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Por Marisol Rueda
Si se te antoja comer tapas tal como se hace en un clásico bar español, mientras oyes de fondo a bandas como Mecano, Estopa o Nacha Pop, la referencia obligada en la Ciudad de México es Jaleo, un pequeño y acogedor lugar ubicado frente al parque Lincoln.
Comandado desde hace 13 años por el talentoso chef Pedro Martín y su socia, Coia, Jaleo te transporta a los sabores de España a través de una gran variedad de pintxos, tapas y montaditos. El viaje culinario puede iniciar con un vermut de la casa y las olivas aliñadas y, después, elegir entre cañas, sangría, tinto de verano, cocteles o alguno de los diversos vinos españoles que acompañan perfectamente a preparaciones como las anchoas del cantábrico en aceite de oliva, las croquetas de jamón serrano, los pimientos de padrón, los choricitos a la sidra, las gambas al ajillo o el pulpo a la gallega.
Para compartir, se puede pedir una tabla de jamón ibérico o una de quesos manchego y un surtido de tapas, como boquerones fritos, tortilla de patatas, chistorra de Navarra, morcilla Burgos, pulpo a la plancha o pimientos de Gernika.
En la parte de montaditos hay de escalivada con boquerón, solomillo con queso brie, morcilla con pimiento del padrón, sobrasada con miel o queso, o de berenjena, tomate y boquerón.
También hay ensaladas y bocatas, pero si el apetito es mayor se puede optar por el especial del día (siempre están anotados en un pizarrón) o alguna carne, como la carrillera estofada con papas fritas, txuleton con pimientos del piquillo, solomillo cabrales o lechón. Los fines de semana, además, hay paella y fideuá.
El viaje culinario por Jaleo no puede ser completado sin alguno de los tradicionales postres, como crema catalana, torrija o tarta de Santiago.
Twitter: @marysolrueda