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¿Quién es Agustín Carstens? Licenciado en economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) desde 1982, su preparación académica continuó hasta 1985. Dejó el beisbol por los números, fue subgerente y tesorero del Banxico, fue segundo al mando en el Fondo Monetario Internacional, y secretario de Hacienda durante el gobierno de Felipe Calderón. Ha sido gobernador del Banco de México y logró hilar un segundo periodo luego de que Enrique Peña Nieto lo postuló ante el Senado de la República.
Con una carrera totalmente financiera, pasión por la lectura, el deporte, los chilaquiles y del buen jazz, Agustín Carstens Carstens llegó, luego de su carrera en México, a la dirección del Banco Internacional de Pagos, una de las carteras multilaterales más importantes a nivel mundial.
Se tituló de la licenciatura en economía con mención honorífica por el ITAM en 1982. Aunque muy joven, las amistades cosechadas durante la universidad le van abriendo camino en el gobierno federal; sin embargo, antes de comenzar una carrera prominente como funcionario público, su preparación académica no terminó en la licenciatura. A Carstens Carstens le cautivaba el estudio de las teorías económicas.
En 1983 obtuvo una maestría en economía y posteriormente un doctorado en la misma ciencia en 1985, que concluyó en 3 años, tiempo récord; ambos títulos fueron otorgados por la Universidad de Chicago, institución que formó a varios economistas mexicanos y que tuvieron cabida en el gobierno federal para desarrollarse profesionalmente.
Suerte que también le tocó a Agustín Carstens, quien a su regreso a México se colocó como subgerente del Banco de México, después sería tesorero, y en 1993, nombrado asesor del director general del Fondo Monetario Internacional.
De 1999 a 2000 fue director ejecutivo del FMI (representando a Costa Rica, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Venezuela) tras una exitosa carrera en el Banco de México donde fue director general de Investigación Económica y jefe de gabinete de la oficina del gobernador. Se le asignó la organización de la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre la Financiación para el Desarrollo, que tuvo lugar en Monterrey y de varias reuniones del Grupo de los 20 (G-20), además de haber actuado como gobernador suplente por México en el Banco Interamericano de Desarrollo y en el Banco Mundial.
Durante la administración del presidente Vicente Fox daría el brinco a la Subsecretaría de Hacienda, secretaría que estaría a cargo de Francisco Gil Díaz, también economista egresado del ITAM y de la Universidad de Chicago.
Durante su paso por la Secretaría de Hacienda, Agustín Carstens se convirtió en un hombre de confianza de Francisco Gil Díaz y recibió las tareas más relevantes para la dependencia y para el gobierno de Vicente Fox, que fueron sacar adelante las reformas financieras que involucraron grandes cambios al sistema bancario y del mercado de valores en México.
La tarea no fue nada sencilla, porque se encontró con un ambiente político adverso, luego del rechazo por los legisladores de la llamada reforma fiscal. Sin embargo, se le reconoció su capacidad conciliadora y también recibió algo de ayuda de parte de su jefe inmediato para poder alcanzar acuerdos.
Al interior de la Secretaría de Hacienda, sin embargo, hay opiniones divididas. Algunos colaboradores dicen que abandonó el barco antes de tiempo para irse a un puesto muy importante para la carrera de un economista, nada más como el segundo de abordo en el FMI. Según comentan, debió esperar a cumplir todas las promesas que se realizaron para sacar las reformas financieras que incluyeron la desintegración de Banrural y la apertura de la Financiera Rural, la cual quedó a cargo de una persona de su equipo, José Antonio Mead.
Otro gran cambio fue la creación de la Sociedad Hipotecaria Federal, cediendo la batuta a otra persona de su equipo y también egresado del ITAM a Guillermo Babatz.
Así, que la escuela de pensamiento económico ortodoxo y ligada a la línea de los llamados Chicago Boys se mantuvo en el gobierno con Francisco Gil Díaz a la cabeza.
Carstens ha publicado artículos en ediciones del Banco de la Reserva Federal de Boston, en la Universidad de Londres, en la OCDE, el FMI y el Banco Mundial, además de artículos en las siguientes publicaciones: Columbia Journal of World Business, American Economic Review, Journal of Asian Economics, Journal of International Finance, Cuadernos Económicos del ICE (España) y Gaceta de Economía del ITAM.
Agustín Carstens además de ser uno de los consentidos de Francisco Gil Díaz, consiguió, entre otras cosas, la aprobación de 18 iniciativas de reforma en materia financiera, tan importantes como la miscelánea de garantías o la ley que crea la Financiera Rural.
El Chicago Boy que unió al PRI y al PAN
Los hechos, las fechas y los antecedentes lo demuestran y por ello la permanencia de Agustín Carstens en la gubernatura del Banco de México resultó tan importante, más allá de la estabilidad que ahora se observa en el tipo de cambio. En altos círculos gubernamentales se comentaba entonces que el próximo enroque para José Antonio Meade sería, precisamente, la gubernatura del Banco de México. Aunque para muchos, Meade debería ser el mejor candidato a la Presidencia por el PRI, su llegada al Banco de México sería estratégica para apuntalar la continuidad y el modelo económico que panistas y priistas han compartido en las últimas décadas. Tanto Carstens como Meade habían participado ya en varios enroques y en la continuidad de proyectos de política pública que han involucrado al PAN y al PRI. Veamos: cuando Carstens fue designado subdirector del Fondo Monetario Internacional dejó a Meade varios pendientes vinculados con las reformas financieras que incluyeron la desintegración de Banrural y la apertura de la Financiera Rural, la cual quedó a cargo de una persona de su equipo, José Antonio Mead. Así, la escuela de pensamiento económico ortodoxo (en donde el crecimiento económico y el combate a la pobreza no son lo más importante) ligado a la línea de los llamados Chicago Boys, se había mantenido en el gobierno.
Bueno, pues frente a la posibilidad de que el escenario político se complicaría con el ascenso de Morena en las encuestas, el lugar más seguro para la alianza PRI-PAN era Banco de México porque la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se advertía perdida definitivamente. Como sucedió, por cierto. Para quienes defienden la autonomía del venerable instituto central, tal afirmación era una tontería, un sacrilegio y una ofensa. Sin embargo, los hechos lo confirmaron: entre Hacienda y Banco de México los panistas y priístas habían compartido el verdadero control de la economía, del país y de los recursos. Carstens se quedó hasta octubre de 2017 cuando ya se tenía casi definido el paquete económico para 2018 y Meade podría liberarse de la gran responsabilidad para llegar a Banco de México. La suerte cambió para los economistas ortodoxos herederos de la Escuela de Chicago.