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Para que la relocalización de cadenas productivas se convierta en un fenómeno que transforme al país, será necesario un ejército de mexicanos con habilidades en las nuevas disciplinas vinculadas a la transformación digital de cientos de industrias. El gobierno federal cifra sus esperanzas en el Conalep, con el objetivo de acelerar la formación de cuadros que logren emplearse en las empresas que buscan aprovechar la Ley de Chips y los cambios regulatorios, que se impulsan desde Estados Unidos, para hacer frente al cambio climático.
Con 17 años, Jonathan es alto, delgado, lleva el cabello corto, tal y como lo exige el reglamento del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep). Ha pasado un año desde que terminó la secundaria y todos los días se levanta muy temprano con un pensamiento en la cabeza: ¿cómo será su futuro? Él no sueña con una licenciatura, quiere el título de una carrera técnica. Cada mañana, este joven se sirve un poco de la comida que encuentra en casa –lo que importa es llenar el estómago–, limpia su casa, se baña y se va a estudiar.
En las aulas del Conalep estudian más de 300 mil jóvenes quienes, como Jonathan, buscan adquirir habilidades técnicas más que un título; el objetivo es emplearse lo antes posible; ellos y ellas quieren trabajar, pero también quieren ser especialistas calificados, tener un buen salario; no olvidan que necesitan remontar la pobreza en la que viven muchas de sus familias.
Carreras como operador de autotransportes, se imparten ya en el Conalep de Nuevo León,
lo que abre grandes expectativas para los estudiantes de esa región, que buscan aprovechar el crecimiento de la economía regiomontana, a partir de inversiones como la de la estadounidense Tesla, de al menos cinco mil millones de dólares.
En las aulas del Conalep estudian más de 300 mil jóvenes quienes, como Jonathan, buscan adquirir habilidades técnicas más que un título; el objetivo es emplearse lo antes posible.
La pandemia les dejó a estos jóvenes una afortunada coyuntura, porque ahora muchas empresas –sobre todo extranjeras– necesitan urgentemente jóvenes que no solo dominen el idioma inglés, sino que cuenten con conocimientos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, conocidas como STEM, por sus siglas en inglés: science, technology, engineering, and mathematics. La mala noticia es que ahora solo 27 por ciento de los egresados de educación superior en México se forman en estos campos, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
La renovada demanda por jóvenes técnicos se debe a que, después del confinamiento a causa de la pandemia en 2020 y el desabasto de materias primas y componentes elaborados en Asia, las empresas, originalmente asentadas en China y en otros países de Asia, buscan relocalizar sus cadenas productivas en zonas geográficamente estratégicas como México, un fenómeno mejor conocido como nearshoring.
El Conalep lucha, sin embargo, contra la falta de recursos y la estigmatización social que todavía desestima el valor de los profesionales con perfiles técnicos que se forman en sus aulas. Ricardo Franco, director de desarrollo de negocios de la firma de consultoría Prodensa, estimó que ante los desafíos que enfrenta el país para contar y ofrecer mano de obra calificada, la calidad de las herramientas con las que cuenta el Conalep son clave, y lamentó que las condiciones de los planteles sean tan dispares.
“Hay planteles que están muy bien actualizados en equipos, en sus instalaciones, y otros que están olvidados por el gobierno, por la sociedad y hasta por Dios”, dijo el experto que asesora a empresas del sector automotriz.
Edgar, quien cursa el cuarto semestre en la carrera de preparación y conservación de alimentos, cuenta que, al menos en su plantel, rara vez hay agua o productos básicos de higiene. Él y sus compañeros toman clases en aulas en la que tienen que buscar una silla en buen estado, entre el mobiliario destartalado que todavía debe usarse, porque el número de bancas resulta insuficiente para los integrantes del grupo.
Pero él no es el único que padece o lamenta la falta de recursos que exhibe el Conalep. En redes sociales, alumnos de los diferentes planteles que operan en todo el país denuncian que las ventanas no tienen cristales, que la pintura de los edificios y las aulas se cae a pedazos, y que en los talleres de cómputo muchas terminales no funcionan, a veces ni siquiera hay Internet.
Estudiantes resilientes
Pero ni la falta de recursos ni la estigmatización han logrado apagar el talento que los estudiantes y maestros de esta institución, prueba de ello es el primer lugar que obtuvieron los alumnos del Conalep Tamaulipas, en el Concurso Nacional Solve for Tomorrow 2022, organizado por la empresa Samsung Electronics México, con el proyecto “Alerta Fire”.
La idea del proyecto surgió a principios de 2021, cuando se presentaron varios accidentes por fugas y concentración de gas en la localidad. Uno de esos eventos tuvo lugar en una tienda de abarrotes, que dejó saldo de dos estudiantes muertos. Ante tal situación, los alumnos Emily Villanueva Ramírez, Ismael Alejandro Torres Contreras y Gema Esparza López tuvieron la idea de generar un proyecto que ayudará a resolver esta problemática.
La pandemia les dejó a estos jóvenes una afortunada coyuntura, porque ahora muchas empresas sobre todo extranjeras– necesitan urgentemente jóvenes que no solo dominen el idioma inglés, sino que cuenten con conocimientos de ciencia, tecnología,
Alerta Fire es un dispositivo innovador que desarrollaron alumnos del Conalep, en un periodo de cuatro meses, en el centro emprendedor del plantel y bajo la asesoría de los profesores Graciela Montellano González y Mario Alberto Flores Hernández. En entrevista para Revista Fortuna, la profesora Montellano explicó que el dispositivo puede detectar, medir, monitorear y reaccionar ante la presencia de gas natural o de gas LP; cuando el gas alcanza una concentración considerada tóxica, el dispositivo activa una alarma de sonido para alertar a las personas presentes y, además, les da la posibilidad de elegir, por medio de la aplicación móvil, la opción SYSTEM S.O.S ALERTA FIRE, para realizar una llamada al 911.
Fue en 2022 cuando el proyecto –que se realizó con materiales costeados por los maestros
y alumnos– se presentó en la Ciudad de México, donde se ganó el primer lugar y se llevaron a casa 35 tablets, con las cuales se integró un nuevo laboratorio para el Conalep Matamoros.
En los últimos años, señaló Ricardo Franco, a nivel federal y estatal, el gobierno ha puesto más atención a la educación técnica; sin embargo, subrayó, se necesita alinear y acelerar los esfuerzos, así como inyectar más recursos. De acuerdo con el Presupuesto de Egresos, en 2023 el gobierno federal asignó al Conalep un presupuesto de mil 618 millones 466 mil 140 pesos, lo que representó un crecimiento de 1.4 por ciento respecto del gasto programable de mil 595 millones 258 mil pesos.
Desde la Secretaría de Economía, el gobierno también ha anunciado una inversión histórica para la educación, que superaría los 47 mil millones de dólares para 2023. Además, esa dependencia, desde donde se impulsa una ventanilla única para la inversión en relocalización de cadenas productivas, ha firmado un convenio con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, para impulsar la educación técnica y el empleo.
Oportunidad histórica
Jorge Flores Kelly, economista de las firmas Datamétrica y Aporta, aseguró que este movimiento de capitales representa una oportunidad histórica para que el país se convierta en la nueva potencia manufacturera mundial, principalmente porque su oferta educativa técnica es dos veces más grande que la de Brasil, lo que lo ha llevado a ocupar el primer lugar, dentro de los países de la OCDE, con el mayor número de jóvenes técnicos egresados al año, con 407 mil, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía. En general, en 2022 el talento de México estuvo representado por 31.22 millones de jóvenes, de entre 15 y 29 años, según el INEGI.
Entre las carreras de nueva creación se encuentran: expresión gráfica digital y sistemas electrónicos de aviación. Unos cuantos planteles también ofrecen textil, curtiduría o terapia respiratoria, además de las carreras “regionales”, como producción de calzado y transformación de productos acuícolas
El Conalep es una de las instituciones públicas que puede proveer de jóvenes técnicos a la economía; en el ciclo 2020-2021 egresaron 858 mil profesionistas de los niveles medio superior y superior, de instituciones públicas; además egresaron 151 mil estudiantes de posgrado, así como 70 mil 54 técnicos del Conalep, cifra que supera, incluso, a los nueve mil profesionales que egresan anualmente del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Mediante un decreto presidencial, el Conalep inició sus operaciones en 1978, bajo la coordinación de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En esa época, la misión del Conalep fue la formación técnica de egresados de secundaria en localidades rurales y pobres, otorgándoles un título de profesional técnico, acompañado de la cédula profesional, al finalizar sus estudios; elementos que se esperaba ayudaran a este sector a una pronta inserción laboral, elevar su bienestar y disminuir el riesgo de exclusión social.
Hoy en día, esta institución educativa tiene, en promedio, 6.0 por ciento de la matrícula total del nivel medio superior de México. En 2021, esto representó 315 mil 185 alumnos, distribuidos en 313 planteles.
Desde su fundación, el Conalep ha adoptado y eliminado carreras a conveniencia del contexto nacional e internacional, pero en 2023, Jonathan, igual que miles de estudiantes en su matrícula, tienen la oportunidad de elegir entre 63 carreras. Unas de las tradicionales son: informática, contabilidad, electromecánica industrial, preparación y conservación de alimentos, enfermería general, artes gráficas, construcción, administración, control de calidad, motores a diésel, operador de autotransportes y optometría.
Entre las carreras de nueva creación se encuentran: expresión gráfica digital y sistemas electrónicos de aviación. Unos cuantos planteles también ofrecen textil, curtiduría o terapia respiratoria, además de las carreras “regionales”, como producción de calzado y transformación de productos acuícolas. En 2019, 30 planteles inauguraron la especialidad de enrutamiento y conmutación de redes informáticas, a raíz del acuerdo de cooperación firmado con la International Youth Foundation, Bécalos y Cisco Networking. Todas estas carreras cuentan con un fuerte componente práctico, que se imparte en los talleres y laboratorios que hay dentro y fuera de los planteles, así como en instituciones, empresas y organismos.
No obstante, a pesar de la gran variedad, el año pasado Jonathan optó por cursar la carrera que tiene mayor matrícula en el Conalep: informática, pues su sueño es tener su propia empresa en el sector automotriz o trabajar en una gran transnacional, como la recién llegada Tesla. En el marco del nearshoring, las capacidades que logran desarrollar los estudiantes como él, han despertado el interés de autoridades y empresarios nacionales e internacionales, lo que comienza a representar importantes oportunidades de crecimiento para él y sus compañeros egresados, tanto a nivel formativo como profesional.
Creando sinergias
“Hay planteles que están muy bien actualizados en equipos, en sus instalaciones, y otros que están olvidados por el gobierno, por la sociedad y hasta por Dios”
Ricardo Franco, director de desarrollo de negocios de la firma de consultoría Prodensa, explicó que hoy por hoy, en México, el trabajo de jóvenes con formación técnica como Jonathan es muy demandado por las empresas, principalmente en las zonas más industrializadas como Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Monterrey, Saltillo, San Luis Potosí, Querétaro y, naturalmente, el Estado de México.
Este interés aumenta ante los recientes acuerdos de colaboración entre el Conalep y empresas como Intel, Incode, Mercedes Benz y Electric Vehicles Hybrids, las que además hacen posible el modelo de educación dual, acercando cada vez más al colegio a los objetivos planteados desde su fundación: la rápida inserción de los alumnos en el campo laboral, disminuir el riesgo de exclusión social y elevar su bienestar, pues, contó Jared Gil, cofundador de Nuclio Digital School, en un capítulo del podcast Futureamos, técnicos programadores que trabajan en empresas estadounidenses llegan a percibir un sueldo de
hasta 120 mil dólares.
Franco, por su parte, estimó que el salario al que podrían aspirar los estudiantes de educación técnica, al entrar a una empresa de este tipo, podría ser desde 25 hasta 50 por ciento más alto que el de un operador especializado. Un incremento considerable, si se toma en cuenta que, en 2017, el Conalep informó que 80 por ciento de sus egresados percibía un sueldo de seis mil pesos mensuales o menos; 17 por ciento, entre seis mil y diez mil pesos al mes, y solo 2.5 por ciento ganaba más de diez mil pesos.
Pero esto es algo que Jonathan y muchos de sus compañeros no saben, ya que, de acuerdo con Franco, el reto al que se están enfrentando, tanto el sector privado como el sector público educativo, ha sido el de comunicar a los jóvenes la oportunidad de desarrollo que pueden tener en este contexto. O sea, explicó, deben entender “las oportunidades que están llegando en la manufactura, que hay poca oferta y mucha demanda, y eso genera salarios más altos y la necesidad de especialización”.
A diferencia de Jonathan, Elena, una joven que cursa el cuarto semestre también en la carrera de informática, sabe que, al ser estudiante del Conalep, por medio de estos convenios, tiene la oportunidad de avanzar en el mundo laboral. Ella asegura que, junto con sus amigas, buscará realizar sus prácticas profesionales en el Hospital Ángeles, que se encuentra a solo a un kilómetro del plantel en el que estudian. Esa vinculación con empresas resulta clave para que los estudiantes puedan tener una oportunidad de trabajo, en el corto plazo.
Elena no piensa en el Hospital Ángeles para realizar sus prácticas solo porque se encuentra cerca del Conalep al que asiste, sino también porque sabe que, si tiene un buen desempeño, una vez que termine sus prácticas profesionales, tiene gran posibilidad de que la contraten. En 2017, el Conalep reportó que 73 por ciento de los recién egresados que buscaron trabajo lo obtuvieron en seis meses o menos, y solo 9.8 por ciento tardó más de seis meses en colocarse en el mercado laboral.
La Secretaría de Economía informó que el país cuenta con 4.9 millones de estudiantes en
programas de formación profesional y 421 mil en programas posgrados, fuerza laboral que resulta atractiva a corto plazo, para las empresas que buscan relocalizarse. Sin embargo, Ricardo Franco aseguró que México no está generando los suficientes técnicos en los diferentes sectores, dado que en 2022 solo 2 por ciento de la población estudió una carrera técnica; esto representó cerca de 52 mil técnicos egresados, en comparación de los 112 mil ingenieros y 714 mil profesionistas. Para atender la escasez de mano de obra y desarrollar nuevas habilidades, el experto señaló que hoy en día 55 por ciento de las empresas están capacitando talento interno.
A estas dos limitantes se suman la falta de actualización de la oferta y los programas educativos de escuelas como el Conalep, así como una necesidad cada vez mayor de especialización para los técnicos, pero no solamente enfocada en el mantenimiento de maquinaria, sino también en la programación de la misma, con el objetivo de dar respuesta a una industria manufacturera cada día más avanzada. En este sentido, Franco agregó que para 2030 se espera que 75 por ciento de los puestos de trabajo tengan que ver con el procesamiento de datos.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) señaló que los puestos con crecimiento neto en México son: IA y aprendizaje automático, especialistas en bigdata, desarrolladores de aplicaciones, inteligencia de negocios y coordinadores de proyectos. Mientras que los puestos en decrecimiento neto son: contadores y auditores, empleados de contabilidad, teneduría de libros y nómina, empleados de entrada de datos, gerentes de administración y servicios empresariales, así como trabajadores de fábricas y ensamblajes.
Respecto a este tema, durante su ponencia en la presentación del convenio entre el Cluster Automotriz del Estado de México y el gobierno de la Ciudad de México, Ricardo Franco destacó que entre las tendencias que marcarán el futuro del trabajo se encuentran las nuevas formas de trabajo, el rediseño de espacios laborales, la adopción de nuevas tecnologías y las políticas de diversidad e inclusión.
Esos factores podrían provocar que algunos de los empleos más destacados en 2050 sean: analista de bigdata, urbanista de smart cities y arquitectos de casas inteligentes; especialistas en nuevas energías, ingenieros en robótica y aplicaciones, analistas de tercera dimensión, pilotos de drones, economistas digitales, cirujanos robóticos o tele cirujanos y expertos en realidad aumentada en el comercio.