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Como una incógnita permanece si el nuevo proceder de la FED implica una tasa neutral que ha ido en aumento desde las disrupciones estructurales que vivimos durante la pandemia del COVID-19. En este caso, la restricción monetaria no sería tanta, y el tiempo que tarde la FED entre la última vez que incrementó la tasa y la primera vez que la recorte, tendría que medirse con una vara distinta.
*Por Yazmín Matus, subdirectora de mercados de deuda en VALMEX
A lo largo de la historia hemos observado diferentes regímenes y ciclos económicos que han obligado a la Reserva Federal (FED) a adaptar sus decisiones de tasas de interés a las distintas condiciones, pero siempre con un mismo objetivo: pleno empleo y control de precios.
A finales de la década de los 80’s y principios de los 90’s, la FED tuvo un ciclo en el que tardó casi un año en recortar la tasa desde el último aumento, y otro en el que tardó solo cinco meses. Bajo esta premisa, pensar en un promedio histórico de los meses que el banco central tarda en recortar tasas, la famosa inversión de la curva, pudo llevarnos a tener un sesgo sobre lo que se esperaba ver a finales de 2023.
El ciclo restrictivo actual cumplirá este mes un año en su tasa más alta. Lo sorprendente, más allá de esto, es la fortaleza de la economía, el pleno empleo y la situación de los consumidores que, de manera responsable y ayudados por una política fiscal bastante acomodaticia, además de una tasa históricamente alta, mantienen niveles de ahorro saludables, al igual que las empresas.
En este contexto, ¿por qué mantener “tanto” tiempo la tasa de interés en su nivel más alto en dos décadas?
Quizá la respuesta se encuentra en una inflación persistente, pero una economía que ha resistido estoicamente el embate de la política monetaria restrictiva.
Incognita
De hecho, en su último comunicado, la FED mencionó que existen “modestos avances adicionales hacia el objetivo de inflación del 2%”. Es decir, reconocen los signos recientes de moderación y, aunque sus proyecciones económicas para el crecimiento del PIB se mantienen en 2.1% para 2024 y en 4% para la tasa de desempleo, la proyección de la inflación que excluye los precios más volátiles y donde la política del banco central tiene mayor incidencia, la subyacente, se ajustó al alza, de 2.6% que estimaban en marzo, a 2.8% actualmente.
En tal sentido, ¿qué factores han contribuido a esta dinámica?
En primer lugar, en un entorno de pleno empleo, están las presiones en el mercado laboral: las revisiones salariales generan costos adicionales que se trasladan al consumidor. A su vez el consumidor con empleo tiene ahorros y puede pagar por productos más costosos, y así sucesivamente.
Aunado a esto, sectores como vivienda, atención médica y otros servicios profesionales, resultan estructuralmente difíciles de ajustar de forma rápida. Por otro lado, también están los choques de oferta que comenzaron con la pandemia del COVID-19 y que continúan debido a los conflictos geopolíticos. Por último, pero no menos relevante, está una política fiscal expansiva.
No es difícil concluir que la Reserva Federal, el presidente Jerome Powell y los miembros de la Junta están conscientes de las condiciones que prevalecen y dificultan la convergencia al objetivo de inflación.
Lo que permanece como una incógnita es si este “nuevo régimen” implica una tasa neutral que ha ido en aumento desde las disrupciones estructurales que vivimos durante la pandemia del COVID-19.
En este caso, la restricción monetaria no sería tanta y el tiempo que tarde la FED entre la última vez que incrementó la tasa y la primera vez que la baje, tendría que medirse con una vara distinta.
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*Yazmín se desempeña como subdirectora de Portfolio Manager de la casa de bolsa Valores Mexicanos (VALMEX), con una encomienda especial en la estrategia de mandatos institucionales. Cuenta con experiencia en el desarrollo de estrategias, así como en la optimización del proceso de inversión a través de ideas innovadoras.
La ejecutiva ha formado parte de los equipos de inversión en diferentes instituciones financieras nacionales y extranjeras. Colaboró en la estrategia de portafolios multiactivos como head portfolio manager para Principal Afore, donde, bajo su liderazgo, manejó una cartera por alrededor de 16,000 millones de pesos (mdp).
Su aportación como estratega en instrumentos de renta fija destacó principalmente en mandatos institucionales y fondos mutuos en Scotiabank México, donde estuvo a cargo de cerca de un portafolio de activos por 8,000 mdp durante 6 años.
Sus inicios profesionales fueron en el Sector Asegurador donde, de igual forma, colaboró en los equipos de Inversiones, Riesgos y Relación con Inversionistas. Yazmín ha participado activamente en fundaciones de apoyo a mujeres como MEF (Mujeres en Finanzas,) y La Cana (Fundación que ayuda a Mujeres Privadas de la Libertad).
Es Chartered Financial Analyst desde 2019 y estudió Actuaria en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).