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Piensa mal y acertarás
Por Fernando Martin
Como si de un castillo de naipes en su versión mexicana se tratara, MORENA ha dado teatralidad y representación en la realidad a la no designación de Frank Underwood para la Secretaría de Estado en la multipremiada serie de televisión House of Cards, hecho que llevó al protagonista a “comerse una ballena un bocado a la vez”. Aunque no existía una promesa por parte de Andrés Manuel López Obrador de beneficiarlo en sus aspiraciones presidenciales, Marcelo Ebrard fue ingenuo en creer que cobraría lo que él creía era un favor político dado que no era la opción lógica de continuidad y obediencia a un posible nuevo Maximato. Habrá pasado años ganando experiencia política, creando su estructura, distinguiéndose de los demás, sobresaliendo a tal grado de ser llamado “el súper secretario”, pero nadie es imbatible y el excanciller cometió un error que raya en lo absurdo: sobresalir y brillar en un gabinete caracterizado por la medianía e incompetencia.
No es casualidad que el señor presidente haya decidido a estas alturas de su administración salir del país, porque quizá el titular del Poder Ejecutivo no cuestiona la capacidad del excanciller cuando le confió cada viaje y tema sobre política exterior, no teniendo López Obrador necesidad de salir de México (ni aún cuando uno de sus objetivos era convertirse en el principal líder latinoamericano), pero sí pondrá en tela de juicio su lealtad u obediencia. El problema cuando un subordinado se muestra capaz es el miedo que causa en su superior, por lo que resulta peligroso eclipsar al jefe político. Ahora bien, el consenso de los analistas se centra en la alta posibilidad de que México sea gobernado por primera ocasión por una mujer, lo cual resultaría histórico, pero en política a nadie se le tiene que dar por muerto y, tal como varias voces dentro de MORENA lo han declarado, sería un error abandonarse a la idea de que Ebrard está acabado y subestimarlo. Y es que todos hablan del arrebato desde la simulación que resultó la designación de Claudia Sheinbaum como Coordinadora Nacional de los Comités de la Defensa de la 4T, pero pocos hablan de un posible rebase. Argumentar que la exjefa de gobierno de la Ciudad de México ganó por doble digito en las encuestas es caer en la simulación orquestada por el partido guinda, pues esa diferencia fue creada de forma artificial gracias a la operación en favor de ésta última corcholata, un autoengaño por así resumirlo, como si se hiciera trampa en un maratón cortando camino o utilizando algún vehículo cuando la competencia es contra uno mismo, contra la capacidad de lograr llegar a la meta en un mejor tiempo personal.
La carrera presidencial del excanciller está más encaminada que nunca, quizá es lo que deseaba López Obrador obligándolo a cambiar de aires para dividir a la oposición, apostando a un posible triunfo del partido guinda con el voto duro de las clases bajas. Pero toda estrategia tiene una contra estrategia, y encaminar a Ebrard a una candidatura por la oposición cuando el poder presidencial se encuentra en franca transición puede resultar en un fiasco político para MORENA, pues esa capacidad que mostró el que era súper secretario (que irónicamente lo terminó alejando de la unción del gran elector) lo puede llevar a cargar la banda presidencial en octubre del 2024.
Marcelo Ebrard Casaubón podrá no declarar su futuro político porque básicamente está ganando tiempo, afianzando su imagen de víctima frente a personas sin escrúpulos que amancillaron su confianza, lo que alimentará su prestigio y, por ende, su candidatura. Podrá tener una constante cobertura en medios de comunicación, teniendo la atención enfocada en su persona ante la intriga que genera saber qué hará. Podrá disimular sus intenciones impugnando el proceso interno ante MORENA para revolver las aguas, hablando sólo lo suficiente, mientras opera en lo privado su verdadera estrategia rumbo a las (ahora sí) precampañas ¿o es casualidad que hará una gira por todo el país este mes en tanto inician las precampañas? Necesita estar frente a los reflectores hoy más que nunca. Podrá ponerse en una posición donde su mismo partido lo necesite para la aprobación del paquete económico en el Congreso de la Unión ¿o acaso Movimiento Ciudadano no se podría convertir en la tercera o cuarta fuerza política si varios diputados y senadores marcelistas lo acompañan si resulta precandidato (y candidato) de Movimiento Ciudadano? Bien dicen en la guerra que los insumos que logres quitar a tu enemigo resultan en un daño multiplicado en su contra.
Marcelo Ebrard conoce a Andrés Manuel, sus fortalezas y debilidades, y el señor presidente conoce a su excanciller, tanto que ve en él un potencial candidato que podrá colocarse en segundo lugar en algún momento de las campañas el próximo año, desbancando a Xóchitl Gálvez a una tercera posición. La ruptura entre el excanciller con MORENA no sólo le restaría votos entre el electorado a la oposición, sino entre los mismos militantes y simpatizantes del partido guinda, sobre todo los más moderados, pues el voto se pulverizaría en 3 (quizá no en partes iguales), y con lo anterior llegará el momento en que los artífices del Frente Amplio por México deban decidir abandonar indirectamente las aspiraciones de la senadora Gálvez y cargar en favor de Marcelo (como en el pasado se ha visto con Josefina Vázquez Mota en favor de Enrique Peña Nieto, por mencionar un ejemplo), recibiendo el apoyo necesario para alcanzar y ganarle la partida a Claudia Sheinbaum por la silla del águila.