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La decisión del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador de llevar a cabo un incremento del 20% al salario mínimo (SM) a partir del 1 de enero del próximo año ha despertado una acalorada discusión en México en torno a un tema sensible en términos de inflación, el desempeño de los salarios generales y la relación con los sectores productivos.
Se trata del alza más significativa de los últimos 44 años, según la Secretaría de Hacienda. A pesar de las posibles implicaciones, no obstante, el evento convocó en un evento conjunto al presidente López Obrador, representantes de la Secretaría del Trabajo, el sector privado y la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI).
El SM mostró un aumento promedio de 4.6% anual en el periodo 2010-2016, de acuerdo con un análisis del banco Banorte; el incremento del salario mínimo entre 2017 y 2019 promedió 12.1 por ciento.
“En este último periodo, la inflación promedio fue de 4.8% -con cifras hasta noviembre- lo que implica ganancias salariales reales importantes. Tomando en cuenta el aumento para 2020, la tasa anual compuesta de crecimiento desde 2017 sería de 14.0%”, agregó Banorte en un análisis divulgado este martes.
Citados por la agencia Reuters, los analistas Gabriel Lozano y Steven Palacio, economistas para México del banco estadounidense JP Morgan escribieron una nota donde indican que “la política salarial del gobierno es uno de los principales riesgos en el proceso de formación de precios”
“En el pasado, el crecimiento de los salarios reales estuvo alineado con la productividad, como dicta la teoría; la nueva política salarial abrió una brecha entre los dos, que podría causar al final desequilibrios económicos”, afirmaron.
El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, afirmó que el alza de 20% no implica riesgos para la inflación o el empleo.
La secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, dijo que estiman que alrededor de 3.44 millones de trabajadores pudieran mejorar sus ingresos debido al nuevo salario mínimo.
La población económicamente activa impactada por el aumento ha ido creciendo, según el análisis de Banorte. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), al tercer trimestre de este año, alrededor de 24.4% de la población ocupada, excluyendo aquellos que no especificaron su nivel de ingreso, gana hasta un salario mínimo, lo que significa un total de 10.9 millones de trabajadores. “Esta cifra es 4.4 puntos porcentuales mayor a la observada en el mismo periodo de 2018, lo que implica 2.4 millones de personas más”, añade.
Derivado del hecho de que el nivel absoluto del SM sigue al alza, es probable que tenga efecto sobre una mayor cantidad de trabajadores.
Para el próximo año, el salario mínimo, se ubicará en 123.22 pesos diarios desde los 102.68 pesos vigentes.
Sin concesiones con T-MEC
El titular de Hacienda negó que el alza del salario mínimo haya sido “un regalo del T-MEC” y argumentó que es una deuda histórica puesto que desde 1982 el salario mínimo había perdido un 75% de su valor.
Es decir, la brecha en los salarios que existe en los países que conforman el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) aún vigente es anterior a este primer acuerdo “Es algo que se tenía que hacer, independientemente de cuál es la política comercial” dijo el funcionario.
Dijo que la discusión en México sobre el tema es relativamente nueva respecto a países como Estados Unidos, donde incrementos similares al salario mínimo levantaron ámpula, pero se llevaron a cabo.
“En los años noventa hubo un ejemplo técnicamente interesante en Estados Unidos. En 1991 hubo un aumento del salario en Nueva Jersey pero no en Pensilvania, que eran estados vecinos, y todos pensaron que iba a haber una caída del empleo en Nueva Jersey y aumento del empleo en Pensilvania, y lo qué pasó fue lo opuesto”, dijo.
¿Implicaciones mínimas?
La incertidumbre sobre el impacto de mayores salarios ha aumentado, aunque probablemente sea más modesto que lo que sugiere la historia, dijo Banorte en su análisis.
Su efecto sobre en el empleo y la inflación es el tema más sensible debido al impacto en los costos de producción de las empresas al inducir indirectamente un alza en la distribución salarial de toda la economía, conocido como “efecto faro”.
“En este sentido, en trabajo previo hemos estimado que un alza de 10% en el salario mínimo podría incrementar la inflación en 30 puntos base en un horizonte de doce meses”,