ha vuelto la mayor preocupación del sistema financiero mexicano en su conjunto.
–¿Cómo llega Gentera a sus primeros 33 años de vida?
–Es una historia preciosa. Es una historia que está fundamentada en el ser humano. En estos 33 años hay dos hilos conductores que han sido parte del corazón de esta organización: el primero es que siempre se han puesto a las personas en el centro de nuestras acciones, de los productos que desarrollamos.
“Es una organización que nace sin fines de lucro, como una ONG, y eso la hace distinta desde sus orígenes, porque los objetivos son muy distintos a los de una organización que nace como institución financiera.
“Nosotros hemos tenido distintas definiciones de cuál es nuestro propósito para darnos rumbo, y una de las primeras frases que describían nuestro propósito era que ofrecíamos oportunidades de desarrollo, que pudiéramos proveer servicios que pudieran ayudar a las personas a desarrollarse. Después, evolucionamos a erradicar la exclusión financiera, y hoy lo tenemos definido como que impulsamos los sueños de nuestros clientes, pero en realidad impulsamos los sueños de las personas; otra vez, la persona en el centro.
“El segundo hilo conductor es lo que hoy llamamos valor total, que es saber que trabajamos no solo para generar valor económico, sino para generar valor social y valor humano, porque buscamos que todo lo que hacemos tenga el mayor bien posible, que el servicio financiero vaya acompañado de humanidad.
“Ahí están los dos principales hilos conductores de esta historia, que nos ha llevado a tener presencia en tres países; ya entregamos la operación de Guatemala, pero también logramos crecer en Perú.
Tenemos cinco empresas: Compartamos Banco, en México; Financiera Compartamos, en Perú; Aterna, que es el broker de seguros; Yastás, que administra corresponsales; ConCrédito, que está enfocada al crédito al consumo; nuestra fundación, y más de 24 mil colaboradores. Además, claro, de nuestra Fundación. Atendemos hoy alrededor de 4.5 millones de clientes… es una historia preciosa.”
–Uno de los principales lastres de la economía mexicana es que no hay financiamiento para capital de trabajo. ¿Cómo observan ustedes este problema?
–Primero, está el capital humano; esa señora, ese señor, ese joven que se levanta a trabajar y tiene no solo las ganas, sino el talento para salir adelante y la educación que en el camino va recibiendo, es lo primero que destapa su potencial.
“Así como la educación destapa ese potencial, los servicios financieros son herramientas que también permiten aflorar ese potencial. Nosotros no podemos adjudicarnos los logros de nuestros clientes, pero sí podemos decir que ofrecemos herramientas para que ellos logren sus sueños.
“Creo que en países con las culturas que tenemos, de gente trabajadora, donde muchos de nuestros clientes se dedican a satisfacer necesidades básicas, hay un gran potencial de crecimiento, porque son productos y servicios que siempre se van a necesitar.
“Si eso se hace de forma institucional, más ordenada, más coordinada; con empresas, gobiernos, sociedad civil, se contribuye a que los países vayan desarrollándose cada vez mejor.”
–Al no avanzar en términos de inclusión financiera, ¿de qué nos estamos perdiendo como país?
–Es un reto. Al menos, nosotros identificamos algunos elementos fundamentales que debemos seguir trabajando para seguir avanzando. “Creo que sí ha habido avances. Yo recuerdo que hace 20 años hablábamos que teníamos, aproximadamente, 25 por ciento de población bancarizada en México; Perú, tal vez, estaría en 35, pero hoy tenemos una población, de alrededor de 50 por ciento, con cuentas bancarias.
“Los elementos que hemos visto que pueden tener mayor impacto para la inclusión financiera, es que sean servicios financieros formales. Un tema es llegar a más personas, pero el otro es que, cuando llegas a esas personas, llegues con servicios financieros formales, porque es muy distinto para un cliente el recibir crédito de un amigo, de un familiar, del prestamista de la colonia, a recibir crédito de una institución formal, donde hay un contrato, un compromiso de calidad en el servicio y de renovación de ese crédito.
“Que digan: ya pedí mi primer crédito, ya lo pagué, y gracias a eso creció el negocio y ahora voy a necesitar más. ¿Me lo puedes volver a prestar? Esa pregunta es muy distinta si se la haces a un familiar que te prestó la primera vez, a si se la haces a una institución financiera. La institución financiera para eso está.
“Se ha avanzado en la formalidad de los servicios financieros, pero hay mucho más por hacer.
“El otro tema de inclusión financiera muy importante es que sean servicios financieros cada vez más convenientes y, específicamente, apalancados por tecnología, digitalización. Creo que eso es también un ingrediente que entra a la ecuación, y puede ayudar a avanzar mejor.
“Conveniencia a través de tecnología y digitalización, y formalidad de los servicios financieros, son dos carreteras que están en ese camino hacia la inclusión financiera.”
–Al ser una institución que cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores, ¿cómo presentar un negocio atractivo a los inversionistas, cuando hablamos de microcréditos?
–El principal reto de este modelo de servicios financieros para el segmento de la población que atendemos, es un reto de montos chiquitos y plazos muy cortos.
“Si uno revisa la historia de Gentera, fundada en 1990 como IAP, y los primeros diez años en ese esquema, justamente el reto de esa primera década fue lograr la escala para poder hacer rentable la operación y los servicios de la organización. Y fue hasta que se logró esa escala y esa rentabilidad que, alrededor del año 2000, nos convertimos en Sofol (sociedad financiera de objeto limitado), y eso fue lo que provocó la explosión del modelo.
“Al inicio de la década nos hicimos Sofol, pero en los siguientes años nos convertimos en banco, nos hacemos empresa pública y eso, justamente, porque la escala te permitía atender esos montos pequeños y plazos cortitos, que son los que, si no tienes esa escala, es muy difícil atenderlos de forma sustentable.”
–Ahora, ¿qué planes tienen hacia el futuro?
–Justamente porque hemos logrado integrar estas cinco empresas alrededor de los servicios financieros, con sentido humano, es que hoy también podemos pensar en sinergias.
“Paso número uno, que nos entusiasma muchísimo lograr que tengamos una oferta mucho más integral. Que un cliente pueda recibir no solo crédito para capital de trabajo, que es donde somos más fuertes, sino que también podamos ofrecer créditos de consumo, que podamos seguir ofreciendo productos de seguros, que podamos ofrecer también productos de ahorro y que podamos resolverles sus necesidades transaccionales a través de tecnologías digitales.
“Lograr esa integralidad es en lo que estamos trabajando, y nos entusiasma porque esto permite que, para nuestros clientes, el futuro sea tener un proveedor de servicios financieros mucho más completo y no solamente orientado en un producto, como éramos hace 30 años.
“Y el segundo elemento que nos tiene trabajando también hacia adelante, es que estos servicios y productos sean mucho más convenientes, a través de la digitalización, de la tecnología, y que permanezcan con sentido humano.”