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En la conmemoración de la mujer, su existencia y su capacidad inmensurable de crear, multiplicar y transformar es digno de reconocer. La mujer, en sus múltiples facetas, desde la expatriada hasta la empresaria, la científica y la política, la mujer que elige no trabajar encarna fuerza y resiliencia. Esta diversidad resalta no solo la variedad de roles sino también la unidad en su lucha y celebración de logros.
La incursión femenina en la política es un vivo reflejo de su empoderamiento. Desde el derecho al voto, logrado en diferentes momentos del siglo XX, Nueva Zelanda en 1893, Suiza en 1971, y Arabia Saudita en 2015, las mujeres han trazado un camino inquebrantable hacia la inclusión y la igualdad. Líderes como Angela Merkel, Jacinda Ardern, y Kamala Harris han demostrado el impacto de la lideranza femenina en la política global.
Científicamente, se ha demostrado que las mujeres poseen en mayor medida el gen Foxp2, el “gen del lenguaje”, lo que sugiere una predisposición natural hacia la comunicación y la inteligencia emocional. Estudios como el publicado en “Nature Neuroscience” (2011) subrayan cómo las diferencias genéticas entre géneros pueden influir en habilidades específicas.
Es crucial reconocer a las mujeres que eligen no participar en el ámbito laboral convencional, una decisión que refleja profunda autonomía y un compromiso con roles esenciales, contribuyendo significativamente al tejido social. Paralelamente, mujeres en altos cargos ejecutivos demuestran con resultados su capacidad de liderazgo. Un estudio de McKinsey & Company revela que las compañías con diversidad de género en sus equipos ejecutivos son 21% más propensas a superar en rentabilidad, destacando la eficacia de la inclusión femenina en la cúspide corporativa.
En Francia, la constitucionalización del derecho al aborto marca un hito en la lucha por la autonomía corporal femenina, un avance en derechos reproductivos y en la capacidad de decisión de la mujer sobre su cuerpo y futuro. La promulgación de este derecho por el presidente Macron el 8 de marzo de 2024 simboliza un reconocimiento significativo.
Las cineastas y comunicadoras femeninas usan su voz y visión para contar historias marginadas, siendo cruciales en la construcción de una sociedad equitativa.
La mujer moderna se apoya en el legado de quienes abrieron camino en el pasado. La modernidad debe mucho a las mujeres valientes que desafiaron las normas de una sociedad patriarcal.
Los hombres aliados, que reconocen y apoyan la igualdad de género, juegan un papel crucial en la transformación social. Instamos a quienes aún oprimen a reflexionar y evolucionar, comprendiendo que la fuerza reside en la igualdad y el respeto mutuo.
La mujer es un símbolo de multiplicación e inteligencia, esencial en cada sociedad. La colaboración con el género opuesto no busca suplantar sino complementar, avanzando hacia un mundo donde las diferencias se celebren y las desigualdades desaparezcan. La mujer moderna, junto a hombres conscientes, sigue abriendo caminos hacia un futuro de equidad. Este legado de justicia, inclusión y empoderamiento es lo que aspiramos dejar a las futuras generaciones, evidenciando que, juntos, podemos construir un mundo que celebre la diversidad y fortaleza humana.
Escrito por Perla Harriet Ernest
Fundadora y propietaria de Proyecto Ernest. Conferencista internacional, consultora y visionaria. Entrenadora de la mente y creadora del método “lenguaje fluido del alma”.
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