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Las patronales del sector adelantan que los miles de empleos, que en México dependen de la industria automotriz de exportación, se verán afectados si la huelga que iniciaron este viernes los trabajadores de las automotrices General Motors, Ford y Stellantis en Estados Unidos se extiende. El monto del daño sería de aproximadamente 1,000 millones de dólares en un mes, consideró Alberto Bustamante, consejero asesor de la industria automotriz en México.
Por otra parte, de acuerdo con diversos medios, la Industria Nacional de Autopartes (INA) proyectó que el impacto para México será de 76 millones de dólares en pérdidas, tan sólo por dejar de enviar partes y componentes durante una semana a las tres plantas afectadas, más de 300 millones de dólares en un mes.
Y es que el viernes trabajadores del sindicato United Auto Workers (UAW) estallaron la huelga en tres plantas: una de General Motors en Wentzville, Misuri, otra de Stellantis en Toledo, Ohio y una filial de Ford en Wayne, Michigan.
La UAW demanda un incremento salarial de 40%, alza que, aduce, es similar a la que han tenido los directivos de las empresas fabricantes. Ante esto, el presidente Joe Biden y otros políticos demócratas han mostrado su solidaridad con la petición de los trabajadores.
Las empresas automotrices involucradas en el conflicto advierten que las demandas de la UAW son inviables en medio de la competencia que enfrentan por parte de fabricantes de vehículos eléctricos que no tienen fuerza laboral sindicalizada, como Tesla o de armadoras chinas con estructuras de costos más competitivas.
El conflicto abarca a 12,700 de los 150,000 afiliados al UAW que trabajan en estas compañías, pero el alcance podría amplificarse si las empresas no presentan mejores propuestas salariales, advirtió este domingo Shawn Fain, presidente del UAW.
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