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Si bien el banco central estima que el proceso desinflacionario continuará en México, considerando “la perspectiva de que los choques inflacionarios tarden más tiempo en disiparse”, ajustó al alza los pronósticos de inflación general y subyacente para los siguientes seis trimestres.
La Junta de Gobierno del Banco de México determinó por unanimidad mantener el objetivo de la tasa de interés interbancaria a un día en 11%, la más alta en dos décadas, con ajustes al alza en sus pronósticos de inflación general para los próximos seis trimestres, siendo los más fuertes los del tercer y cuarto trimestre del 2024, que pasaron del 4% al 4.4%, y del 3.6% al 4%, en cada caso.
El máximo organismo de decisión de política monetaria del país también aplazó el objetivo de que México alcance una inflación general del 3%, ahora hasta el cuarto trimestre de 2025, en lugar del tercero. En particular, se prevé que la inflación de servicios, dentro de la inflación clave o subyacente, presente un comportamiento más persistente “respecto de lo anticipado previamente”.
“Se anticipa que el proceso desinflacionario continúe. Sin embargo, considerando la perspectiva de que los choques inflacionarios tarden más tiempo en disiparse, los pronósticos de inflación general y subyacente se ajustan al alza para los siguientes seis trimestres”, advirtió el organismo en su comunicado de política monetaria.
La decisión de política responde a una postura monetaria “que se mantiene restrictiva” y que continuará siendo conducente a la convergencia de la inflación a la meta de 3% en el horizonte de pronóstico.
La expectativa de inflación general del banco central para el segundo trimestre de este año pasó del 4.4% al 4.6%; del tercero del 4% al 4.4% y del cuarto, del 3.6% al 4%. Los pronósticos de inflación general del 2025 también se ajustaron al alza, pero en menor magnitud, por lo que el del primer trimestre pasó del 3.2% a 3.5%; el del segundo, del 3.1% al 3.3% y el del tercero, del 3.1% al 3.2%. La proyección del cuarto trimestre de 2025 y del primer trimestre de 2026, sin embargo, tuvieron una baja marginal, al pasar del 3.1% al 3%.
Respecto a los de inflación clave, los pronósticos se ajustaron del 4.2% al 4.3% para el segundo trimestre de 2024; de 3.8% a 4% para el tercero y de 3.5% a 3.8% para el cuarto. Con relación al 2025, estos mostraron un alza de 3.2% a 3.5% para el primer trimestre; de 3.1% a 3.3% para el segundo; de 3.1% a 3.2% para el tercero. Para el último trimestre hubo un ajuste marginal a la baja, de 3.1% a 3%. La proyección de inflación subyacente para los primeros tres meses de 2026 también pasó de 3.1% a 3%.
La Junta de Gobierno dijo que desde la última reunión de política monetaria de marzo las tasas de interés de valores gubernamentales de mediano y largo plazos aumentaron, mientras el peso mexicano exhibió episodios de volatilidad. Los funcionarios anticiparon que la debilidad económica del último trimestre de 2023 se prolongue a los primeros tres meses de 2024, con un mercado laboral que continuó presentando fortaleza.
Los funcionarios destacaron que la inflación general anual aumentó de 4.40 a 4.65% entre febrero y abril como reflejo de los incrementos en el componente no subyacente, que representa precios volátiles relacionados con la Agricultura y la Energía, mientras que la inflación subyacente, que mide la trayectoria de los precios en el más largo plazo y refleja de mejor forma la tendencia de la inflación, siguió disminuyendo, al pasar de 4.64 a 4.37%, en el mismo periodo.
Sin embargo, la Junta opinó que persisten los retos y riesgos “que ameritan continuar con un manejo prudente de la política monetaria”.
Preocupa afectaciones climáticas y conflictos geopolíticos
Las previsiones de los funcionarios del banco central están sujetas a riesgos. Los riesgos al alza son en primer orden la persistencia de la inflación subyacente; la depreciación cambiaria; mayores presiones de costos y que la economía mexicana muestre una resiliencia mayor a la esperada.
También mencionaron las “afectaciones climáticas” y escalamiento de conflictos geopolíticos. Por el contrario, los riesgos a la baja están relacionados con una actividad económica global menor a la anticipada; un menor traspaso de algunas presiones de costos; y que los niveles del tipo de cambio mitiguen ciertas presiones sobre la inflación.
La Junta consideró que el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza.
En el periodo entre una reunión y la más recientes, evaluó la mitigación de los efectos de los choques sobre la inflación y sus determinantes, el comportamiento de las expectativas de mediano y largo plazos y el proceso desinflacionario.
Tomó en cuenta la expectativa de que los efectos de los choques incidan sobre la inflación por más tiempo que lo anteriormente previsto.
Al mismo tiempo, estimó que estos continuarán desvaneciéndose.
“La Junta de Gobierno vigilará estrechamente las presiones inflacionarias, así como todos los factores que inciden en la trayectoria prevista para la inflación y en sus expectativas.
“Hacia delante, valorará el panorama inflacionario para discutir ajustes en la tasa de referencia. Considerará la incidencia de la postura monetaria restrictiva que se ha mantenido y la que siga imperando sobre la evolución de la inflación a lo largo del horizonte en el que opera la política monetaria”, expuso.
La Junta aseveró que las acciones que se implementen serán tales que la tasa de referencia sea congruente, en todo momento, con la trayectoria requerida para propiciar la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta de 3%. en el plazo previsto.
“El Banco Central reafirma su compromiso con su mandato prioritario y la necesidad de perseverar en sus esfuerzos por consolidar un entorno de inflación baja y estable”, dijo.