Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 16 segundos
Si bien ambas entidades han sido de las de mayor crecimiento a nivel nacional, su impacto nivel nacional es reducido. Por ello, “es urgente que se generen las condiciones para propiciar el florecimiento de la inversión productiva”, señaló el organismo.
Si bien Tabasco y Chiapas han sido dos de las entidades con mayor crecimiento económico en los últimos años, su impacto a nivel nacional es reducido por lo que urge generar las condiciones para que la inversión productiva florezca, aseguró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
En su análisis económico semanal, el organismo reconoció que “con la información regional disponible, es difícil identificar tendencias de crecimiento por estados en años recientes. Ello, debido a los significativos altibajos durante los años de la pandemia y su posterior reacomodo”.
Sin embargo, “en los últimos años Tabasco y Chiapas destacan entre las entidades federativas con mayor crecimiento del PIB y de la producción industrial. En el primero el dinamismo viene de la actividad y derrama de gasto del sector público en la producción de petróleo y de la construcción relacionada con la refinería de Dos Bocas”.
En Chiapas “el comercio al menudeo ha tomado un fuerte impulso, posiblemente relacionado con la importante entrada de remesas del exterior y las visitas turísticas después de la pandemia. Asimismo, el crecimiento de la construcción ha influido en la recuperación económica de manera importante”.
No obstante, advirtió el CEESP, “a pesar de los significativos avances en estos estados del Sur-sureste, su impacto a nivel nacional es reducido si se considera que en conjunto representan solo 4.3% de la economía total”.
Esto es “significativamente menor a las entidades más representativas: CDMX, 17.6%; Estado de México 9.1%; Nuevo León, 7.7% y Jalisco 6.9%”.
Por todo lo anterior, resaltó el CEESP, “es urgente que se generen las condiciones para propiciar el florecimiento de la inversión productiva en el país, mediante más certidumbre, estado de derecho y políticas que la faciliten”.
“Adicionalmente —concluyó— para integrar a la economía y el valor agregado de los estados del Sur-sureste a las tendencias de inversión provenientes de la relocalización o nearshoring se requieren además mejores condiciones de infraestructura, logística y certidumbre política, entre otras”.