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Un estudio realizado por Fight Inequality Alliance, Institute for Policy Studies, Oxfam y Patriotic Millionaires, reveló que un impuesto anual sobre la riqueza de hasta el 5% sobre los multimillonarios del mundo podría recaudar $1.7 billones al año, suficiente para sacar a una cuarta parte de la población mundial de la pobreza.
Esto, dado que se dio a conocer que las 2,655 personas que cuentan con una fortuna superior a los mil millones de dólares, mejor conocidas como”súper ricos”, percibieron un aumento en su riqueza durante la pandemia; ganando 2, 700 millones de dólares por día, cantidad con la que, asegura, en 4 días se podría acabar con la pobreza extrema en México durante un año.
En contraparte, al menos 1,700 millones de trabajadores viven en países donde la inflación supera el aumento de los salarios, y aproximadamente una de cada diez personas en el mundo, pasan hambre. Aunado a esto, países enteros se enfrentan a la bancarrota y tres cuartas partes de los gobiernos del mundo planean recortes en el gasto público, incluidos los de salud y educación, en los próximos cinco años.
Con estas cifras, a través de un comunicado la Oxfam explicó que sería la primera vez, en 25 años, que el mundo vive un aumento simultáneo de la riqueza y la pobreza extremas.
Frente a esto, hizo un llamado global a hacer justicia, argumentando que este aumento extraordinario en la riqueza de estas 2,655 personas se debe a décadas de recortes de impuestos y de beneficios exclusivos para los más ricos.
Por su parte, el Banco Mundial afirma que el mundo está ante el mayor aumento de la desigualdad y la pobreza global desde la 2ª Guerra Mundial.
“Mientras la gente común hace sacrificios diarios para pagar productos esenciales como la comida, los multimillonarios han superado sus sueños más salvajes. A pesar de la pandemia y con apenas dos años, esta década se perfila como la década del auge de los súper ricos”, dijo Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.
Ante esto, la confederación ha propuesto gravar la riqueza del 1% más rico a tasas lo suficientemente altas como para reducir significativamente el número y la riqueza de las personas con las fortunas más grandes y redistribuir estos recursos. Esto, según explicaron, incluye la implementación de impuestos a la herencia, la propiedad y la tierra, así como impuestos netos sobre el patrimonio.
Por otro lado, en América Latina, la Oxfam encontró que, durante la pandemia, la riqueza de los súper ricos latinoamericanos creció cinco veces más rápido que la de los propios países de la región, dado que la riqueza de este sector de la población aumentó en un 21%, mientras que el PIB de la región se incrementó en apenas un 3.9%.
De este modo, la crisis sanitaria que comenzó en 2020 dejó 30 nuevos súper ricos y 12 millones de personas adicionales viviendo en pobreza extrema en esta región. Es decir, por cada nuevo súper rico hay 400,000 personas más en extrema pobreza.
Según explicaron, lo anterior se debe a que el diseño tributario de América Latina amplía las desigualdades, pues recauda menos de quienes más tienen: mientras que la recaudación de impuestos al trabajo y consumo subieron en un 11 por ciento, la recaudación por rentas corporativas y riqueza cayó en un 5 por ciento entre 2007 y 2019.
En este sentido, la Oxfam asegura que un impuesto a la riqueza de los super ricos latinoamericanos recaudaría 150 mil millones de dólares, suficiente para aumentar en un 36% toda la inversión en salud pública de la región.
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