Claves de la Ola coreana o porque el K-Pop mueve multitudes

Young Asian team posing looking at camera. Chinese teenage friends

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Claves de la Ola coreana

Alizbeth Mercado* https://twitter.com/Alizbeat

El K-Pop no es un género musical. Se compone de pop, música electrónica, R&B y un poco de Hanguk Eumak (folclor coreano). Sus canciones tienen frases en inglés y otros idiomas, lo que las hace atractivas para los escuchas internacionales. Ha roto varios récords y hasta se ha politizado. Es un hito.

El K-Pop es parte del Hallyu, término que empezó a emplearse a través de los medios de comunicación en China desde el año 1999, y se compone también por otros productos como los dramas de televisión (doramas), cine, gastronomía y videojuegos. En coreano se conoce como Han-Ryu, que significa Ola coreana.

Los grupos más importantes del K-Pop ya se presentaron en los escenarios más trascendentes del mundo. BTS estuvo en el Estadio de Wembley en 2018 y en Times Square para la celebración de año nuevo en 2019. BackPink en Coachella ese mismo año. GOT7, Super Junior y Big Bang han llenado el Palacio de los Deportes, la Arena Ciudad de México y el Estadio Azteca en nuestro país, respectivamente.

De acuerdo con la Fundación Coreana para el Intercambio Cultural Internacional el K-Pop contribuyó con 9 mil 500 millones de dólares a la economía coreana en 2018. En Corea del Sur hay 2 mil 500 compañías dedicadas al contenido cultural que emplean a 650 mil personas. Esto no es casualidad, a partir de la democratización de Corea del Sur a finales de la década de 1980 y la apertura por diversificar su economía, el gobierno de decidió que la Ola coreana fuera una herramienta de soft power para fortalecer y posicionar la imagen del país alrededor del mundo.

La historia comenzó en 1992 con el grupo de rap Seo Taiji and the Boys (que se apropió del New Jack Swing estadounidense interpretado por cantantes como Janet Jackson, Paula Abdul, Bobby Brown y Boyz II Men), de donde salieron dos personajes clave en esta industria: Seo Taiji, quien es considerado presidente cultural de Corea por su influencia en la música pop, y Yang Hyeon-seok, quien en 1996 fundó la productora YG Entretaiment, que en el primer trimestre de 2021 obtuvo ganancias por 86.1 millones de dólares.

Hay otras tres productoras que han marcado las reglas del juego para el K-Pop. SM Entretainment, fundada en 1995 por Lee Soo-man tuvo ganancias de 137 millones de dólares en el primer trimestre de 2021. JYP Entretainment de Park Jin-young, fundada en 1997, con ganancias de 28.7 millones de dólares en el mismo periodo. Y la más joven: BigHitEntretaiment, creada en 2005, la que más obtuvo entre enero y marzo pasados con 158 millones de dólares y cuenta con la joya de la corona: BTS.

En 2001, el entonces presidente Kim Dae-jung (1998-2003) aceptó a la Ola coreana como industria cultural y alguna vez declaró que debían preocuparse por los contenidos culturales que crean un alto valor agregado sin grandes inversiones al tiempo que mejoramos nuestra imagen nacional. En 2003 la industria cultural creció 290 mil millones de dólares y el gobierno coreano levantó todas las restricciones de importación cultural en 2004, lo que conectó la Ola dentro de las decisiones políticas.

De acuerdo con el analista y consultor danés Martin Roll, el gobierno aporta el 30% de un fondo de inversión con una bolsa de mil millones de dólares para exportar cultura popular, el resto es de bancos y empresas.

El Ministerio de Cultura, Deportes y Turismo de Corea tiene una área llamada Oficina de Políticas de Contenido de la cual se desprenden: La Agencia de Contenidos Creativos de Corea (KOCCA), la Fundación Corea para Intercambios Internacionales (KOFICE) y el Consejo de Cine Coreano (KOFIC). Corea del Sur tiene 32 sedes culturales en todo el mundo.

En 2009 surgió la campaña Global Korea desarrollada por National Branding para aumentar el valor del Hallyu en asociación con Samsung, LG, KIA Motors y las tres primeras productoras de K-Pop.

Durante el mandato de Park Geun-hye (2013-2017) el gasto para cultura aumentó 2% y estableció el Comité Presidencial para consultar con artistas sobre las políticas culturales. Introdujo el concepto de industria creativa para unir la producción cultural con la tecnología y a su toma de posesión asistió Psy, el intérprete de “Gangnam Style”, el primer gran éxito del K-Pop.

Banda ancha, la clave

Además de las decisiones políticias y económicas, hay un actor muy importante en esta jugada: Internet. Estimaciones del investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, José Luis León Manríquez, sugieren que 70% de los hogares surcoreanos disponen de Internet de banda ancha desde 2007. El Ministerio de Ciencia y TIC anunció que en 2017 Corea del sur logró el  99.2% de conectividad y fue el primer país con banda 5G.  El K-Pop se esparció por el mundo por YouTube, y esa es su plataforma más importante. Un estudio de KOFICE realizado en 18 países indica que el 39% de escuchas son desde esa red social, le siguen Spotify con el 25% y Amazon Music con el 13%.

YouTube también es el semillero de récords para el K-Pop. El video musical más visto en 24 horas es “Butter” de BTS con 112.8 millones de visitas conseguidas el viernes 21 de mayo de 2021. Rompieron su propio récord que era de 101.1 millones con “Dynamite” del viernes 21 de agosto de 2020. BTS es el grupo más visto en YouTube con 6.1 billones de reproducciones, le siguen Bad Bunny con 5.50 billones y BlackPink, con 4.56 billones.

Durante la pandemia, la vía digital ha sido una aliada y un área de oportunidad. SM Entertainment anunció en abril de 2020 su alianza para crear una compañía dedicada a los conciertos en línea con grupos como SuperM, NCT Dream, NCT 127, WayV, TVXQ y Super Junior. Los conciertos no sólo son presentaciones grabadas, incluyen realidad aumentada, la posibilidad de guardar la presentación y fancams (grabaciones de cada uno de los integrantes individuales durante la presentación).

Este fenómeno musical encuentra su fuerza en sus seguidores. Su papel en la difusión del Hallyu es básico porque ellos, a través de las diferentes plataformas y redes sociales, le dan vida, lo alimentan y lo difunden. A nivel mundial son más de 100 millones de fans, en 2015 eran 35 millones.

El K-Pop también promueve la responsabilidad social. Muchos idols (como se les llama a los cantantes) han trabajado o son parte de campañas de la ONU y UNICEF. Y aunque, pocas veces tienen pronunciamientos políticos (por condicionamiento de las empresas o para no herir susceptibilidades políticas, como sucedió cuando Siwon Choi de Super Junior dio like a un comentario en Twitter que apoyaba las protestas en Hong Kong y sus seguidores chinos se molestaron) encuentran en sus fans el megáfono necesario.

El año pasado tras el estallido de protestas en los Estados Unidos, provocadas por el asesinato del afrodescendiente George Floyd a manos del policía Derek Chauvin, el Departamento de Policía de Dallas pidió a la gente que compartiera videos de “protestas por actividades ilegales” a través de la aplicación iWatch Dallas.

Kpopers de todo el mundo (fue sobresaliente la participación del ARMY, como se le conoce a los fans de BTS, que se pronunciaron a favor del movimiento #BlackLivesMatter) respondieron inundando twitter con fancams y memes de varios artistas del K-Pop, en un esfuerzo por evitar que la policía rastreara las acciones de los manifestantes. También enviaron spam a los hashtags utilizados para oponerse al movimiento en las redes sociales, como #AllLivesMatter y #WhiteLivesMatter. Más tarde, compraron una gran cantidad de boletos para el mitin de Trump en Tulsa, Oklahoma, y no se presentaron. Mostraron su fuerza en contra de los discursos de supremacía blanca y descontento por un evento masivo en medio de la crisis por la Covid-19.

Otro caso es el de ELF (Ever Lasting Friends como se llama al fandom de Super Junior) cuando el viernes 16 de marzo pasado, el grupo lanzó el video de “House Party”, canción que habla sobre el distanciamiento social y la importancia de quedarse en casa, hicieron una importante campaña en redes sociales para que el video superara 10 millones de reproducciones. La movilización para hacer viral el video llegó tres días después hasta el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, quien agradeció al fandom que compartieran la canción por redes sociales y también reconoció el esfuerzo de Super Junior por recordar que aún no era ni es tiempo para bajar la guardia con las medidad sanitarias.

El martes 14 de septiembre BTS se convirtió en el primer grupo que recibe un nombramiento diplomático formal: Enviado presidencial especial para las generaciones futuras y la cultura. En una ceremonia en Seúl, el presidente Moon Jae-In, les otorgó el título, pasaportes diplomáticos y su primera misión: acompañarlo a la asamblea general de las Naciones Unidas en Nueva York.

Los siete integrantes del grupo se presentaron en la asamblea para promover los objetivos de la ONU para 2030, incluidos el fin de la pobreza extrema, la preservación del planeta y la igualdad de género… También estrenaron un video musical para su sencillo “Permission to Dance”, que fue filmado en la sede de la ONU.

A diario hay una tendencia relacionada al K-Pop en las redes sociales, el número de reproducciones se incrementa en las diversas plataformas digitales, y siguen aumentando las ganancias económicas y culturales para Corea del Sur. Parece que el cometido de esta industria creativa se ha cumplido. Aunque se cuestione su permanencia (SM Entretaiment trabaja en la coexistencia de idols con avatares virtuales que puedan pasar tiempo con los fanáticos de diferentes maneras): el K-Pop es global y se mueve rápido.

*Periodista egresada de la Maestría en  Periodismo y Políticas Públicas del CIDE