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La economía mexicana siguió sigue enfrentando un entorno complejo e incierto, caracterizado por presiones inflacionarias profundas, generalizadas y persistentes, así como condiciones monetarias y financieras apretadas a nivel global
La mayoría de los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco Central mexicano, el máximo órgano de decisión de política monetaria, resaltó que en el corto plazo los pronósticos de inflación general presentaron revisiones marginales a la baja, mientras que los correspondientes a la subyacente se revisaron “ligeramente al alza”, se desprende de las minutas de su reunión del 10 de noviembre.
Sin embargo, la decisión de política de incrementar la tasa de interés referencial en 75 puntos base a niveles récord de 10% responde a un panorama presionado hacia adelante y donde la mayoría de sus miembros destacó que los riesgos al alza para la inflación responden a la persistencia del componente subyacente en niveles elevados.
“Si bien algunos choques han dado señales de mitigación, el balance de riesgos que podrían incidir en la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico sigue sesgado al alza”, advirtió la Junta, según las actas difundidas el jueves.
Uno de sus integrantes apuntó que permanece el riesgo de que la pandemia y el conflicto geopolítico continúen presionando a los precios de diversos bienes y servicios, y que no pueden descartarse episodios de depreciación cambiaria ante posibles eventos de volatilidad en los mercados financieros internacionales.
La mayoría destacó que se incrementaron las expectativas de corto plazo. No obstante, uno mencionó que las correspondientes a los siguientes 12 meses disminuyeron ligeramente en octubre. Todos notaron el ajuste al alza en las expectativas de inflación en el mediano plazo.
El cuarto incremento consecutivo en la tasa de una magnitud de 75 pb significó que “con esta acción, la postura de política monetaria se ajusta a la trayectoria que se requiere para que la inflación converja a su meta de 3% dentro del horizonte de pronóstico”.
“La Junta de Gobierno vigilará estrechamente las presiones inflacionarias, así como todos los factores que inciden en la trayectoria prevista para la inflación y en sus expectativas.
“La Junta de Gobierno valorará la magnitud de los ajustes al alza en la tasa de referencia de sus próximas reuniones de acuerdo con las circunstancias prevalecientes”, dicen las actas del Banco de México.
Bajo presión
Todos los integrantes de la Junta resaltaron que la inflación de las mercancías alimenticias es la que presenta las mayores presiones, pero algunos consideraron preocupante que continúe aumentando, puesto que más del 70% de los productos genéricos registran variaciones mensuales con un ajuste estacional anualizado superior al 10%.
Sin embargo, uno de los miembros de la Junta apuntó que las mercancías no alimenticias también siguen enfrentando presiones.
Respecto de los precios de los servicios, algunos “notaron que están respondiendo al incremento en la demanda derivada de la mayor movilidad”.
La mayoría de los funcionarios advirtió que podrían observarse mayores presiones por los incrementos de costos asociados a las condiciones de contratación o revisiones salariales.
Uno de ellos apuntó que las revisiones de los salarios contractuales continúan elevadas, donde las del Sector Privado alcanzaron en septiembre un nivel de 8.2%, frente al 4.5% del Sector Público.
La minuta menciona que este mismo funcionario enfatizó que los incrementos salariales fueron mayores a los observados en agosto en un contexto donde el indicador global de productividad laboral ha registrado ocho trimestres consecutivos a la baja, “por lo que los aumentos al salario mínimo esperados para los próximos dos años, la menor productividad laboral y los elevados niveles de inflación que se prevén a lo largo de 2023 impondrían un reto aún mayor para el combate a la inflación”.
Más alza en tasas
Un miembro consideró que desde la última reunión de política monetaria la economía mexicana ha seguido enfrentando un entorno complejo e incierto, caracterizado por presiones inflacionarias profundas, generalizadas y persistentes, así como por condiciones monetarias y financieras apretadas en el nivel global.
Destacó que, ante los choques inflacionarios profundos y persistentes, se requiere de una postura de política monetaria restrictiva para contener la inflación y contribuir a que esta comience a disminuir hacia la meta del Banco Central. Señaló que un ajuste al alza de 75 puntos base en la tasa de referencia permitiría que, en términos de la postura monetaria absoluta, la tasa real ex-ante se consolide inequívocamente en terreno restrictivo.
Opinó que ello mandaría un mensaje claro sobre el compromiso del Instituto Central con la consecución de su mandato prioritario de estabilidad de precios.
Añadió que, ante una inflación subyacente que todavía no comienza a disminuir y un balance de riesgos para la inflación sesgado al alza, se requiere de un apretamiento monetario adicional al ya implementado.
En este sentido, expuso que el Instituto Central conduce su política monetaria considerando todos los determinantes de la inflación y de sus expectativas, incluidas las acciones de la Reserva Federal.
Argumentó que tanto México como Estados Unidos enfrentan presiones inflacionarias significativas, y se encuentran en un ciclo de apretamiento monetario, sin que ello implique que el Banco de México siga de manera mecánica a la Reserva Federal.
Hacia delante, este funcionario consideró importante llevar la tasa de referencia a un nivel más alto con la finalidad de mantener el anclaje de las expectativas de inflación y propiciar la reducción de la inflación a su meta.
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