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La agencia de riesgos S&P Global Ratings dijo el martes que confirmó las calificaciones soberanas de México de largo plazo en moneda extranjera, de “BBB”, y en moneda local, de “BBB+”.
La calificadora mencionó que la Perspectiva del País se mantiene Negativa, lo que indica el riesgo de bajar la calificación en un término de 12 a 18 meses ante presiones derivadas de los pasivos contraídos por Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), dentro del Sector Energético, y por “la incertidumbre en el entorno empresarial, que mantendría un débil crecimiento”.
En su primera postura sobre estos temas, S&P destaca el ruido alrededor de la “renegociación potencialmente áspera de algunos contratos, particularmente en el sector energético” o un debilitamiento de instituciones clave, como el de Banxico, el banco central de México, que podrían disminuir la confianza de los inversionistas.
“Los cambios en algunas políticas internas, especialmente en el Sector Energético, han dañado en los últimos años la confianza empresarial y han suscitado inquietud sobre la previsibilidad de las políticas, lo que, a su vez, probablemente haya limitado un mayor crecimiento del PIB”, expone la agencia de riesgos.
Con relación a los cambios recientes en el Banco Central de México, (Banxico) S&P recuerda que el apoyo político a una gestión macroeconómica cautelosa ha apuntalado políticas fiscales y monetarias prudentes y un régimen cambiario flotante.
“Estos aspectos son clave para nuestra evaluación de la calidad crediticia del soberano y han mantenido la confianza de los inversionistas, así como el acceso a los mercados de capitales internacionales, incluso en periodos de tendencias adversas a nivel mundial.
“La credibilidad del banco central independiente de México y su política monetaria de metas inflacionarias tienen un rol importante”, aseveró.
México, dice, está listo para cerrar 2021 con un repunte del PIB de 5.8% dejando una brecha del producto aún considerable, tras salir de la recesión desatada por la Pandemia del Covid-19 y “en una economía que ha tenido un historial de bajo crecimiento del PIB”.
“A pesar de la sólida gestión macroeconómica en las últimas décadas, México no ha logrado un dinamismo económico similar a otros mercados emergentes”, expone.
“Esto ha llevado a una mayor polarización en el País entre partidos políticos tradicionales y más coaliciones o movimientos antisistema”, añade.
Si bien la Pandemia afectó de manera negativa el crecimiento de México, su desempeño estaba ya estaba presionado entre 2018 y 2019.
“…esperamos que el crecimiento del PIB real per cápita se mantenga por debajo del de sus pares, con un nivel similar de desarrollo económico en 2021 a 2024. Esto a pesar de los beneficios del T-MEC y de las tendencias de acercar las operaciones (near-shoring), que deberían beneficiar a México”, anticipa la calificadora.
S&P Global anota en su confirmación del grado de inversión del País que el presidente Andrés Manuel López Obrador inicia la segunda mitad de su mandato de seis años “con una gestión macroeconómica cautelosa”, que ha limitado el aumento de la deuda y de los déficits, lo que resulta en una deuda neta del Gobierno Federal que se mantendrá estable en torno a un 46% del PIB durante los próximos tres años.
“Las calificaciones de México se basan en las fortalezas y debilidades de su Democracia, la cual ha generado estabilidad política y cambios regulares de gobierno en las últimas dos décadas”, destacó.
S&P también confirmó las calificaciones de corto plazo en escala global para México, en “A-2”.
Más riesgo
Las calificaciones confirmadas consignan pasivos contingentes limitados, a pesar de que S&P espera un respaldo “extraordinario” del Gobierno Federal en caso de ser necesario para Pemex y CFE, ambas con un perfil crediticio individual mucho más débil que el Soberano.
La agencia de riesgos da cuenta de las presiones derivadas de los pasivos contingentes relacionados con “la magnitud del potencial apoyo extraordinario” a las empresas propiedad del gobierno dentro del Sector Energético, en un contexto con una base tributaria no petrolera comparativamente baja, y de menor espacio fiscal.
Si bien S&P resalta una gestión macroeconómica cautelosa y un mejor diálogo entre las partes dentro del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para fortalecer la resiliencia de la cadena de suministro y los vínculos transfronterizos, lo que debería respaldar la inversión y la confianza de los inversionistas en México, advierte también sobre la regresión en algunas políticas, como las ya mencionadas.
“El revés resultante podría complicar la ejecución de la política, pesar sobre la estabilidad de la política y llevarnos a bajar las calificaciones”, advierte.