Elevadores, Sindicatos e Inteligencia Artificial

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Juan Carlos Zepeda*

“La Inteligencia General Artificial (AIG por sus siglas en inglés) que es la siguiente etapa de la Inteligencia Artificial (IA) y se define como aquella comparable a la de los seres humanos, será un punto de inflexión importante en la relación entre las personas y las máquinas”, sentencia Kai-Fu Lee, empresario y reconocido científico informático, al relatar algunos de los profundos cambios en los sistemas de producción que se están viviendo ya en varias partes del mundo (fundamentalmente en Estados Unidos y China) y que revolucionarán a casi todas las industrias en la presente generación.  Por su parte, el inventor Raymond Kurzweil vaticina que para 2029 ya tendremos ordenadores con AIG y que alcanzaremos la singularidad hacia el 2045.

Y si bien estos temas parecenerían más para quienes se dedican a la tecnología, la economía o incluso la filosofía, tendrían que ser ahora mismo parte fundamental de los análisis y reflexiones de las organizaciones sindicales en todo el mundo.

Habrá quien diga que en México estamos muy lejos de este nivel de estudio dentro de las grandes centrales obreras, pero en lo personal no veo ninguna restricción para que los liderazgos sindicales en nuestro país pongan especial atención a ello: cuentan con los recursos suficientes, influencia social y política, y tienen acceso a los mejores conglomerados de investigación en diversos temas.

Del desarrollo de las nuevas tecnologías, pero sobre todo de las formas y de la velocidad en las que se implementen, dependerá el bienestar no sólo de las grandes clases trabajadoras, sino de la sociedad en su conjunto.

Si bien en nuestro país la nueva Reforma Laboral de 2019 ha traído consigo un auténtico cambio en las formas de relación entre empresas, sindicatos y trabajadores (entre otras cosas con la participación de estos últimos para legitimar sus Contratos Colectivos de Trabajo -CCT- o a las propias dirigencias sindicales mediante voto libre, secreto, personal y directo), y apenas estamos adaptándonos a estos cambios, ya se tendría que estar revisando lo que el mundo laboral tiene frente a sí en los próximos años.  Una verdadera revolución.

Un ejemplo simple de los cambios que se avecinan podría estar en los elevadores. Antes del primer asensor mecánico y de que se expandiera su uso público a medidados del siglo XIX, no se podría imaginar que se requiriera una especialidad laboral para un equipo mecánico que no había sido utilizado en sitios o lugares de acceso público masivo. ¿Quién se imaginaba entonces que se necesitarían operadores de máquinas de desplazamiento vertical o “ascensores”? Los años pasaron y sí, miles de trabajadores desarrollaron esta industria, pero particularmente ponemos la atención en los llamados operadores o elevadoristas.

Y entonces, si en medio del auge de esta “especialidad” alguien les hubiera dicho que desaparecerían a causa del avance de la misma tecnología que los hizo nacer, no lo hubieran creído. Pero años más tarde, pensemos en un periodo que puede ser desde 1857 con la aparición del primer elevador mecánico público a 1950 cuando se instala el primer ascensor del mundo con puertas automáticas, esta profesión estaría marcando su obsolesencia. No la de los elevadores, sí la de una parte específica de ese proceso que erala presencia de una persona que operase directamente con el usuario.

Este tipo de transición que se tomó 100 años, hoy puede llevarse a cabo en diferentes industrias a una velocidad infinitamente mayor. Los medios de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) permiten la aplicación de cambios radicales en las cadenas productivas ya no en décadas, sino incluso en años.

¿Qué pensamos hoy cuando nos hablan de medios de transporte autónomos: los pilotos de aeronaves, choferes y toda clase de operarios de medios de transporte siendo sustituidos por IA haciendo de estas industrias mucho más seguras y eficientes? ¿Qué nos imaginamos cuando nos relatan la redacción y revisión de contratos por parte de IA casi en cualquier rama del derecho? ¿Quién podrá calificar mejor a un candidato a un préstamo, a un seguro o a una beca: un ejecutivo o un algoritmo alimentado con miles de datos del candidato y otros similares? ¿Qué podemos preveer en el ámbito de la salud con diagnósticos médicos basados en IA con cientos de miles de millones de datos puestos al servicio de la salud personal, haciendo más certeros, oportunos y accesibles los tratamientos?

Quienes estudian estos fenómenos establecen tres tipos de inventos: algunos cambian la forma en que realizamos una única tarea (p.e. máquinas de escribir); otros eliminan la necesidad de un tipo de trabajo (p.e. las calculadoras), y otros alteran a toda una industria (p.e. la desmotadora de algodón). ¿En dónde está entonces la IA y su impacto en la fuerza laboral? Al parecer, en el tercer tipo: “la revolución de la IA estará en la escala de la revolución industrial, aunque es probable que sea más grande y sin duda más rápida”, dice Lee, y agrega que “se encargará de la ejecución de tareas que cumplen dos criterios: se pueden optimizar utilizando datos y no requieren interacción social… mientras que la revolución industrial tuvo lugar a lo largo de varias generaciones, la de la IA tendrá un gran impacto dentro de una generación”.

Solo para confirmar esto y en un sector altamente sensible en la economía de nuestro país, se ha calculado que al conceder a los robots el poder de la vista y la capacidad de moverse de forma autónoma, la IA cambiará la industria manufacturera, llevando a la quiebra a las fábricas repletas de ejércitos de trabajadores con bajos salarios.

Andrew Ng, pionero del aprendizaje profundo (el llamado “deep learning”), ha comparado la IA con el aprovechamiento de la electricidad de Thomas Edison: “una tecnología revolucionaria por sí sola, y que una vez que se utiliza, se puede emplear para revolucionar decenas de industrias diferentes.”

La evolución y avance de la IA es complejo y su impacto en el mundo laboral determinará las relaciones sociales entre la creación de riqueza y el empleo, cuestión calificada por los analistas globales como el mayor reto para nuestra sociedad en la próxima década.

Estas son las preguntas que científicos, futuristas, economistas y filósofos se están haciendo en todo el mundo hoy en día. Pero también y principalmente se las tendrían que hacer aquellos que se dicen representantes efectivos de los trabajadores en una primera instancia, que son los Sindicatos. Tienen la obligación de atender las necesidades inmediatas y apremiantes de los trabajadores, pero no pueden olvidar el prepararse y analizar los retos que enfrentarán las próximas generaciones de trabajadores para proponer alternativas a tiempo.

A veces en lugar de poner solo la mirada hacia atrás, deberían estarla enfocando hacia adelante.

jczepeda@fwd.com.mx

* Maestro en Historia del Pensamiento,

especialista en Labor Crisis Management y

Socio Director de FWD Consultores.