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Ignoro si al escuchar las siglas de NFL produce alguna sensación diferente en usted, ya sea porque le gusta el futbol americano oporque lo aborrece o simplemente le da igual.
Lo cierto es que, para muchos, y me incluyo, el inicio de cada temporada en septiembre representa una dulce obligación de seguir el desarrollo de la campaña y por consiguiente la revitalizante dosis anual de emoción de este deporte. No en vano, en una ocasión escuché de un comentarista estadunidense que la NFL de los domingos había suplido por mucho la costumbre familiar de ir a misa por las mañanas. Ciertamente no es una exageración si se toma en cuenta que el futbol americano es el deporte predilecto de los estadunidenses.
Y es que el poder de penetración de la NFL es tal que, mientras que para los aficionados representa hasta un cambio de rutina en su vida durante poco más de seis meses (de septiembre a la primera semana de febrero), para los dueños de equipos y el comisionado es una verdadera gallina de los huevos de oro que parece no tener límites económicos, aspecto que nos incumbe en esta ocasión.
Quizá hace unos años este tema no tendría mayor interés para muchos mexicanos, a excepción de los seguidores de la Liga, sin embargo, con una tercera incursión consecutiva de la NFL en nuestro país con otro juego de temporada regular las cosas cambian.
Baste señalar que tan sólo el año anterior la derrama económica que dejó el juego entre los entonces campeones Patriotas contra los Raiders fue de casi 50 millones de dólares para la Ciudad de México, una cantidad ciertamente irrisoria para la Liga si se compara con los 14 mil millones de dólares que capta en Estados Unidos anualmente. Bueno, ese fue el reporte del 2017.
Visión de conquista
No obstante, eso le tiene sin cuidado a la NFL, que en vez de estar con las garras sobre el billete en las naciones que se presenta, su plan va mucho más allá: Va en pos de la conquista deportivo cultural, que a la postre rinde mayores dividendos que tan sólo obtener unos cuantos millones de dólares.
Si, desde hace dos décadas la NFL se dio a la tarea de iniciar una conquista global llevando su producto a otras latitudes con sus American Bowl (juegos de pretemporada o exhibición) a Inglaterra, Canadá o México. Incluso creó una liga de desarrollo en Europa en 1998, la cual fue cerrada en 2007.
Ciertamente, la NFL siempre ha estado obsesionada con Europa, quizá intentando competir con el poderoso mercado del futbol soccer en el viejo continente, y la mejor prueba de ello es que durante años prefirió llevar su espectáculo a Londres que traerlo a México, a pesar del disgusto masivo de jugadores por el pesado vuelo de más de siete horas para cruzar el Atlántico. Un dato que avala ese interés de la Liga por Europa es que en la capital del Reino Unido se han presentado 29 de los 32 equipos.
No obstante, lo cierto es que para muchos la NFL se tardó en mirar de manera seria a México, ignorando la bestial cantidad de aficionados que tiene, siendo desde hace mucho tiempo su mercado más fuerte después de Estados Unidos.
Ahora, al parecer, la Liga ya contempla a México dentro del enorme pastel que representa dicha colonización de las tacleadas en el orbe.
Y es que después de ver las estratosféricas cantidades de dólares que genera la NFL tan sólo en Estados Unidos, uno se pregunta de cuánto será su proyección a nivel mundial.
Una máquina de dinero
De acuerdo con el comisionado Roger Goodell, la meta para el 2025 es generar 25 mil millones de dólares, es decir, 11 mil millones de dólares más que lo registrado en 2017. Un punto que hace pensar que lo logrará es su meticulosa estrategia mercadotécnica que no en vano hizo que los aficionados estadunidenses gastarán 4.6 mil mdd en boletos la temporada anterior.
De acuerdo con los reportes de la Liga, sus ingresos se han incrementado hasta un 47 por ciento del 2012 a la fecha. En 2011 negociaron su nuevo contrato con las cadenas de TV, el cual tuvo un aumento del 6 por ciento, mismo que las televisoras aceptaron sin problema, toda vez que el producto es más que aceptado.
El mejor ejemplo es que mientras que en 2002 el costo por un anuncio de 30 segundos en el Super Bowl era de 2.3 millones de dólares, desde 2016, éste cuesta 5 millones de dólares.
Un dato interesante es que, de las 50 principales transmisiones de programas en TV estadunidense durante 2017, 30 fueron juegos de la NFL, incluyendo cuatro entre las primeras cinco.
Sin embargo, astutamente la NFL no negoció de la misma manera con las compañías de telefonía celular. Esa fue otra cuenta y la firma Verizon es la que lleva la delantera.
Aun así, la NFL sabe exactamente cómo crear una adicción por su producto, y desde el año anterior, permite que cualquier operador de dispositivos móviles transmita de manera gratuita los juegos locales de cada región en EU. La sorpresita ya vendrá después cuando tenga enganchados a varios clientes potenciales que no se querrán perder los juegos de sus equipos.
Otro segmento en el que la Liga ha puesto su mirada y con grandes proyecciones es el mercado de las apuestas, el cual la ser absolutamente legal en EU, representa unos 2.3 millones de dólares anuales de acuerdo a las previsiones de este emporio deportivo.
Aun con todo lo anterior, no faltan los comentarios pesimistas de algunos expertos en negocios que aseguran que la popularidad de la Liga ha descendido 17 por ciento en los últimos dos años.
El asunto tiene sin cuidado a la poderosa NFL que sigue a la cabeza, no en vano otros especialistas señalan que es la tendencia y todos los deportes han bajado pues se trata de un comportamiento natural del mercado.
Garantía de éxito
La marca NFL es tan fuerte y garantiza tanto éxito, que Amazon, el gigante de venta en línea, pagó hace unos años 50 millones de dólares por los derechos de transmisión vía internet tan sólo por una temporada. Los resultados fueron tan promisorios que no tardó en extender su contrato dos años más, pero a un precio de 65 millones de dólares por cada campaña, es decir, 15 millones de dólares más que el anterior.
Quizá uno de los casos de patrocinio que más llamó la atención fue el de la firma de pizzas Papa John´s, un longevo socio de la Liga que decidió romper su acuerdo tras (según su dueño) la “tibieza” con que el comisionado enfrentó el conflicto de las protestas durante la entonación del himno nacional estadunidense.
Por increíble que parezca, y tal cual como lo dio a conocer la NFL, bastaron 32 segundos para que el espacio dejado Papa John´s fuera llenado por otra firma de la misma categoría: Pizza Hut.
No hay duda, las grandes firmas quieren estar en ese camión, porque saben que hay estabilidad y futuro, sino, basta mirar a la marca Nike, que acaba de extender su compromiso con la Liga hasta el 2028 para confeccionar toda la ropa.
En México todo hace suponer que Televisa, Banorte y Movistar se han subido al autobús y no piensan bajarse pronto, no ahora que la NFL firmó un nuevo contrato hasta 2021 para traer juegos de temporada regular al Estadio Azteca.
A la fecha ya suman 13 los equipos que se han presentado en suelo mexicano desde 1978.
Así, parece que la NFL ha llegado para no irse y con México en su lista de una colonización que, al menos los aficionados, no están dispuestos a rechazar, aun y con la indiscriminada reventa de boletaje que se hace, acción supuestamente prohibida en la CDMX, y de la cual uno se pregunta si la NFL de verdad tendrá conocimiento.
Fernando Argueta