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*Por Víctor Ceja Cruz, economista en jefe de Valmex
Anterior a la crisis bancaria detonada por dos bancos regionales de EUA a principios de marzo, y después reportadas en bancos globales considerados como de riesgo sistémico a nivel mundial, la expectativa se sustentaba en alzas de tasas de interés más agresivas para lograr disminuir la inflación. Tras el suceso, el panorama cambió: hoy los incrementos serán moderados y, en los casos de la Reserva Federal y del Banco de México, la conclusión de los ciclos alcistas está cerca.
Las quiebras de Silicon Valley Bank, Signature Bank y los problemas de Credit Suisse modificaron las posturas monetarias.
Antes de estos eventos, se esperaban alzas de tasas de interés más agresivas y duraderas para lograr disminuir la inflación; ahora, los incrementos serán moderados y, como es evidente en los casos de la Reserva Federal y el Banco de México, la conclusión de los ciclos alcistas está muy cerca.
Hay que puntualizar: la crisis actual es bancaria, leve, y no sistémica. Es decir, lo que ocurrió fueron corridas bancarias de pocas instituciones financieras, lo que ocasionó su cierre, fusión o toma de control.
Sin embargo, estos eventos siguen preocupando, pues pueden marcar el principio de otros casos similares. Y el riesgo de volverse una crisis sistémica.
Temores fundados
La incertidumbre es alta. Hay que considerar, por ejemplo, que en Estados Unidos existen alrededor de 4,700 bancos asegurados en el FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation), lo que representa un universo de una amplia variedad de bancos con diferentes modelos de negocios, de tamaños de activos, de perfiles de riesgo y de fuentes de fondeo.
A ello, hay que sumarle los bancos no asegurados y la inmensa gama de instituciones que ofrecen crédito y que no tienen la misma regulación que el sistema bancario tradicional.
Independientemente de las causas y problemáticas específicas de los bancos mencionados, al final del día sus quiebras son un simple reflejo del impacto rezagado de la restricción monetaria a nivel mundial.
La restricción monetaria rompe los vínculos financieros más débiles y causa las crisis, las cuales no terminan sino hasta que al menos se pausa el ciclo de alzas en las tasas de interés.
Riesgos de la restricción
Si la restricción monetaria continúa, lo que es probable que suceda debido a la elevada inflación, no se descarta un empeoramiento en la actual crisis bancaria (somos renuentes a llamarle “crisis financiera”, una vez que el problema ha sido acotado, gracias a la intervención oportuna de las autoridades).
A lo largo de la historia, y considerando la teoría clásica, las crisis financieras han sido precedidas por un intenso entusiasmo desordenado, por una euforia irracional.
Esta etapa se caracteriza por un aumento en los precios de la vivienda, de las acciones o de las materias primas, lo que contribuye a incrementar el consumo y el gasto de inversión.
A su vez la euforia acelera el crecimiento económico (la reapertura después de la pandemia impulsó aún más este fenómeno, sobre todo por la fortaleza en servicios).
Sin embargo, cuando bajan dichos precios surgen las crisis financieras.
Como montaña rusa
La euforia y las crisis se asocian al comportamiento de las tasas de interés. En el pasado reciente, tomando el caso de los países avanzados, primero se presentan tasas de interés cero o negativas, con una expansión del crédito significativa, y luego se presentan incrementos acelerados y agresivos, con afectaciones al crédito.
Lo racional es que con inflación y tasas de interés elevadas las familias ajusten su gasto dada la baja en sus ingresos.
Lo mismo procede para las empresas y países, en particular cuando se tiene una alta relación de deuda a ingresos, un signo premonitorio de problemas futuros. No ajustar el gasto en estas condiciones, puede resultar en una crisis financiera.
La esencia de las crisis financieras, y que se ve reflejada fielmente en las corridas bancarias o en el colapso en los precios de los activos, es la falta de confianza, lo que se traduce en la venta de todos los activos para lograr liquidez.
Las autoridades financieras actúan, como lo hicieron, para evitar el pánico y caer en un intempestivo terror.
En la quiebra de SVB (Silicon Valley Bank), por ejemplo, garantizaron la totalidad de los depósitos, lo cual evitó otras corridas bancarias. Además, se implementó un esfuerzo conjunto de los principales bancos centrales de países avanzados al proveer liquidez para evitar un contagio internacional.
Anticipar la debacle
La calibración de la política monetaria es un arte y para contener la inflación y evitar crisis financieras lo es todo.
Las recientes quiebras bancarias sugieren que a partir de ahora las alzas adicionales en las tasas de interés podrían ser excesivas. La Reserva Federal anticipa un incremento más en la tasa de fondos federales a 5.25 por ciento, luego una pausa y recortes en la parte final de 2023.
¿Es correcta la calibración?
El mismo argumento procede para el resto del mundo. Con el objetivo prioritario de controlar y bajar la inflación, la restricción monetaria implementada no tiene precedentes.
El riesgo es que, si la restricción es excesiva, podría registrarse un impacto indeseado en las condiciones del crédito y en las finanzas públicas, así como provocar salidas de capitales en los países emergentes y en vías de desarrollo.
Además de una apreciación significativa del dólar (depreciación en el resto de las monedas) y recesión en muchos países.
En México, los bancos están bien capitalizados, por lo que el riesgo de quiebra es reducido, pero se desconoce la información sobre empresas financieras no reguladas o empresas no financieras que tienen alto endeudamiento o problemas de liquidez.
Hay incertidumbre, y no se descarta que el actual nivel de la tasa de interés ya sea un riesgo de presión financiera, incluso de quiebra, para algunas de estas empresas.
La Junta de Gobierno del Banco de México también deberá considerar la correcta calibración es su postura monetaria. De hecho, dentro de la Junta ya se discute si la actual tasa de fondeo de 11.25% es la tasa terminal en el actual ciclo de alza o si se requiere un incremento adicional de 25 puntos base para bajar la inflación.
Y no es que la moneda esté en el aire puesto que la calibración de la política monetaria se vuelve un arte en estos tiempos. Se podría decir que los datos están ahí, pero que cualquier circunstancia no prevista puede jugar a favor o en contra.
*Víctor cuenta con más de 35 años de experiencia en el sector económico y bursátil, y de análisis y planeación financiera y económica, planeación estratégica, análisis financiero de empresas y estudios sectoriales.
Desde hace 29 años forma parte del equipo de la casa de bolsa Valores Mexicanos (VALMEX), del Grupo BAL, en donde ha colaborado en la dirección de análisis. Actualmente se desempeña como Economista en jefe, por lo que es responsable del área de Análisis Económico.
Víctor ha ocupado diversas posiciones, entre ellas, Jefe de la División de Estudios Económicos en el Instituto Mexicano del Petróleo, y Coordinador de Estudios Sectoriales y Financieros en Celanese Mexicana, S.A. También ha sido consultor independiente para la elaboración de proyectos de inversión en Fomento Industrial Somex; Etla, Gobierno del Estado de Oaxaca y Mobil Oil de México.
El ejecutivo ha sido reconocido con varios premios y menciones honoríficas, entre las que sobresalen: Mejor Estudiante de México 1981; The Robert C Rogers Memorial Award 1982; Estímulos y Recompensas del Sector Público 1984 y el primer Reconocimiento a Analistas Económicos 2001, organizado por la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles (AMIB).
Víctor es economista egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y tiene estudios de posgrado en Economía por la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos, y la Universidad de Cambridge, Inglaterra.
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