Crédito bancario a actividades productivas sigue cayendo en México

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La cartera de crédito vigente al Sector Privado de la banca comercial se redujo 2.5% en octubre pasado en términos reales y a tasa anual, su tercera caída consecutiva en lo que va del año, en un entorno donde prevalece la incertidumbre por los rebrotes de la Pandemia Covid-19, afectando los segmentos de consumo, empresas, e intermediarios financieros no bancarios.

Los Agregados Monetarios del Banco de México arrojan un saldo de la cartera crediticia al Sector por 4 billones 711 mil 413 millones de pesos, el 65% del financiamiento total otorgado por la banca comercial en ese lapso.

Del saldo de cartera hacia el Sector Privado, 980.4 miles de millones de pesos (mmdp) se desti al crédito al consumo, lo que representó un hundimiento de –10.9% a tasa anual, igual al retroceso que sufrió el crédito otorgado a intermediarios financieros no bancarios, que mostró un saldo por 77.5 miles de millones de pesos.

El crédito a empresas no financieras y personas físicas con actividad empresarial tuvo un retroceso de -1.2% en octubre a tasa anual, con un saldo de 2 billones 684 mil 846 millones de pesos.

El único comportamiento positivo de la cartera de crédito al Sector Privado fue el de segmento de vivienda, con un crecimiento de casi 5% anual (4.7%) y un saldo por 968.7 miles de millones de pesos.

Expertos indicaron que los segmentos más afectados responden al deterioro de indicadores económicos, especialmente el empleo, y por cambios relevantes en los patrones de consumo.

En el caso del crédito a las empresas la tendencia ha ido bajando por las restricciones a la movilidad social y en consecuencia al cese de parte de las actividades de las empresas, con riesgos de rebrotes y daños adicionales en la economía y en la Salud Pública.

El retroceso de 1.2% del crédito otorgado a las empresas se colocó por debajo de lo esperado por analistas, de 0.1%.

El viernes, un sondeo realizado por la consultoría KPMG entre más de 60 directivos de empresas arrojó que el 80% de los ejecutivos de la Alta Dirección en México coloca entre sus riesgos centrales obtener la liquidez necesaria para continuar con sus operaciones.