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Debido a la falta de una regulación adecuada por parte de las autoridades sanitarias, la venta de cigarros electrónicos o vaporizadores ya ha alcanzado a los menores de edad.
De acuerdo con el presidente de la organización México y el Mundo Vapeando, Juan José Cirión Lee, la falta de una regulación ha permitido que la venta y distribución de estos dispositivos ya no solo se efectúe en el mercado negro.
Ahora también se efectúa mediante máquinas despachadoras —o vending machines— ubicadas en plena vía pública, en algunos de los principales núcleos poblacionales del país, como la Ciudad de México.
“La falta de regulación para vender vaporizadores tiene dos consecuencias negativas para el país: Por un lado, México desaprovecha una invaluable oportunidad para combatir el tabaquismo, pues dichos dispositivos son una herramienta comprobada científicamente para revertir el consumo de tabaco”, explicó el directivo.
Además, “desata un mercado negro con los riesgos que conlleva, como el hecho de que menores de edad tenga acceso a este tipo de dispositivos”.
Detalló que, mientras autoridades de varios países, como Reino Unido, Nueva Zelanda y Francia han incorporado a los vaporizadores dentro sus políticas públicas para combatir el tabaquismo, “en México, el gobierno sigue estancado en creencias y desinformación en la materia, por lo que no existe un marco que regule la importación, distribución y venta de dichos dispositivos, lo que deriva en un creciente y preocupante mercado negro”.
En su opinión la venta de los cigarros electrónicos debe ocurrir en negocios establecidos, plenamente identificados y con la regulación correspondiente, con el objetivo de garantizar que se vendan artículos únicamente a mayores de edad, así como productos (dispositivos y sustancias), de origen lícito y con garantía.
En puntos como la Ciudad de México y entidades como Jalisco, Nuevo León y el Estado de México ha proliferado la presencia de máquinas despachadoras de cigarros electrónicos, “lo que representa un severo riesgo, pues un menor de edad puede comprar un dispositivo de una manera tan sencilla y fácil como lo haría para adquirir botanas o refrescos”.
En colonias como Polanco, Roma, Condesa y Tecamachalco se pueden apreciar máquinas dentro de restaurantes, cafeterías, plazas comerciales o, incluso, en plena vía pública, en donde se comercializan una amplia gama de cigarros electrónicos que van desde los 100 pesos, sin que se solicite al cliente comprobar que es mayor de edad.
Adicional a la existencia de máquinas despachadoras, también se ha identificado la presencia de comerciantes ambulantes, también conocidos como “charoleros”, quienes venden cigarros electrónicos en plena vía pública.
Por Raúl Castro-Lebrija