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El mítico Franz Beckenbauer, campeón del mundo como jugador en 1974 y como técnico de Alemania en 1990, murió ayer a los 78 años.
Uno de los más grandes intelectuales del futbol mundial, el argentino César Luis Menotti, solía decir que el futbol es un juego donde participan 11 contra 11 y siempre gana Alemania… y mucho tenía que ver en ello Franz Beckenbauer.
BECKENBAUER EN MÉXICO 70
Beckenbauer se ganó el corazón del mundo –y particularmente de los mexicanos– en el Mundial de México 1970, cuando disputó una de las semifinales con Italia, en lo que es considerado “el juego del siglo” y el partido más dramático en la historia de este deporte.
Italia venía de eliminar, y por goliza, a la selección mexicana así que el corazón de la afición local estaba con los alemanes. Fue un partido emocionante, con goles, de ida y vuelta y, para añadir más dramatismo, Beckenbauer participó gran parte del encuentro con una luxación en el hombro.
Como no quería perderse la semifinal, a Beckenbauer le inmovilizaron el hombro lesionado pegándoselo al pecho con cinta adhesiva y así se mató en la cancha.
Beckenbauer estaba acostumbrado a la adversidad. Había nacido un 11 de septiembre de 1945, unas semanas después de que su país había sido invadido, y luego repartido, por las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial.
De acuerdo con miembros del cuerpo diplomático acreditado en México, ese encuentro solía ser retransmitido de forma regular en la televisión alemana y siempre gozaba de muy altos niveles de audiencia, aunque fuera una derrota para su equipo… y es que hay formas y formas de perder.
BECKENBAUER COMO TÉCNICO
Ya retirado de las canchas –en una carrera que incluyó al Bayern Munich y al Cosmos de Nueva York, donde tuvo como compañero al también histórico Pelé– Beckenbauer se convirtió en técnico de la selección alemana y fue ahí donde comenzaron sus problemas.
En su libro FIFA Mafia, el periodista Thomas Kistner revela los grandes casos de corrupción de esa organización y, gran parte de la investigación gira en torno a Beckenbauer.
De entrada, Kistner documenta que había una consigna deliberada de la FIFA, en pleno reinado del brasileño Joao Havelange, para beneficiar en la cancha a la Alemania de Beckenbauer.
Tal vez por eso se explica la extraña anulación de un gol del “Abuelo” Cruz en el partido de cuartos de final de México 1986 entre México y Alemania, celebrado en el Estadio Universitario de Nuevo León, que le habría dado el pase a los mexicanos a la ronda de semifinales.
Otra suspicacia surgió cuatro años después, en Italia 90, cuando por otra decisión arbitral –esta vez del mexicano Edgardo Codesal– Alemania venció en la final del mundial a la Argentina de Diego Armando Maradona, entonces campeón del mundo, por un dudoso penal.
Codesal ha explicado en múltiples foros que su decisión fue la correcta pero ese penal sigue como la segunda polémica más grande entre los mundiales de futbol. La primera, cabe recordar, fue el gol con el que Inglaterra venció también a Alemania en el Mundial 1966.
En ambos mundiales, México 1986 e Italia 90, Franz Beckenbauer fue el entrenador alemán.
Pero la mayor polémica denunciada por Thomas Kistner en FIFA Mafia, fue la forma en que Beckenbauer conspiró para que Alemania fuera la sede del Mundial 2006 donde paradójicamente, el campeón fue nuevamente Italia.
De hecho, el libro devela también cómo, gracias a la manipulación de Joseph Blatter, Rusia consiguió la sede del Mundial 2018, y gracias a la de Michel Platini, Qatar obtuvo la del pasado Mundial 2022.
Qatar cuenta con un fondo de inversión multimillonario, financiado por sus reservas de gas natural, que es el principal inversor inmobiliario en París –es propietario del Paris Saint Germain, por ejemplo– el cual es dirigido por el hijo de Platini.
Con estas luces y sombras, el pasado 7 de enero ha fallecido uno de los más grandes jugadores de la historia, un técnico envuelto en la polémica y uno de los directivos –uno de tontos– envueltos en escándalos de corrupción en el futbol mundial.
