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Si bien la retrospectiva para 2020 de un año atípico coloca en el centro una brutal recesión, con una caída del PIB global que superará el -2.5%, mayor a la presentada durante la crisis financiera de 2009, de -1.7%, la caída es temporal y no responde a recesiones normales, a desequilibrios acumulados de inflación, o a endeudamiento.
Esto debería permitir el ágil retorno a la situación precedente, dijeron economistas del BBVA, en una colaboración para el diario español El País, publicada este martes.
Sin embargo, las consecuencias de la epidemia global Covid-19 se traducirán en una crisis más profunda en materia de desempleo, destrucción del tejido empresarial y contratación de más deuda pública y privada por parte de gobiernos y empresas, lo que representa una incidencia negativa sobre las capacidades de crecer en el mediano plazo.
La pandemia también dejará consecuencias a largo plazo en términos de cambios sectoriales, advierte.
BBVA menciona que si bien todas las crisis golpean de modo particular a algún sector en concreto –inmobiliario, financiero, energético– esta lo ha hecho en mucha mayor medida, afectando de forma desproporcionada a los sectores de consumo social frente a otras actividades.
“Más allá de la tragedia humana por la Covid-19, el 2020 nos deja una larga lista de consecuencias económicas para el futuro. No todas son negativas”, afirma.
Los economistas del banco global resaltan que una de las novedades de esta crisis ha sido el uso mucho más determinante que en el pasado de las políticas monetaria y fiscal por parte de Europa, que actuó con mucho más recelo en el pasado que Estados Unidos.
En el ámbito de la operación de organizaciones, el Covid-19 cambiará una demanda de mayor seguridad en diversos sectores de la economía.
“La manera de responder a nuevas necesidades -cómo será la nueva normalidad- es una pregunta abierta que tardaremos en responder”, indica.