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Por Luis Cervera Mondragón, Director del Instituto Latinoamericano de Cereales
De acuerdo con los parámetros de conducta de los consumidores, el poder adquisitivo juega un papel importante en las decisiones de compra motivadas por la búsqueda de las mejores opciones de precio y calidad, sobre todo cuando se trata de alimentos.
Existe la falsa creencia de que los productos más caros son opciones más nutritivas y mejores para la salud, sin embargo, el precio de los alimentos tiene poco que ver con su valor nutricional.
En ese sentido, los cereales como el trigo, maíz, arroz, avena, amaranto, centeno y cebada son valiosos para el ser humano al ser una fuente importante de carbohidratos, proteínas, lípidos, vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra -nutrientes fundamentales para el buen funcionamiento del cuerpo- al tiempo de ser accesibles al bolsillo familiar.
Incluir la variedad de alimentos elaborados con cereales en la dieta diaria, representa una decisión saludable al organismo y al bolsillo. Una sopa de pasta, un plato de arroz, tortillas, avena, barras o cereales de caja, bolillos o panes, nos aportan nutrientes básicos a un precio menor que otros grupos de alimentos.
A pesar de que los cereales son un alimento esencial, organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud, reconocen que el déficit de consumo y producción de granos, particularmente de granos enteros, ha incrementado en los últimos años, lo que repercute directamente en su precio.
Según datos del INEGI, hasta 2019 el aumento de precio de los granos para consumo humano y como forraje para ganado en México fue moderado. Aún después de la COVID-19, su consecuente inflación y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el precio de los cereales no se vio tan afectado en las economías del mundo, en comparación con el alza de precios de otros alimentos.
Así han variado los precios en México frente a los factores descritos:
Producto | Precio antes de la pandemia | Precio actual aproximado |
1 k de tortilla | Entre $8.90 y $12.50 | Entre $20.00 y $30.00 |
Bolsa de arroz de 900 g | $16.00 | $32.00 |
Bolsa de avena de 400 g | $18.00 | $28.00 |
1 pieza de bolillo | 1.30 y 1.90 | Entre $2.00 y $4.00 |
Paquete pan de caja 680 g | Entre $22.00 y $30.00 | Entre $46.00 y $64.00 |
Paquete pasta para sopa 200 g | $6.00 | $10.00 |
Fuente: Profeco y comparativo propio en tiendas de autoservicio.
Si bien el aumento no es menor, adquirir productos de cereales representa un costo más económico con relación a otros productos de la canasta básica al tiempo de aportar nutrientes indispensables como la fibra y carbohidratos complejos, propios de los granos, así como un porcentaje importante de las proteínas, vitaminas y minerales que requerimos. Además, por ley, todas las harinas de cereales con que se elaboran productos en México deben fortificarse con vitamina B1, B2, niacina, ácido fólico y hierro, para enriquecerlas.
Una dieta saludable y balanceada se logra al comer todos los grupos de alimentos. Los nutriólogos del Instituto Latinoamericano de Cereales recomiendan incluir de siete a doce porciones diarias de cereales, según la edad y la actividad física.
La versatilidad de los cereales permite preparar platillos y colaciones sabrosas y nutritivas. Por ejemplo, pasta con verduras como plato principal; el pan con otros ingredientes para hacer emparedados, tortas o hamburguesas; galletas o barras de cereales como postre sustancioso o el maíz en tostadas, sopes, quesadillas o tacos.
Además sus nutrientes nos mantienen saludables. Los carbohidratos son el combustible para algunas funciones del cerebro y el movimiento de los músculos; la fibra ayuda a que el sistema digestivo haga su tarea, a regular niveles de colesterol y a prevenir enfermedades como diabetes o afecciones cardiacas.
En resumen, aunque el alza en los precios alcanza a los cereales, su variedad, valor nutrimental y costo-beneficio, hacen de este grupo de alimentos una opción saludable, completa y accesible.
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