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Con perdón y sin permiso del maestro Augusto Monterroso.
El cuento más corto de la historia del partido más largo está sucediendo: la extinción del PRI.
De aquel partido hegemónico, de aquella dictadura perfecta, de esa ‘gran’ familia revolucionaria… no queda nada. O casi nada, porque ahí está Morena, su creación indirecta, colateral y receptáculo predilecto de decenas de ex tricolores conversos a guindas.
El meteorito que está a punto de extinguir al dinosaurio tiene nombre y apellido: Alejandro Moreno Cárdenas. Pero ‘Alito’ tiene otros datos.
Según el campechano presidente priista, el meteorito que inició la destrucción del PRI se llama neoliberalismo. Sí, aunque suene muy obradorista, el PRI de hoy quiere romper con el PRI tecnócrata. Quiere despojarse casi mágicamente de todo aquello que construyó la terrible imagen que hoy los tiene como el partido político más rechazado por la ciudadanía.
Quiere borrar a Carlos Salinas de Gortari y sus Harvard Boys que prometieron el primer mundo y terminaron con una guerra encima, un candidato presidencial asesinado y una crisis económica de pesadilla.
Quieren acabar con el legado ‘estabilizador’ de Ernesto Zedillo Ponce de León que, después del error de diciembre, medio salvó las cosas pero que, por primera vez, perdió la presidencia de México.
Quieren mandar al basurero de la historia, sobre todos los demás priistas, a Enrique Peña Nieto: el autor intelectual del penúltimo clavo en el ataúd de su cuna, el promotor y encubridor número uno de la corrupción pornográfica más cínica de la historia reciente.
Quizá no se dé cuenta, perooooo… al mandar al carajo a toda esa legión de priistas, Alejandro Moreno se está mandando solito a freír espárragos. Ahora resulta que todo el pasado priista que lo antecede apesta. Y sus compinches lo respaldan. ¡N’ombre, unos genios!
En terapia intensiva, a punto de un coma por falta de votos, el doctor ‘Alito’ diagnostica: nos aliamos con las mafias económicas, nos distanciamos de la gente, nos echamos encima a los maestros, no quisimos aumentar el salario mínimo, nos repartimos el botín a costa del pueblo y un largo etcétera que lo que tiene de extenso lo tiene de ridículo.
Cuando uno se divorcia de su pareja, truena o se separa y hablas mal de tu ex, en realidad estás hablando mal de ti. Eso están haciendo ‘Alito’ Moreno y su camarilla. Tirándole a su propio pasado -que antes alababan sin razón crítica de por medio- al estilo AMLO con todos los sexenios neoliberales anteriores.
Siete de cada diez ciudadanos nunca votarían por el PRI. Ese fue el estatus del partido previo a las elecciones del pasado 2 de junio. Y los estrepitosos resultados lo confirmaron con creces. Es válido reconocer los errores cometidos después de tan humillante derrota. Es más, es urgente. Pero renacer a partir de una asamblea nacional amañada, limitando la participación de las corrientes críticas, insultando a sus exes y queriendo autonombrarse como la nueva Alteza Serenísima de Buenavista, Buenavista, Buenavista… es un inicio que no augura final feliz.
Increíble, pero cierto: la dirigencia nacional (de lo que queda) del PRI quiere hacer un copy-paste región 4 de tooodo lo que López Obrador hizo para ganarles la partida y arrebatarles a manos llenas el sistema político que construyeron durante un Siglo. Plutarco Elías Calles debe estar retorciéndose en su tumba. Esos mismos revolcones le deberían contar un cuento histórico a ‘Alito’: cuando Elías Calles festejaba su reelección… fue eliminado por su propia “revolución mexicana”.
“En México no hay más dictadura que la del PRI y no
hay más peligro de anarquía que el que provoca la
antinatural prolongación de su monopolio político”.
– Octavio Paz.
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