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De acuerdo a cifras proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que más de 264 millones de personas en el mundo padecen ansiedad, siendo México uno de los países de América Latina en el que los casos de dicha afección se han incrementado hasta en un 75 por ciento en los últimos cinco años.
La ansiedad es una respuesta natural a situaciones de peligro reales o imaginarias, que nos mantiene en estado de alerta y desarrolla nuestro instinto de supervivencia en momentos de tensión, sin embargo, cuando esta condición se sale de control puede provocar pánico, e incluso convertirse en un trastorno mental con repercusiones importantes en actividades cotidianas como; las relaciones familiares y laborales de quien la padece.
Las pérdidas de productividad laboral en México relacionadas con este padecimiento ascienden hasta a 16 mil millones de pesos al año, lo cual se traduce en una reducción del 0.5 por ciento al 3.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), según estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo.
“Si bien es cierto que la ansiedad es un problema multifactorial, vinculado con factores genéticos, rasgos de personalidad, ambientales y socioculturales, las condiciones de vida actuales en el país también han influido en el desarrollado de personas más estresadas y ansiosas, pues todos están en busca de mejorar sus necesidades básicas; alimentación, habitación, descanso físico, esparcimiento, vínculos familiares y de pareja, aspectos que son fundamentales para la autorrealización”, asegura la Psicoterapeuta de Hacienda Solárium, Dilma Lima da Silva.
El estrés acumulado y los sentimientos de tristeza o frustración que genera la ansiedad, también puede hacer que el paciente se enganche en algunas ocasiones con el consumo de sustancias, como una estrategia para afrontar sus problemas y reducir la ansiedad, aunque esto puede ser contraproducente ya que esas prácticas podrían desencadenar una dependencia a estimulantes.
“Cuando una persona usa drogas, también pueden aparecer algunos síntomas asociados a la ansiedad como: malestar, irritabilidad o taquicardia, pues el consumo de estimulantes puede llevar al individuo a alteraciones psicológicas vinculadas con trastornos de ansiedad y pánico en un nivel más alto que quien no consume”, afirma Lima da Silva.
Investigadores de los Centros de Formación y Servicios Psicológicos de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (U.N.A.M.), consideran que uno de cada 4 adolescentes, están en riesgo de padecer depresión y ansiedad o algún trastorno psicológico como parte del consumo de sustancias psicoactivas, por lo que resulta importante tener en el país, centros de atención a la salud mental con una visión más incluyente y humanista.
“Nosotros en Hacienda Solárium, que es una clínica única, enfocada en la rehabilitación de mujeres con trastornos de ansiedad, adicciones a sustancias y otras afecciones dentro del campo de la salud mental, ponemos un especial enfoque en el proceso terapéutico de las pacientes, donde ellas se sientan escuchadas, comprendidas, importantes, alentadas a detectar sus malestares para cuestionarlos, debatirlos y reemplazarlos modificando su forma de vida en un bienestar, mediante una atención más humanista y especializadas con un seguimiento integral” subrayó la Psicoterapeuta Dilma Lima da Silva.
Los trastornos de ansiedad generalizada se han vuelto un grave problema de salud pública, pues al menos 1 de cada 4 mexicanos sufren ansiedad, lo cual provoca un ausentismo laboral que afecta el 7.3 por ciento del costo de la nómina de las empresas nacionales, evidenciando que los problemas de salud mental están casi a la par de otras enfermedades que afectan a los connacionales, como la obesidad, diabetes e hipertensión.