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Uno de los puntos de encuentro que el coronavirus ha promovido entre familias, amistades y empresas es el uso de la tecnología; sea para estrechar lazos, ejercitarse o trabajar a distancia, a nivel global este aliado estratégico también está contribuyendo a combatir el SARS-COV2, el virus que ha alterado la vida de todos los habitantes del planeta.
La búsqueda de una cura del COVID-19 ha involucrado, también, el desarrollo de aplicaciones para apoyar al sector salud en el rastreo y contabilización de los casos positivos.
Es así que países como Singapur y Corea del Sur implementaron de manera obligatoria entre la población el uso de apps de rastreo, o contact-tracing apps, exponiendo a los usuarios a ciberataques o fraudes digitales, ya que estas herramientas pueden dar acceso a datos para realizar transacciones bancarias, usar imágenes de cámaras de seguridad y recopilación masiva de la ubicación vía GPS.
“Atentar contra la privacidad de la población nunca es una solución adecuada, ni siquiera en el combate del coronavirus; sin embargo, sustentada en principios éticos y de seguridad para los usuarios, la tecnología será una gran aliada en esta lucha” comentó Ricardo Pizzuto, fundador y director general de openBerry Foundation (oBF).
En el caso de México y Estados Unidos, donde existen estrictas leyes de protección de datos, este tipo de mecanismos quedan descartados; no obstante, debido a su relevancia, se está buscando el desarrollo de una app que cumpla con la Ley de Protección de Datos. Por su parte, Italia y España optaron por incentivar a la población a que participe y utilice estas tecnologías de manera voluntaria.
En esta búsqueda, Apple y Google unieron sus esfuerzos para crear un sistema de rastreo de uso fácil y adaptable a Android o iOS, misma que se instalará con la actualización del sistema operativo, a la vez que protegerá los datos de los usuarios.
Para lograrlo, usaron una Interfaz de Programación de Aplicaciones (API), que cuenta con dos virtudes: compatibilidad y privacidad y que, además, al apoyarse en el protocolo de comunicación Bluetooth emite un identificador anónimo que no guarda datos personales, es seguro y eficaz ante un posible ciberataque. De esta forma, los celulares captan y almacenan los identificadores emitidos por los dispositivos móviles cercanos y permanecen en la memoria celular por 14 días, periodo de incubación del virus.
En este sentido, si una persona resulta positiva a la enfermedad, el hospital proporciona un código con el que podrá subir los identificadores emitidos por su celular a un servidor gubernamental, para así rastrear a las personas con las que ha tenido contacto en las últimas dos semanas.
Por otro lado, las personas sanas podrán comparar sus identificadores con los del gobierno y en caso de encontrar un identificador de contacto con un contagiado, se le notificará del posible riesgo para que se aísle de inmediato.
“Es claro que al implementar aplicaciones de rastreo de manera masiva los contagios podrán controlarse y, de esta manera, no solo mitigar la tasa de contagios, sino establecer de manera efectiva los umbrales de semaforización y alertamiento locales, lo que facilitará el regreso a la “nueva normalidad”, anotó el Pizzuto.