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La calificadora internacional advirtió que la próxima presidenta del país deberá afrontar necesidades energéticas, con Pemex al centro por su peso en las finanzas públicas, así como demandas sociales en varios rubros en medio de debilidades fiscales. La trayectoria del crédito soberano advierte, dependerá de los planes de consolidación fiscal del próximo gobierno.
Moody´s Ratings advirtió el martes que el Gobierno entrante encontrará un panorama fiscal difícil, con déficits fiscales superiores al 5% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2024, mientras que la trayectoria del crédito soberano de México, hoy a dos peldaños arriba del grado de inversión, en “Baa2” con Perspectiva Estable, “dependerá de los planes de consolidación fiscal del próximo gobierno”.
Pese a que el Gobierno actual estima que el déficit fiscal se reducirá a 2.5% en 2025, la proyección de Moody`s es que, probablemente, superará el 4% del PIB ese año, lo que podría traducirse en un aumento en la carga de la deuda que, junto con una mayor carga de intereses, disminuiría la fortaleza fiscal del país y su capacidad para evitar un mayor deterioro.
“Independientemente del resultado de las elecciones, prevemos que el próximo gobierno enfrentará una situación difícil debido al deterioro fiscal, las necesidades de recibir apoyo de Pemex y las promesas de campaña de aumentar el gasto social y la inversión pública”.
La próxima presidenta, además, deberá prepararse para una revisión del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026, con una política comercial con EE.UU. crucial para el crecimiento de México, y donde el T-MEC exhibe una cláusula de revisión que obliga a los tres países a discutir y decidir si continúan con el tratado, lo que implica el riesgo de que haya cambios en las cláusulas.
En el mismo tema de comercio exterior, la creciente inversión de China en México, como medio para exportar a EE.UU. en virtud del T-MEC, “probablemente se convertirá en un punto importante de (la) discusión” apuntaron un grupo de seis expertos liderados por Ariane Ortiz-Bollin, vicepresident senior credit officer de la agencia de riesgos crediticios.
El nuevo Gobierno enfrentará un entorno fiscal difícil, marcado por una menor asequibilidad de la Deuda Soberana, alertaron, además de un déficit fiscal no visto en cuatro décadas, por lo que la tarea pendiente será revertir el déficit fiscal desde estos niveles históricos, y frente al promedio registrado entre 2019 y 2023, del 2.8% del PIB.
El aumento de la rigidez del gasto durante el gobierno de AMLO empeora la situación, resaltaron los especialistas, que citaron las justificantes de gasto en los apoyos recurrentes a Pemex, el incremento de las transferencias sociales, en particular, las pensiones no contributivas por vejez, y mayores pagos de intereses.
El agotamiento de las reservas fiscales, como los fondos de estabilización de ingresos y los fideicomisos, además, “limitará la capacidad del gobierno para contrarrestar futuras crisis fiscales”.
El próximo 2 de junio, México celebrará la mayor elección federal de su historia, con las candidatas punteras a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, del oficialista Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados, y Xóchitl Gálvez, que representa a la oposición por medio de una coalición formada por los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD).
La estrategia fiscal de Gálvez consiste en liberar recursos federales a través de la resolución de los problemas financieros y operativos de Petróleos Mexicanos (Pemex) así como en fomentar un crecimiento económico más rápido al promover mejores condiciones para que la inversión privada le genere ingresos adicionales al gobierno.
Las propuestas de política económica de Sheinbaum incluyen incrementar el salario mínimo e incorporar los aumentos obligatorios en la Constitución, además de continuar con los programas de transferencia de efectivo. También ha propuesto construir parques industriales y más universidades.
Ninguna de las dos candidatas, sin embargo, ha propuesto cambios en las tasas impositivas para incrementar los ingresos públicos, indica Moody´s.
“Los cambios en los programas sociales en los últimos años han reducido su enfoque en grupos socioeconómicos específicos…lo que podría limitar su efecto redistributivo y su efectividad en la reducción de la desigualdad del ingreso.
“Modificar estos programas en el futuro sería difícil y ampliar su cobertura podría aumentar aún más la rigidez del gasto en ausencia de un mejor enfoque”.
El factor Pemex
La necesidad constante de Pemex de recibir apoyo financiero es fundamental para la perspectiva fiscal del Soberano, aseveraron los expertos, aunque el punto es que esta necesidad de apoyo ha estado ejerciendo más presión sobre las cuentas fiscales de México.
Los expertos alertaron que el problema persistirá ante la falta de cambios significativos en el modelo de negocio de Pemex, y que, cualquiera que sea el gobierno que resulte electo, deberá lidiar con la carga de la deuda de la petrolera, por lo que el enfoque hacia la gestión de sus pasivos influirá directamente en los indicadores de deuda del Soberano.
El estrés financiero que la petrolera Pemex ejercerá sobre el próximo gobierno, sin embargo, sugiere que este modificará su política de deuda pública. La forma en que lo haga determinará en qué medida Pemex reducirá sus necesidades de liquidez, mejorará su posición financiera y disminuirá su dependencia del apoyo del gobierno.
“Si bien esperamos que la próxima administración continúe apoyando a Pemex con inyecciones de capital o transferencias presupuestarias, la estrategia de negocio actual de la compañía ha aumentado sus riesgos crediticios”, alerta. Durante el sexenio, la petrolera amplío su negocio de refinación que genera pérdidas, aumentó la producción de combustible -lo que resultó en un flujo de efectivo libre negativo-, mientras se limitaron las inversiones en exploración y producción, las actividades más rentables.
Moody´s Ratings espera que Sheinbaum mantenga un enfoque similar al del gobierno actual y probablemente expanda el negocio de la refinación, lo que conduciría a una mayor caída de las exportaciones de petróleo y generaría más pérdidas.
Un punto a su favor, no obstante, es que busca diversificar Pemex hacia las energías renovables y la petroquímica, lo que sugiere que la empresa mantendría su dominio en el Sector energético, al tiempo que incentivaría inversiones en conjunto con el Sector Privado, dirigiendo el consumo hacia el gas natural.
Gálvez propone “una transformación radical para Pemex”, que aceleraría la transición a la energía renovable e introduciría nuevas medidas para generar más ingresos y frenar las pérdidas. Gálvez reabriría la participación del sector privado en la petrolera, se centraría en mejorar el gobierno corporativo y haría obligatorio su plan de sostenibilidad.
Las necesidades de la petrolera de recibir apoyo del Gobierno aumentarán más del doble en 2026, según su calendario de amortización de capital, y si el próximo gobierno no cambia la estrategia actual, advirtieron los especialistas en riesgo crediticio de la calificadora.
“Si bien no es nuestro escenario base actual, una reestructuración de la deuda reduciría la necesidad de Pemex de recibir apoyo del gobierno, pero aumentaría el riesgo de un canje de deuda forzoso -un incumplimiento según nuestra definición”.