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A menos que ocurra algo extraordinario, este domingo lo sabremos… y no, el Estadio Azteca no está entre las opciones del comité organizador.
A menos que ocurra algo extraordinario, será el próximo domingo cuando sabremos qué estadio albergará la final del Mundial 2026 que organizarán de manera conjunta Canadá, Estados Unidos y México.
Y seamos honestos. Estados Unidos no necesitaba ir en alianza con México —y menos aún con Canadá— para organizar esa copa del mundo; su segunda, nuestra tercera.
Los Estados Unidos, por principio, cuentan con los estadios del más alto nivel necesarios para organizar el torneo, ya que allá se lleva el espectáculo deportivo a otro nivel.
También tienen la infraestructura de transportes necesaria, las comunicaciones, las carreteras.
Lo único que no tienen es una población de origen mexicano —estima en 30 millones de personas— que llena esos estadios, a pesar de que el futbol está creciendo de forma muy importante en ese país. Y más todavía desde la llegada de Lionel Messi al Inter Miami.
Si las cosas salen bien, el Estadio Azteca podría albergar la inauguración del Mundial y, por supuesto, los partidos de la selección nacional… los cuatro que juega cada cuatro años.
Habría que ver cómo se pondría una, de por sí, caótica Ciudad de México con 1 millón de visitantes que visitaran el país para una mayor cantidad de juegos.
El Azteca entrará próximamente en un proceso de remodelación luego de que, al paso de los años, se han ido modificando zonas sin planeación; paradójicamente, desde aquel lejano México 86.
¿PERO ENTONCES QUIÉN SÍ?
Pues a menos de que ocurra también algo extraordinario, la final del Mundial 2026 se disputará en una de dos opciones.
La primera es el MetLife Stadium, la casa de los Jets y los Giants de Nueva York —aunque en realidad se ubica en New Jersey— de la NFL.
Dato curioso: el inmueble con capacidad para poquito más de 82,500 espectadores —inaugurado el 10 de abril de 2010— tuvo su primer encuentro de futbol en un partido disputado entre las selecciones de México y Ecuador.
El MetLife ya ha albergado importantes eventos como el Super Bowl de 2014 y la final de la Copa América Centenario de 2016.
Por poco, el estadio llevaría por nombre Allianz —como otros en Europa— de no ser por las protestas de la comunidad judía —bastante numerosa en la ciudad— debido a los antiguos lazos de la compañía alemana con el régimen nazi.
Finalmente, desde el 2011, cambió el nombre de la aseguradora para quedarse como MetLife Stadium por un periodo de 25 años.
EL OTRO TIRADOR
El otro tirador es un viejo consentido de a afición mexicana: el AT&T Stadium, la casa de los Dallas Cowboys.
El estadio, ubicado en el condado de Arlington, tiene capacidad para 80,000 espectadores pero se puede expandir hasta 94,000.
El costo fue de 1,159 millones de dólares y cabe recordar que, para su construcción, el gobierno de Arlington aportó 325 millones —luego de un impuesto aprobado por la población local— y 150 millones provinieron de un programa de la NFL para la renovación de los estadios de sus franquicias.
Entre sus atractivos, cuenta con un techo retráctil que se puede abrir en nueve minutos, aire acondicionado y la pantalla de alta definición más grande para un estadio deportivo de todo el mundo.
El proyecto, no obstante, cuenta con un punto a favor contra su oponente neoyorquino: los organizadores pretenden montar un festival para el juego final del Mundial que incluiría al estadio vecino, el de los Rangers de Texas de la MLB.
Con esto, la ciudad asegura que podría congregar alrededor de 200,000 personas para el juego final de la copa del mundo… por mucho, la mayor afluencia para un partido de estas características.
Si bien la moneda está en el aire, la duda se disipará en unos días más.
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