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Tras la apertura de importaciones en alimentos, Argentina vive un fenómeno impensado hace unos años. El objetivo de Javier Milei es que a través de la competencia, haya una baja contundente en los precios de los productos locales. El efecto Bauducco en la sociedad argentina…
El granero del mundo. Con ese mote se conocía a Argentina en el exterior y los motivos de ese rótulo eran las estadísticas que ostentaba el país con respecto a las exportaciones de trigo. Sin ir más lejos, a día de hoy, Argentina tiene 40 millones de hectáreas de tierra negra, algo fundamental para la parte agroexportadora. Sin embargo, la situación económica que atraviesa Argentina desde hace años lleva a que el país tenga que comprar alimentos afuera por lo costoso que son los productos que terminan en la góndola.
“Argentina es un país que produce alimentos para 400 millones de seres humanos y con una presión fiscal en el sector agropecuario del 70 por ciento, es decir que el maldito estado se queda con el alimento de 280 millones de seres humanos y ya son cinco millones de argentinos a los que le falta de comer”, detalló hace unos meses Javier Milei, cuando todavía no era presidente de los argentinos.
Increíblemente, algo tan simple como un paquete de pan blanco puede dejar en evidencia al resto y ser tomado como un caso testigo. En el último mes de marzo, el Ministro de Economía, Luis Caputo, se reunión con empresarios supermercadistas y cadenas de alimentos para reprocharles el elevado precio de los productos, entre ellos, el pan lactal. Para tomar un ejemplo: el pan artesano de Bimbo tiene un precio de 5 mil pesos argentinos, es decir, 5 dólares.
En ese contexto, el puntazo inicial lo dio Bauducco. La empresa brasileña empezó a comercializar su pan blanco en las principales cadenas de supermercados de Argentina y dejó expuesto al resto de la competencia. El valor del pan brasileño Bauducco de 400 gramos es de 3,300 pesos argentinos (3 dólares), mientras que el pan blanco Bimbo cuesta 4.650 pesos argentinos (4,6 dólares).
En dicha competencia también aparecerá Fargo, empresa que lleva décadas en Argentina, pero que compite directamente en la línea de precios con Bauducco. Al momento, no parece que el dominio de Bimbo pueda llegar a estar en peligro, pero la competencia ahora es latente y la batalla de precios que propone Milei tiene un objetivo claro: competir bajando los precios y apuntando que lo importado sea más accesible para la gente.
En abril, Bimbo despidió a 20 empleados y se quedó con 1.000 en la Argentina, descartó importar y prometió congelar los precios en mayo y junio. Por su parte, otra empresa de panificados como Noly, se puso en contra de este panorama. “La calidad del producto brasileño no es buena. Para mí, lo que se intentó es sacar el monopolio, molestar al líder del mercado. Pero me molesta porque podrían haber fomentado la producción nacional, con menos impuestos. Es de locos que venga pan brasileño, es como tirarnos un tiro en el pie, traerá competencia por la materia prima, el trigo”, aseguró el gerente comercial de Noly, Pablo Valentino.
El plan de Milei recién comienza porque la hoja de ruta indica que a medida que transcurran los meses, la gama de productos importados se irán expandiendo. En el Gobierno aseguran que los efectos sobre la inflación no serán inmediatos. Este es un plan a largo plazo, y su impacto completo se evaluará hacia finales de año. Por lo pronto, Argentina pasó de ser el granero del mundo a comprarle pan a Brasil, que justamente compra entre el 33 y 40 por ciento del cereal argentino…