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Claudia Villegas
Taipei, Taiwán, 12 de octubre.- Para el gigante de los semiconductores, Taiwán Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), el principal desafío para poder satisfacer el crecimiento en la producción de chips que le demanda la industria en sectores como el automotriz, tecnología y de telecomunicaciones, es contar con el personal calificado, en especial para su planta en Arizona, en donde inverte más de 12,000 millones de dólares.
Al mismo tiempo, en Arizona y a contra reloj, el gobierno de la ciudad de Phoenix se comprometió a invertir al menos 250 millones de dólares en proyectos de infraestructura pública en el área de la instalación la empresa taiwanesa, a cambio de que TSMC Arizona logre una escala mínima de proyecto, con umbrales definidos de gasto y creación de empleo. El problema es que TSMC debe cumplir su cronograma de expansión con poco tiempo para crear empleos locales y capacitar personal, por lo que estaría empleado técnicos taiwaneses y no técnicos de EU, para reducir el tiempo y la curva de aprendizaje.
Luego de que la crisis sanitaria generada por la pandemia por Covid-19 puso de manifiesto que la ubicación geográfica de TSMC representaba un claro riesgo para la proveduría mundial de semiconductores, componente clave para muchos sectores, TSMC aceptó el desafío de construir en América del Norte una gran planta que pudiera abastecer a la región.
En Arizona, en medio del desierto, TSMC anunció desde 2020 una planta que formará parte de su subsidiaria TSMC Arizona que se dedicará a la fabricación y venta de circuitos integrados así como al desarrollo de semiconductores avanzados.
La edificación de esta planta para circuitos integrados comenzó en 2021 y se espera que la producción comercial inicie en 2024. Mientras tanto, una segunda instalación para semiconductores avanzados podría comenzar a operar en 2026.
Sin embargo, ante sus inversionistas del mercado de valores, de capitales y de bonos en Estados Unidos, TSMC aceptó que si no son capaces de gestionar eficazmente su capacidad y sus instalaciones de producción, su competitividad puede verse debilitada.
“Realizamos pronósticos de demanda del mercado a largo plazo para nuestros productos y servicios para gestionar nuestra capacidad general. Según nuestras previsiones de demanda del mercado, hemos seguido añadiendo capacidad para satisfacer las necesidades del mercado de nuestros productos y servicios, incluso en Taiwán, Arizona, EE. UU., Nanjing, China y Kumamoto, Japón.
La implementación de estos planes de expansión de capacidad aumentará nuestros costos y los aumentos pueden ser sustanciales. Por ejemplo, necesitaríamos construir nuevas instalaciones, comprar equipos adicionales y contratar y capacitar personal para operar los nuevos equipos. Si no aumentamos nuestros ingresos netos en consecuencia, nuestro desempeño financiero podría verse afectado negativamente por estos mayores costos”, explicó la empresa a los inversionistas del mercado de valores en su reporte 20-F.
La expansión de TSMC en Arizona está a cargo de Rick Cassidy quien se desempeñó como director ejecutivo de TSMC North America desde 2017 hasta enero de 2019. Fue ascendido a vicepresidente senior en febrero de 2014, vicepresidente en noviembre de 2008 y dirigió TSMC North America desde enero de 2005 a 2018. Se unió a TSMC en 1997 y ha ocupado varios puestos en TSMC Norteamérica, incluidas operaciones comerciales, soporte técnico de campo y gestión comercial. Tiene una licenciatura en tecnología de ingeniería de la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point.
La curva de aprendizaje, el problema
De acuerdo con un reporte de la agencia Reuters, la planta de Arizona de TSMC, es clave para la Ley de Chips de Estados Unidos. Sin embargo, está lidiando con desafíos importantes, incluidos sobrecostos y un cronograma de producción retrasado que ahora se extiende hasta 2025. Los objetivos originales del proyecto, que incluyen el refuerzo del empleo estadounidense, están ahora bajo escrutinio ya que los informes revelan que casi la mitad de la fuerza laboral de la planta proviene de Taiwán. Según la agencia Reuters, el presidente de TSMC, Mark Liu, describió a la subsidiaria en Arizona como una “primera prueba” para la expansión de TSMC en el extranjero. La instalación, diseñada a imagen de la Tainan Fab 18, su planta insigia de Taiwán, pretende producir 60, 000 obleas de silicio al mes. Sin embargo, los costes de construcción resultaron ser significativamente más altos de lo previsto.
Lo que más preocupa, sin embargo, es la alta proporción de empleados taiwaneses ha encendido el escepticismo sobre el compromiso de TSMC de crear empleos para los trabajadores estadounidenses, añadiendo otra capa de complejidad a este proyecto de alto riesgo. También persisten dudas sobre la calidad de los chips que se producirán en esta nueva instalación. Estas dudas, junto con los sobrecostos y los retrasos en los plazos de producción, han ensombrecido esta parte integral de la Ley de Chips.
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