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Cada quién acomoda la interpretación de las leyes a su visión personal. Cada quién acomoda la Constitución a su narrativa política. Así ha sido siempre en este país. “Que se haga la voluntad de Dios… en los bueyes de mi compadre”, dice el refrán popular. Y sí, unos se hacen bueyes para que otros güeyes paguen el costo. Lo vimos claramente en el arranque de los Foros sobre la Reforma al Poder Judicial.
El partido mayoritario de hoy en el Congreso acomodó la narrativa política para la ultra mayoría (casi absoluta) que tendrá en el Congreso de mañana ese mismo partido. Le están tendiendo la cama a la siguiente Legislatura, me dijo un cercano a la organización de estos foros. Pero no se pensaba que la inauguración de tan mentado parlamento abierto llegaría a tanto. No solo acomodaron la narrativam sino que alteraron hasta el orden de los oradores y omitieron la participación de una funcionaria judicial en especial.
Según fuentes consultadas, los 11 ministros de la Suprema Corte -en especial la ministra presidenta Norma Piña- no tenían ni pálida idea de que su excompañero de toga y birrete, Arturo Zaldívar, participaría en la sesión de ayer. Y ahí estuvo el ministro fan de la austeridad republicana con pensión millonaria en el retiro. Pero no solo le concedieron el uso de la voz sino que -fuera de programa- le dieron el ‘honor’ de ser el último de los parlantes invitados.
Así lo denunció públicamente la magistrada de circuito, María Emilia Molina en su cuenta de X-Twitter: “La voz de las mujeres incomoda y es sistemáticamente silenciada. Fui invitada para participar como presidenta de la Asociación Mexicana de Juzgadoras en el foro para la reforma judicial en la Cámara de Diputados. Mi participación era la última del orden del día. No solo se alteró el orden, si no que no se me permitió participar. Sin embargo nunca nos han callado, ni lo harán”.
Zaldívar, que ignoro (guiño, guiño) si sabía de este desaseo protocolario, aprovechó y cerró ese primer Foro de Diálogo para lanzarse con todo contra Norma Piña, a quien han convertido en la piñata favorita de la 4T. El expresidente de la Corte y ministro favorito de AMLO, ese que dijo “es el único” que puede lograr una Reforma del Poder Judicial, sostuvo que -con Piña- la SCJN “ se convirtió en defensora de las élites, de la oligarquía, de los poderosos, de la comentocracia, de la derecha” y que el Poder Judicial intervino en el proceso electoral de manera “descarada”.
¿Pero a cuál Arturo Zaldívar creerle? ¿Al que en agosto de 2018 dijo en la pantalla de Tv UNAM que estaba en contra de la elección popular de funcionarios judiciales? ¿O al que hoy defiende férreamente toda la iniciativa de López Obrador para que se vote en las urnas a jueces, magistrados y ministros? Les digo, depende del sapo la pedrada. Cada quien acomoda su discurso a los tiempos y vientos que soplan o a los huracanes que les llenan los bolsillos de poder o al interés superior de salir impunes en el intento.
Otra ministra en retiro que hoy es cuatroteísta-claudista, Olga Sánchez Cordero, me dijo esta semana en W Radio que la Reforma al Poder Judicial no se votará de ipsofacto: “Nos llevará tiempo. Quizá todo el sexenio o más allá. Pero no será de la noche a la mañana. Su renovación, la de jueces, magistrados y ministros no se dará de un plumazo”.
La inquietud que esta particular reforma de la 4T ha generado en los mercados y entre los y las inversionistas del mundo, provocó que el transexenal secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, viajara estos días a Londres para prometer ante los dueños del capital global que la Dra. Claudia Shienbaum le quiere bajar el impacto a estos cambios, que serán movimientos sensatos, prudentes y que reducirán el déficit a 3% del PIB para 2025. Ahora nos explicamos por qué no estuvo en la silla de su ratificación como titular de la Hacienda pública al lado de la casi presidenta electa. ¿Forma es fondo?
A juzgar por lo que vemos a ras de superficie, hay un sector del próximo gobierno que está tratando de matizar la reformiza de AMLO y otro sector del movimiento guinda qie quiere aprobar todo el paketaxo constitucionalista a rajatabla. Veremos si ganan los moderados o los radicales o, muy probablemente, un mix de ambos.
Moldear a conveniencia el significado de la justicia o la interpretación de las leyes o los dichos públicos está de moda… desde los tiempos del Rey Salomón. No es que sea una condición humana, más bien es inhumana o extrahumana. Un mal de la clase política, sobre todo. De los grupos que se reparten y disputan los poderes dentro de una sociedad. De quienes cuando luchan por el poder acusan violaciones graves a las leyes vigentes pero cuando llegan a él justifican sus propias y flagrantes violaciones graves a las leyes vigentes.
Basta con ver a los Noroña que se burlaban de los que ayer chillaban por quedarse sin su hueso y que hoy acusan lo mismo en su contra. O a las Batres que ayer rechazaban que el presidente nombrara sin pudor y sin contrapesos a los ministros de la Corte y que hoy se beneficiaron del dedazo del señor. O a los Adrés Manuel que ayer urgían regresar al Ejército a sus cuarteles y que hoy dan más poder y hasta la Guardia Nacional a la Sedena.
Así los acomodos de narrativa. Así los tiempos venideros que, pese a la esperanza del cambio con continuidad (whateveritmeans) y a la emoción de la primera mujer que llega a Poder Ejecutivo, conserva profundos lastres de la vieja política, de la grilla por los cargos y de las maromas extremas con tal de la sed de victorias ideológicas aunque pequen de incongruencia.
Vermos cómo acomoda su narrativa la futura presidenta.
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