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Si la poca presencia de mujeres en puestos de alta dirección es una constante en el sector privado, en la administración pública federal las cosas no están mejor.
Según una investigación del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), “México cuenta con un Congreso paritario, con el 48% de mujeres en la Cámara de Diputados y el 49% en el Senado de la República, así como con el mayor número de secretarias de Estado en la historia del país; nueve de 19 secretarías están encabezadas por una mujer (47%)”.
Sin embargo, luego de analizar 290 instituciones del gobierno federal, el organismo detectó que la presencia de mujeres al interior de las secretarías de estado disminuye conforme se eleva el puesto y el nivel de ingresos.
Es decir, “solo el 30% de las direcciones generales son ocupadas por mujeres, mientras que este porcentaje disminuye a 28% para las jefaturas de unidad, el tercer puesto de mando más alto”.
Esta baja participación de las mujeres en los puestos más altos tiene un impacto en la brecha salarial. “En el gobierno federal por cada 100 pesos que gana un hombre, una mujer percibe, en promedio, 74 pesos. La brecha salarial promedio es de 26%. A pesar de que el gobierno federal cuenta con un tabulador de sueldos, este no compensa la desigualdad de género que existe en los puestos directivos”.
Todo esto, refiere el IMCO, a pesar de que las mujeres cuentan con un mayor nivel de escolaridad. “El 43% de las servidoras públicas cuenta con una licenciatura, en contraste con el 35% de los servidores públicos. Sin embargo, hay 33% menos mujeres en los puestos de mando”.
Existen casos como la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), y la Secretaría de Educación Pública (SEP) —encabezada por una mujer— donde no hay mujeres al frente de las jefaturas de unidad. “Existen tres puestos y ninguno lo ocupa una mujer”.
El IMCO expone que “solo el 6% de los puestos de jefatura de unidad en el mayor nivel de ingreso (154 mil 472 pesos) es encabezado por una mujer. A pesar de que existe paridad en las secretarías de estado, esto no se traduce en todos los niveles”.
Frente a este panorama, el organismo propone realizar autodiagnósticos de brechas de género en cada institución del gobierno federal, alinear las acciones de las secretarías con la inclusión de más servidoras públicas en puestos directivos, así como publicar los indicadores de género en el portal de la Secretaría de la Función Pública.
Además, sugiere actualizar los indicadores y las acciones implementadas por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres),
difundir las acciones de las instituciones federales para monitorear el avance y promover prácticas de igualdad laboral basadas en la Norma 025.
Por Raúl Castro-Lebrija