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Las transferencias no rompen con la pobreza, no fomentan la movilidad social y los proyectos insignia no tienen prueba de su rentabilidad social, como lo requiere la ley de presupuesto, asegura el organismo.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) se dijo preocupado por la política de gasto del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ya que las transferencias hechas por las autoridades no rompen con el círculo de pobreza y no demuestran tener rentabilidad social.
En su análisis económico semanal, el organismo señaló que “es probable que la estrategia (de gasto del gobierno federal) sea poco redituable para la sociedad en una perspectiva de mayor plazo”.
Esto, porque “las transferencias no condicionadas no contienen incentivos para romper el pernicioso circulo de replicación de la pobreza y generar movilidad social”.
Adicionalmente, “los proyectos insignia no tienen prueba de su rentabilidad social, como lo requiere la ley de presupuesto”.
De acuerdo con el CEESP “la expectativa de fortalecer las fuentes de recursos públicos no parece estar cerca y las necesidades de gasto aumentan; la economía ha entrado a un estado de estancamiento y las expectativas de crecimiento no anticipan un repunte significativo en el mediano plazo”.
En este contexto, “la lógica de la prudencia fiscal apunta a que el gobierno debería estar preparado para contener su gasto o hacerlo mucho más eficiente, dirigiéndolo a inversión productiva compatible con el crecimiento de mediano y largo plazos y con ello fortalecer la recaudación tributaria”.
Sin embargo, el reporte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) sobre las finanzas públicas para el cierre del 2021 “no parece indicar que este sea uno de los objetivos oficiales”.
La evolución del gasto público “muestra señales de un incremento preocupante y su composición es poco productiva. Como porcentaje del PIB en 2021 representó 25.7% que es, junto con el dato del 2020, el porcentaje más elevado desde 2017 y similar a los niveles más altos del gobierno pasado”.
“El gasto corriente —agregó— representó 15.1% y muestra una clara tendencia ascendente que se relaciona con la concentración cada vez mayor de gasto en los programas gubernamentales de transferencias no condicionadas a grupos sociales”.
Es decir, “el gasto corriente representó 15.1% y muestra una clara tendencia ascendente que se relaciona con la concentración cada vez mayor de gasto en los programas gubernamentales de transferencias no condicionadas a grupos sociales”.
Por Raúl Castro-Lebrija