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La calificadora internacional espera que los 6 bancos estatales, Nafin, Bancomext, el Banco del Bienestar, Banjercito, Banobras y la SHF incrementen “gradualmente” su papel en la ejecución de políticas económicas y financieras tras la asunción de Claudia Sheinbaum a la presidencia. El martes, durante el 90 aniversario de Nafin, el secretario de Hacienda habló sobre cambios para transformar la entidad hacia una etapa “con mayores desafíos, incluido el Nearshoring”.
Fitch Ratings dijo el martes que estima que los 6 bancos estatales de México “aumenten gradualmente su papel en la ejecución de las políticas económicas y financieras”, donde el país registra una baja inclusión financiera, lo que ve como “una oportunidad clave”. Fitch califica a estas entidades con el nivel más alto, de “AAA (mex)” en la escala nacional, lo que respalda “las calificaciones y el crédito”.
“La baja inclusión financiera brinda a los bancos políticos de México una oportunidad clave para establecer aún más roles económicos y sociales” sostuvo, al referirse a Nafin, Bancomext, Banobras, la SHF, el Banco del Bienestar y el Banjercito. En el 90 aniversario de Nafin, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O declaró también el martes que en el futuro “podremos hacer cambios para transformar Nafin en el banco de desarrollo de una etapa con mayores desafíos, incluido el Nearshoring”.
México tiene una inclusión financiera relativamente baja, donde el crédito privado frente al PIB colocó en 34% el año pasado en comparación con la media de la región latinoamericana, del 50%. Los segmentos más desatendidos son principalmente las micro, pequeñas y medianas empresas; las personas de bajos ingresos, y algunas regiones e industrias menos desarrolladas
Fitch menciona que durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador a punto de concluir, la mayoría de los bancos de desarrollo, con excepción de Banobras, redujeron su papel disminuyendo sustancialmente sus préstamos y el otorgamiento de garantías, en comparación con los bancos del Sector Privado.
Sin aprovechar
Durante esta Administración, el financiamiento total de la banca de desarrollo, que comprende las emisiones de deuda más los depósitos, aumentó 6.8% contra la tasa del 11.6% que alcanzó durante la administración anterior. “Estas tasas de crecimiento son bajas en relación con la amplia demanda de préstamos que prevalece en el país”, acusó Fitch.
“Durante la administración de Peña Nieto, la tasa de crecimiento anual compuesta de la cartera de préstamos total de los bancos de política fue de alrededor del 13.7%, materialmente superior a la tasa equivalente del 2% en la administración de López Obrador”, advirtió.
En consecuencia, las garantías proporcionadas a los clientes durante el gobierno de López Obrador fueron menores que las del gobierno de Peña Nieto, “en parte afectadas por menores subsidios gubernamentales”. En la administración de López Obrador el saldo de garantías aumentó 2.1% contra el crecimiento del 13.6% de la de Peña Nieto, de acuerdo con las cifras de la agencia de riesgos crediticios.
Los costos periódicos que el Gobierno Federal cobra a la banca de desarrollo, llamados “aprovechamientos”, fueron mucho más altos durante en esta administración. Sin embargo, el crecimiento moderado de los activos ponderados por riesgo (RWA, por sus siglas en inglés) y las transferencias periódicas de dinero del Gobierno Federal sostuvieron las métricas de adecuación de capital muy por encima de los límites mínimos regulatorios.
“Los aprovechamientos seguirán siendo altos mientras las métricas de capitalización se mantengan por encima de los requisitos mínimos regulatorios”, indicó Fitch. Hasta marzo, el índice de capital total de los bancos de desarrollo fue de 26.3% en comparación con el nivel del 17.5% que mostró al finalizar la administración de Enrique Peña Nieto en 2018.
Financieramente viables
La calificadora internacional destacó que con la llegada de Claudia Sheinbaum, la administración entrante “debe definir políticas estratégicas específicas e iniciativas para los bancos de política (de desarrollo) durante el próximo período presidencial”. En el margen, sin embargo, Fitch espera que los roles de la banca de desarrollo se mantengan sin cambios.
Ramírez de la O sostuvo que Nafin cumple con la regulación financiera nacional e internacional y que se apega a sanas prácticas y usos bancarios, como cualquier banco comercial, además de tener una disciplina financiera que asegura su solvencia, con un adecuado nivel de capitalización. El funcionario destacó que la entidad cuenta con un “Gobierno Corporativo sólido” e indicadores alineados a los requerimientos y estándares prudenciales de los diferentes Organismos Reguladores.
Nafin, además, es el primer banco de desarrollo mexicano acreditado para acceder directamente a recursos sin costo del Fondo Verde del Clima, un mecanismo financiero de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y también es el primero en incorporar un Sistema de Administración de Riesgos Ambientales y Sociales (SARAS), para operaciones de primero y segundo piso.
“El banco es financieramente sostenible. Su modelo de negocio genera los ingresos suficientes para su operación bancaria, apalancar los programas de mayor riesgo, promover la inclusión financiera a través de la capacitación y asistencia técnica, así como para entregar aprovechamientos a la hacienda pública”, dijo el funcionario de mayor rango dentro de la SHCP.
Su carácter de banco de segundo piso, sin embargo, hace que su penetración sea limitada y sujeta al interés de la banca comercial. Hoy, además, tiene restricciones propias de la Administración Pública, lo que le impide atender con agilidad las necesidades de un banco y la aplicación de un marco normativo similar al de la banca comercial, puesto que sus objetivos de cobertura son diferentes.
“En el futuro ya no tan mediato, podremos hacer cambios para transformar Nafin en el banco de desarrollo de una etapa con mayores desafíos, incluido el Nearshoring”, sostuvo Ramírez de la O.
Bajo la metodología de Fitch, Nafin, Banobras y Bancomext califican en el mismo nivel que el Soberano México en escala global, de “BBB-“, con Perspectiva Estable.
“Estos bancos brindan financiamiento y apoyo a sectores económicos clave y se espera que desempeñen un papel relevante en las oportunidades del nearshoring.
“Los (seis) bancos también apoyan las prioridades políticas del Gobierno Federal, como la finalización de importantes proyectos de infraestructura o la distribución de transferencias sociales”, refirió la calificadora.
Palabras Clave: Fitch, Banca de Desarrollo, Nafin