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La agencia de riesgos S&P Global resaltó a las dos economías de más peso de América Latina, México y Brasil, en las salidas tardías en la respuesta que han dado los países para enfrentar los impactos del Covid-19. Junto con la India y los mercados emergentes de Asia, la enfermedad no está “en gran parte” contenida, mientras las tasas de infección siguen siendo altas.
Preocupa además la tasa de reproducción, que todavía está cerca o por encima de 1 y la atención médica está cerca de su capacidad o en capacidad, señala.
“La recuperación económica probablemente será muy desigual en todas las geografías, dependiendo de la capacidad de las autoridades por contener el virus y preservar el empleo y el tejido económico (de sus sociedades). Los países de salidas anticipadas, conducidos por China, han visto menos afectada su producción en el primer semestre y esperamos que sean ellos los que recuperen la mayor parte del crecimiento de su tendencia anterior”, destaca.
Las salidas anticipadas están representadas por China, Australia, Corea y Nueva Zelanda, donde hasta junio, el padecimiento está “en gran parte” contenido o totalmente contenido en algunos casos, y la tasa de reproducción y asistencia sanitaria es “sustancialmente” inferior a 1. Países como Estados Unidos, Japón y Reino Unido están clasificados en la categoría de salidas intermedias, aunque destaca Turquía como el único país emergente de esta muestra.
Los que salen tarde, como México y Brasil, están luchando por contener el virus, pero lo más probable es que incurran en pérdidas en su producción, mientras que su tendencia de crecimiento económico arrojará tasas inferiores a las que exhibían antes de la crisis, advierte la calificadora internacional en el documento “The shape of recovery: uneven, unequal, uncharted” fechado el 1 de julio y publicado este viernes.
Resalta que los países en la categoría de salidas tardías se enfrentan a un aumento del apalancamiento, ingresos débiles y a un potencial aumento de los disturbios sociales a medida que la pandemia ha hecho evidentes disparidades en los ingresos y un acceso deficiente a los servicios de salud.
Los gobiernos de los mercados emergentes enfrentan la disyuntiva de reactivar la economía o resguardar vidas humanas, con crecientes presiones sociales que se inclinan a la apertura de actividades y donde las implicaciones más severas repercuten en la pequeña y medianas empresa, para quien cerrar una semana más puede significar la bancarrota.
“En tales escenarios, la confianza del consumidor y la confianza empresarial probablemente será limitada y retrasará la posible recuperación económica”, dice.
Costo fiscal oneroso
S&P Global menciona que para mantener el funcionamiento de los mercados crediticios y financieros, apoyar las economías y preservar los empleos, los bancos centrales y los gobiernos han inyectado potentes cantidades de dinero a la economía global.
Indica que los costos fiscales directos e indirectos de estas medidas extraordinarias equivalen a cerca del 18% del PIB promedio de los países representados en el G7, el de las economías más avanzadas (Estados Unidos, Alemania, Canadá, Japón, Reino Unido e Italia).
La proyección de S&P Global representa un 52% adicional a las emisiones de deuda soberana previamente esperadas para el cierre de 2020.
“El aumento de la deuda en el sistema hará que sea muy difícil para los bancos centrales aumentar las tasas, mientras que los gobiernos tendrán que equilibrar el costo fiscal de un apoyo extraordinario con el riesgo de empleo de un retiro prematuro”, advierte la agencia en el informe.
“Por último, pero no menos importante: los efectos desproporcionados del virus en los trabajadores de bajos ingresos, tanto en mercados desarrollados como emergentes, podría exacerbar las desigualdades e impulsar la protesta social y la inestabilidad política”, previo.
En una nota positiva, resalta S&P Global, la crisis podría representan una oportunidad para que los gobiernos apoyen la recuperación a través de invertir en infraestructura y apoyar una economía verde, digital y más sostenible.
“En general, la forma de la recuperación será desigual e inexplorada, pero una cosa es cierta: la deuda global probablemente será más grande”, indica.