Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 34 segundos
La economía mexicana enfrenta su principal desafío. Al parecer la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) que encabeza Arturo Herrera le está apostando a la recuperación atada a la entrada en vigor del T-MEC con Estados Unidos y Canadá. El problema, sin embargo, es que la economía sigue paralizada por la crisis sanitaria porque empresas grandes, medianas y pequeñas no sólo no cuentan con los recursos suficientes para hacer frente al control epidemiológico sino también carecen de una política pública clara sobre el manejo de esta crisis. Además, en EU, la pandemia no cede y estados fronterizos con México están enfrentando graves problemas que podría frenar la apertura económica regional.
Hasta ahora, en la Ciudad de México, la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, parece tener claro que sin inversión no habrá recuperación. La industria de la construcción privada ha recibido señales claras de que contará con el apoyo de las autoridades para revisar en tiempo y forma los trámitar para obtener autorizaciones como impactos ambientales y urbanos; incluso cuenta con un equipo de expertos en vinculación comunitaria para darle seguimiento a los procesos de consulta ciudadana con el propósito de evitar cualquier desecuentro con las comunidades.
En la Ciudad de México se ha reconocido una pérdida histórica de empleos y se ha reactivado la inversión en obra pública. ¿Será suficiente? No, sin una política económica federal clara y contundente. Le comento que algunos desarrolladores han replanteado sus proyectos en la Ciudad de México porque, a pesar del apoyo del gobierno local, no observan condiciones a nivel federal y macroeconómico para comprometer inversiones por millones de dólares.
Preocupa, por lo tanto, la caída en los ingresos que se obtienen por el IEPS a las gasolinas, así como los gravámenes al comercio exterior. Hasta ahora, sin embargo, la estrategia del gobierno federal – acertada en alguna medida – ha sido apostar por la recuperación de deudas históricas de grandes corporativos como Femsa. Muy bien. El problema será que mientras la economía no se recupere y no se registre un poco de estabilidad en materia sanitaria será muy complicado que se remonte la recaudación. Frente a ello, se inició una nueva campaña para regularizar el sistema tributario: el embate contra las empresas factureras y el rastreo de aquellos contribuyentes que usaron documentos apócrifos para justificar deducciones o cuadrar sus cuentas ante el fisco. En la Procuraduría Fiscal de la Federación aseguran que las factureras son parte de la corrupción que se dio en el sector público y que, por ello, su eliminación resulta clave para seguir con el combate de las malas prácticas. Sin embargo, en otros sectores se interpreta como una acción legítima en un momento muy complejo. Hará falta sensibilidad por parte de las autoridades para diferencia a los contribuyentes que no forman parte de estas red de corrupción y que, por un mal asesor, cayeron en estos problemas.
No es momento de cambiar reglas
Hasta ahora se han perdido más de un millón de empleo; han cerrado miles de empresas y muchas de ellas no tendrán posibilidad de hacer frente a sus obligaciones tributarias. Si bien es cierto que las grandes cúpulas pidieron apoyo del gobierno al inicio de la pandemia de una manera temprana y preventiva, ahora la petición debería extenderse con los datos duros. El problema ahora, sin embargo, es que ahora las finanzas públicas del país podrían comenzar a tener problemas estructurales y la capacidad de contratar deuda, además del incremento que se generó con el deslizamiento cambiario, será limitada. El FMI, mientras tanto, ha advertido que México tendrá una caída de 10.5% para su Producto Interno Bruto (PIB). Se trata de la caída para la economía más profunda de los últimos tiempos; de las últimas décadas. La economía mexicana será una de las más afectadas en América Latina justo cuando se necesitarán recursos para sostener a un sistema de salud que no podrá reducir su capacidad instalada. Hace falta, insisto, una nueva política hacendaria y certeza para la inversión privada porque no es un buen momento, como dijo el Embajador de EU, Christopher Landau, para cambiar las reglas una y otra vez. Es cierto, es necesario limpiar la corrupción; sin embargo, un buen gobierno puede observar que se terminen las malas prácticas; ser rector de buenas prácticas como busca la Alcaldesa, Claudia Sheinbaum.
Regreso a El Horizonte
Es un gusto para IQ Financiero regresar a las página de El Horizonte. Un abrazo a su director, a su equipo editorial y a sus lectores.
Claudia Villegas