¿Eres codependiente de tu tarjeta de crédito? La portabilidad de deudas puede ser la solución

Ventajas y desventajas de los meses sin intereses. Revista Fortuna

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¿Será que tenemos una relación de codependencia con esa tarjeta de crédito? ¿Por qué no queremos a nuestro dinero y nos convertimos en los mejores clientes de bancos que nos cobran servicios caros, dinero caro?

La portabilidad de saldos en tarjetas de crédito genera una guerra por los mejores clientes de la banca, aquellos que no pagan el total de sus saldos. HSBC y BANAMEX BANCO NACIONAL DE MÉXICO ya están en la pelea.

Comencemos con una historia que le sucedió a la prima de una amiga, de una conocida con su tarjeta de crédito…

Ella se había acostumbrado a pagar puntualmente los montos mínimos de su tarjeta de crédito. Fue la primera que le autorizó un banco y ya tenía una relación de complicidad con esa cuenta. Recuerda que alguna vez logró pagar por completo el saldo, pero al mes siguiente volvió a ponerla al tope, al límite de crédito.

Así, regresó al pago mínimo y a las deudas eternas. Salió de su fugaz ingreso al selecto club de los llamados “Totaleros”.  Lo peor comenzó cuando en esa misma tarjeta comenzó a domiciliar servicios. Fue una idea desastrosa porque cuando llegó el pago mínimo, el monto había aumentado y, entonces, comenzaron los cobros por retraso. Fue, entonces, cuando las comisiones más los intereses hicieron imposible llevar al día el pago mínimo. El colmo y la mayor tragedia fue cuando llegó el pago de la anualidad. Un desastre total porque entonces el pago prácticamente se duplicó.

Si bien sabía que la tasa era alta   – porque ¿qué tasa de una tarjeta de crédito no lo es? – jamás se había detenido a revisar el rédito que estaba pagando, que había venido pagando desde hace años.

Fue entonces cuando se preguntó ¿por qué había permitido esa situación?

-Claro, está clarísimo. El problema fue cuando los pagos mínimos comenzaron a descontarse de sus depósitos quincenales. Al principio eran pequeños, no pasa nada – se repetía-

-Al final de la quincena, lo liquidaría, se dijo muchas veces. Pero no sucedió. Fue entonces cuando desarrolló una codependencia con esa vieja tarjeta de crédito.

Por vergüenza no quiso confesar qué tasa había venido pagando, pero era alta, muy alta. Aquellos boletos de avión habían salido muy caros, pensó y lo lamentó. Tampoco quiso comentar qué tan caros. Bajó la mirada y nos contó que ese lunes tomó la decisión después de recibir una extraña llamada de otro banco, no del suyo, del banco que le había venido cobrando una tasa muy alta a pesar de que hace un par de años le juraron que al renegociar la deuda tendría mejores condiciones.

Pero el tiempo aniquila cualquier promesa y ahora se preguntaba cómo era posible que el ejecutivo de otro banco – ahora que las tasas son más altas, mucho más altas que hace siete años – le prometiera una tasa menor a la que pagaba con su reestructura de hace tres años.

Aún más, le dijo que ya no pagaría anualidades y que aumentaría su límite de crédito porque era una gran cliente, que siempre pagaba a tiempo, el mínimo sí, pero a tiempo, y que su banco quería muchos clientes como ella y que por ello le ofrecían una mejor tasa, que estaban dispuestos a apostar por ella. Hasta un poco importante se sintió.

– ¿En serio puedo llevarme mi deuda con ustedes? – preguntó incrédula mientras pensaba: “Ahora sí la voy a liquidar”. Pero, de pronto, se preguntó: ¿Entonces para qué cambio de banco? Fácil, sabía que difícilmente se convertiría en un cliente del club de los “totaleros”, de los que sólo usan la tarjeta de crédito como un medio de pago. Entonces, sí le convenía una tasa más baja, mucho más baja.

Fue entonces que se atrevió y dejó esa relación, esa codependencia. La tasa bien valía el esfuerzo: pasar de una tasa del 68% al 46.2% anual, quizás hasta del 25%. Reducir el pago de comisión, también valía la pena porque, al final, cuando acudió a la sucursal sí encontró que el ejecutivo que llamó de otro banco sí dijo algunas mentirillas para despertar el interés.

Cambió de banco, pagó la deuda y ahora sabe que lo mejor es pagar el saldo total para salir de ese club de “grandes clientes” de la banca. Sucedió. Fue real.

¿Puedes transferir tu deuda entre una tarjeta y otra menos cara? ¡Sí! ¿Qué necesitas saber?

En México, algunos bancos ofrecen la posibilidad de transferir el saldo deudor de tus tarjetas de crédito de otros bancos o tiendas departamentales las tarjetas de crédito que ofrecen para consolidar tu deuda en una sola cuenta y pagarla en mensualidades fijas.

La portabilidad de créditos está prevista en la Ley de Instituciones de Crédito y no sólo contempla los saldos de tarjetas de crédito sino la portabilidad de los pagos de nómina y los créditos hipotecarios.

En Citibanamex, por ejemplo, no cobran comisión por disposición. Es posible elegir el plazo para pagar que más convenga al cliente desde 12 hasta 24 meses. Los pagos son mensuales y fijos con tasa de interés anual preferencial fija. Puedes hacer pagos anticipados o liquidar el saldo sin ninguna penalización cuando tú lo prefieras.

En HSBC tiene un programa de transferencia de saldo para transferir la deuda de tus otras tarjetas bancarias o departamentales y pagarla en un plazo de hasta 48 meses con una tasa de intereses fija anual desde 22.90%. Lo importante es saber si la tarjeta quedará “congelada”, es decir si no podrás usarla. Si estás dispuesto, tienes un gran principio.

Es importante mencionar que debes preguntar a tu ejecutivo si aplicarán alguna nota a tu buró de crédito. Generalmente la portabilidad de saldos en tarjetas de crédito por sí mismo no genera notas negativas. Lo que sí genera una calificación negativa es incumplir en el pago de tus compromisos.

De acuerdo con la firma Resuelve tu deuda, transferir tu deuda a una tarjeta de crédito con una tasa más baja te puede traer muchos beneficios, sobre todo si está dispuesto a pagar la deuda aprovechando el pago de la carga financiera.

Antes, sin embargo, deberás cancelar la tarjeta anterior porque corres el riesgo de volver a utilizarla mientras pagas la nueva, lo que te expone a un nuevo sobre endeudamiento.

Las transferencias de saldos son una gran oportunidad para reducir el costo financiero, pero no significa que te librarás del compromiso.

Algunos bancos no están dispuestos a perder a sus clientes. Así que antes de cambiarte de banco podrías acudir a tu sucursal más cercana y preguntar si pueden ofrecer una mejor tasa. Seguro habrá una opción.

Recuerda que cualquier incumplimiento en una tarjeta de crédito puede impactar tu historial crediticio y si algún día buscas un financiamiento para una casa o un emprendimiento seguramente será más difícil.

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¿Comisiones en la portabilidad?

Pregunta a tu ejecutivo cuál es la tarifa por transferencia de saldo porque algunas instituciones cobran entre 3 y 5% respecto del monto transferido entre un banco y otro.

Asegúrate cuál será el impacto de la transferencia de deuda en tu historial crediticio si decides cerrar tu tarjeta original.

Ejemplos del ChatGPT:

Imagina que tienes una tarjeta de crédito con una deuda de 5,000 pesos a una tasa de interés del 18% anual. Encuentras una tarjeta de crédito que ofrece una tasa introductoria del 0% por 12 meses para transferencias de saldo, con una tarifa de transferencia del 3%. Decides transferir la deuda a la nueva tarjeta. Pagarías una tarifa de $50 (3% de $5,000), pero no pagarías intereses sobre la deuda transferida durante los próximos 12 meses. Esto te da la oportunidad de pagar más de tu saldo principal sin acumular intereses adicionales, ayudándote a reducir tu deuda más rápidamente.

Normas y leyes que regulan el derecho de los usuarios de los servicios bancarios

  1. Ley para la Transparencia y Ordenamiento de los Servicios Financieros (LTOSF): Esta ley establece disposiciones generales sobre la transparencia y el ordenamiento de los servicios financieros, incluyendo los relacionados con las tarjetas de crédito y la transferencia de saldos. La ley obliga a las instituciones financieras a proporcionar información clara y completa sobre las condiciones de los productos financieros, incluidas las transferencias de saldos.
  2. Ley de Instituciones de Crédito (LIC): Regula a las instituciones de crédito, incluyendo bancos y emisores de tarjetas de crédito. Establece los lineamientos generales para la operación de estos servicios financieros y protege los derechos de los usuarios.
  3. Ley de Protección y Defensa al Usuario de Servicios Financieros (LPDUSF): Esta ley, junto con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), protege los derechos de los usuarios de servicios financieros. La CONDUSEF supervisa que las prácticas de las instituciones financieras sean justas y transparentes, incluyendo las ofertas de transferencias de saldos.
  4. Normas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV): La CNBV regula a las instituciones financieras y establece normas específicas sobre las prácticas de crédito, incluyendo las transferencias de saldos en tarjetas de crédito.
  5. Reglamentos internos de las instituciones financieras: Además de las leyes y regulaciones nacionales, cada banco o emisor de tarjetas de crédito puede tener políticas y términos específicos sobre la transferencia de saldos, que deben estar alineados con las regulaciones mencionadas.

En resumen, la transferencia de saldos en tarjetas de crédito en México está contemplada y regulada por un conjunto de leyes y disposiciones que buscan asegurar la transparencia, la equidad y la protección de los usuarios de servicios financieros.

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