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Hasta el tercer trimestre, los precios promedio de los alimentos en América Latina reportan escaladas de entre el 12% y el 15%
El Banco Mundial alertó el miércoles que la depreciación de las monedas en la mayoría de las economías en desarrollo está elevando los precios de los alimentos y combustibles, con desenlaces que incluso podrían “profundizar las crisis alimentaria y energética que muchas de ellas ya enfrentan”.
En su más reciente informe sobre Perspectivas de los mercados de commodities, el organismo multilateral apunta que la invasión rusa a Ucrania desencadenó retrocesos de un 6% en los precios del crudo Brent entre febrero y septiembre.
“Sin embargo”, afirma, “debido a las depreciaciones de las monedas, casi el 60% de las economías de mercados emergentes y en desarrollo importadoras de petróleo experimentaron un aumento en los precios del petróleo en moneda nacional durante este período” con el consecuente impacto en los precios de alimentos y combustibles.
Indica que en los tres primeros trimestres de este año, la inflación de los precios de los alimentos en el sur de Asia, región que lidera la lista de los impactos, superó niveles del 20%.
“La inflación de los precios de los alimentos en otras regiones, como América Latina y el Caribe, Oriente Medio y Norte de África, África Subsahariana y Europa del Este y Asia Central, promedió entre el 12 y el 15%”, apuntó.
La depreciación de las monedas locales de esas regiones frente al dólar provoca que, a pesar de los estragos de la guerra con cotizaciones volátiles del petróleo en los mercados internacionales, los precios de los productos energéticos, un insumo necesario en la producción agrícola, se disparen, perjudicando el precio de los alimentos.
El Banco Mundial refiere que casi el 90% de esas economías también experimentaron un mayor aumento en los precios del trigo en sus monedas locales, en comparación con un ritmo más moderado en términos de dólares estadounidenses.
Indica que los precios de la mayoría de los productos básicos han disminuido desde sus máximos recientes en medio de preocupaciones sobre una recesión mundial inminente.
Mayor presión
Desde el estallido de la guerra en Ucrania, los precios de la energía se han visto presionados al alza, “pero ahora se espera que bajen”, señaló el organismo internacional.
“Después de aumentar aproximadamente un 60% en 2022, se prevé que los precios de la energía disminuyan un 11% en 2023”, menciona.
A pesar de la moderación, los precios de la energía el próximo año seguirán colocando un 75% por encima del promedio de los últimos cinco años, alertó.
Se espera que el precio del crudo Brent promedie los 92 dólares por barril en 2023, muy por encima del promedio de cinco años de 60 dólares por barril. De acuerdo con las perspectivas del Banco Mundial los precios del gas natural y del carbón descenderían en 2023 desde los máximos históricos de 2022.
“Sin embargo, para 2024, se espera que los precios del carbón australiano y del gas natural en Estados Unidos podría ser casi cuatro veces mayor”.
Se proyecta que la producción de carbón aumente significativamente a medida que varios exportadores importantes aumenten la producción, poniendo además en riesgo los objetivos del cambio climático, alertó.
“La combinación de precios elevados de las materias primas y depreciaciones persistentes de la moneda se traduce en una inflación más alta en muchos países”, dijo Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial y economista jefe de EFI, que produce el informe Perspectivas.
“Los formuladores de políticas en las economías de mercados emergentes y en desarrollo tienen un espacio limitado para manejar el ciclo de inflación global más pronunciado en décadas.
“Necesitan calibrar cuidadosamente las políticas monetarias y fiscales, comunicar claramente sus planes y prepararse para un período de volatilidad aún mayor en los mercados financieros y de materias primas mundiales”, advirtió Ayhan Kose, director del equipo de perspectivas del Banco.
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