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La eliminación de la Copa América 2024 en un grupo de media exigencia, vuelve a poner en el centro de la escena el proyecto del fútbol mexicano. Los cuestionamientos a la exigencia de los amistosos y formación de los futbolistas vuelve a estar en la mesa de debate…
“Muchos partidos que juega México son moleros. Ojalá muchos de estos partidos que consiga la compañía en vez de jugar contra Paraguay o Bolívia en Estados Unidos, se jugaran contra Paraguay o Bolivia en esos países. Futbolísticamente, creo que nos serviría mucho más”, fueron las palabras de Tuca Ferretti, entrenador que lo ganó todo con Tigres y ahora es comentarista de la Copa América en ESPN. Increíblemente, tras la eliminación del torneo continental, estas palabras toman una relevancia tremenda porque pone el foco en un tema candente para el fútbol mexicano: seguir recaudando en amistosos de baja exigencia o empezar a construir un proyecto ganador.
A partir del 2002, la Federación Mexicana de Futbol (FMF) se convirtió en socio de Soccer United Marketing (SUM), una empresa fundada por MLS y con el objetivo de profundizar el impacto del fútbol en Estados Unidos. La Selección de México apareció como la carta ganadora (en ese momento) para empezar a movilizar el fútbol en la gente del país vecino.
Lógicamente, estos partidos dejan millones y millones para ambos lados: merchandising, venta de tickets en estadios de NFL que son colmados y consumo en todo aspecto. Sin embargo, 22 años después de ese acuerdo inicial, la Selección de México se derrumba cada vez más.
Hoy en día, el seleccionado que más factura en Estados Unidos es la Selección de México. La estadística es apabullante: desde 2003, México ha disputado 110 partidos amistosos en Estados Unidos, promediando casi 50,000 aficionados por partido. Este contrato entre ambas partes se renovó en 2022 e impone que México tenga que jugar al menos cinco amistosos al año en Estados Unidos hasta el 2028.
Durante este tiempo, México se ha enfrentado a equipos como Argentina, Brasil o Uruguay, pero la constancia viene por otro lado: el rival más común fue Paraguay (diez veces) y le sigue Ecuador (ocho veces). Si se lo vincula a Europa, el país que más veces enfrentó fue Islandia (72 en el ranking FIFA). Si se profundiza el dato: México enfrentó a campeones del mundo o equipos top ten del ranking actual de FIFA en 13 de los 110 partidos. La falta de exigencia en esos partidos termina siendo alarmante y se termina pagando en los torneos de alto calibre.
El otro punto nace en los futbolistas y su formación. La comodidad de jugar en México, con contratos desorbitados y sin la necesidad imperiosa de tener que ir a Europa termina siendo un golpe en silencio para el fútbol mexicano. Si se analiza, no hay ningún futbolista mexicano entre los mejores 50 del mundo o que se encuentre en una potencia de Europa.
“Me duele que hayamos perdido el ritmo competitivo. No entiendo por qué los clubes mexicanos no juegan Libertadores y Sudamericana. Tampoco en México se fabrican jugadores. México no manda jugadores a Europa, perdimos todo por decisiones de los de siempre. Hay que sentarse y saber qué queremos de aquí al Mundial. No hay armas humanas como para ganar una Copa América. Nosotros dejamos la alta competición”, lanzó Hugo Sánchez en un análisis en ESPN México.
Lo cierto es que el fútbol mexicano parece haber tocado fondo y la salida no estará en el corto plazo. Jamaica, Venezuela y Ecuador lo bajaron a la realidad en la Copa América y la situación es crítica. Puede que sea el momento de optar por un proyecto deportivo y empezar a dejar de pensar en los millones…