Consultas en farmacias. ¿Quién tiene la culpa?

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Claudia Villegas

Con mayor penetración y presencia en las ciudades que el negocio bancario, el sistema privado de farmacias en el país ha desarrollando una nueva opción de consultas que es utilizado, incluso, por la población derechohabiente de los sistemas de salud.  

En el mercado de los medicamentos y los servicios de  salud, una ecuación está generando grandes expectativas:  las consultas médicas en farmacias privadas ya representan el 17 por ciento de las visitas ambulatorias en establecimientos e instituciones públicas dedicadas a servicios de salud.

El hallazgo, sin embargo, radica en algunos datos más que demostrarían que entre la población que acude a farmacias para obtener una consulta médica, se encuentran derechohabientes del sector salud y jóvenes que han colocado en riesgo su salud.

Al menos durante los últimos ocho años, el auge de consulta médicas en farmacias ha confirmado que en México hay una demanda insatisfecha de servicios de salud y de suministro de medicamentos, de acuerdo con una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública. La consulta médica en farmacias está demostrando, además, que la disponibilidad y la oportunidad es clave para el paciente: Menor tiempo de espera, atención sobre padecimiento – sin importar la profundidad – así como información sobre fármacos.

Así, la consulta farmacéutica representa un mercado de gran potencial y beneficio social. La expansión de esta actividad ha sido resultado de varios factores: 1) La vigencia desde 2010 del Acuerdo para controlar la venta de antibióticos que se adquirían sin prescripción médica; 2) El compromiso de las farmacias privadas de ofrecer consultas médicas para apoyar al paciente y, sobre todo, el incremento en la venta de medicamentos que demostró a las farmacias que la atención médica oportuna beneficiaba a su negocio.

Del gasto total en medicamentos que se registra en el país, el 79% se realiza a través de lo que se conoce como gasto de bolsillo. No sólo eso, las consultas en farmacias están creando un nuevo usuario resultado, evidentemente, de factores demográficos: la mayor parte de los clientes son jóvenes residentes en zonas urbanas que acudieron con severos problemas de salud.  Además, los principales usuarios fueron afiliados al Seguro Popular (39.2%); seguidos de aquellos que no cuentan con ningún servicio en un 31.3%. La cifra de 29.5% de usuarios con seguridad social es, sin duda, la que más sorprende.  Al 64% de los usuarios de las consultas en farmacias se les prescribieron tres o más medicamentos; este porcentaje fue menor en las otras instituciones. En consultorios privados fue de 57%; en servicios de seguridad social, 54% y en los servicios es­tatales de salud (SeSa) 46%.

El auge de farmacias en consultoría también han generado diferencias importantes en el gasto de bolsi­llo para adquirir los medicamentos. Los usuarios de consultas farmacéuticas gastaron más frecuentemente en medicamentos (96%) que los usuarios de otro tipos de servicios (SeSa, 27.5%; IMSS, 11.1%). La mediana del gasto en medicamentos para los usuarios de consultas en farmacias en la última visita fue de 190 pesos, cantidad que fue menor a la mediana del gasto re­portado por los usuarios de los consultorios privados, 350 pesos, pero mayor a la mediana del gasto de los usuarios de los SeSa que fue de 150 pesos.

Estimaciones de COFEPRIS indican que 43% de las farmacias ofrecen consultas médicas. Entre 2010 (año en que fue publicado el Acuerdo para controlar la venta de antibióticos) y 2012, las farmacias con consultorio crecieron 130%.  Las 10,000 farmacias con consultorio clínicos atienden mensualmente al 7% de la población mexicana.

Esta modalidad, de acuerdo con la Secretaría de Salud, puede generar beneficios importantes para la aplicación estricta de los lineamientos de control de antibióticos de 2010, así como para la prevención de la automedicación y la disminución del riesgo en la desviación de medicamentos al mercado informal. Sin embargo, el tema puede ser preocupante ya que estos consultorios en ocasiones no están regulados, situación que induce la prescripción y adquisición de medicamentos innecesarios.

Finalmente, en México, hasta 2013 los hogares dedicaron el 2.05% de su gasto total a gastos relacionados con la salud. Del gasto de los hogares en salud, el 40% se utiliza para cubrir gastos de consulta y otros servicios a la salud, el 30% para la compra de medicamentos y; el resto del gasto en salud se emplea en atención hospitalaria, análisis clínicos, compra de dispositivos médicos, seguros médicos y otros. Pero el escenario cambión porque en 2016, los hogares – según información del INEGI – sólo gasta el 16% en consultas y el 54.4 en fármacos.  En México, existen 2.8 farmacias por cada 10,000 habitantes en nuestro país.

Con esta cifra, según el INEGI, los consultorios médicos y clínicas se ubican en el cuarto lugar en cuanto a la penetración que los establecimientos de servicios tienen en la población mexicana, mientras que las farmacias se ubican en el octavo lugar teniendo una penetración incluso mayor a los bancos, lo cual refleja el potencial de acceso de servicios farmacéuticos y de salud a la población.