Dinero, una forma de pago en constante evolución

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El intercambio de bienes materiales o servicios data de la época antigua. Conocido como trueque, partía de un excedente en la producción y se desconocía el dinero como valor para realizar una transacción.
Con el transcurrir de los años y en dependencia de las necesidades, los medios de pago se transformaron en la búsqueda de un valor estable con ciertas características como: fácilmente almacenables y transportables, divisibles, inalterables y no perecederos.
Las primeras formas de dinero conocidas datan de 12 mil años antes de Cristo; se trataba de la obsidiana de Anatolia, un material utilizado como materia prima para la fabricación de herramientas en la edad de piedra y posteriormente sustituido por el de cobre y plata en el tercer milenio.

El dinero surgió cuando los habitantes de un país se hicieron más dependientes de los de otra nación, importaban lo que necesitaban y exportaban lo que tenían excedente.

Una de las ventajas que determinó el uso del dinero como objeto de intercambio fue su mayor utilidad, la fiabilidad para ser reutilizado y la necesidad de un medio común para toda la comunidad, una forma de facilitar un mercado más amplio.
De acuerdo con Aristóteles, filósofo de la antigüedad, el dinero surgió cuando los habitantes de un país se hicieron más dependientes de los de otra nación, importaban lo que necesitaban y exportaban lo que tenían excedente.
Los criterios de selección del dinero fueron diferentes y variaron de acuerdo a las sociedades, pero algunos resultaron más generales como el oro, la plata y cobre, los cuales circularon en principio por el peso o en forma de pepitas.
Pero pronto estas formas generaron inconvenientes, en parte por el peso o por el grado de impurezas de las piezas utilizadas. Por tal motivo y para la seguridad del tráfico se comenzaron a acuñar, inicialmente con un sello como marca de garantía, calidad y peso de las muestras.
Sin embargo, los fraudes y recortes restaban efectividad, de ahí que algunas sociedades decidieron acuñar las monedas por ambas partes.

Una de las ventajas que determinó el uso del dinero como objeto de intercambio fue su mayor utilidad, la fiabilidad para ser reutilizado y la necesidad de un medio común para toda la comunidad, una forma de facilitar un mercado más amplio.

Pese al avance en las formas de intercambio de bienes y servicios, desde el lejano trueque hasta el surgimiento de las monedas, esta última forma de pago también tenía desventajas, entre ellas la movilidad y el peso para la transportación.
Aunque en sí misma tenían un valor intrínseco por ser metales preciosos como el oro o plata, la expansión del comercio obligó a buscar otras alternativas de forma de pago, y así es como en el siglo VII surgió en China, durante la dinastía Tang, el papel moneda o billetes, como se le conoce en la actualidad.

NACIMIENTO DE LOS BILLETES
En China, las monedas eran un medio común de intercambio, redondas con un agujero cuadrado en el centro a través del cual se pasaba una cuerda, un diseño singular que facilitaba conteo, división  y transportación eficiente, pero al ser metálicas eran pesadas e incómodas para trasportar por el Gran Imperio.
La solución fue sencilla: al momento de viajar o de recorrer un trayecto largo, las monedas enlazadas se depositaban en un lugar bajo la custodia de alguien y a cambio se entregaba un pequeño papel que debería ser devuelto al regresar para recibir las monedas dejadas en depósito.
Esa novedosa idea se popularizó y perfeccionó al punto que las notas comenzaron a imprimirse con moldes de madera, así en el año 812 se adoptó como sistema de intercambio oficial, con billetes impresos por la entidad gobernante en China.
Fue en el siglo XVII cuando el papel moneda hizo su primera entrada en Europa, pese a que el conocido comerciante y explorador veneciano Marco Polo trajo noticias del ingenioso sistema monetario chino desde el siglo XIII.
En 1661 los primeros billetes llegaron a Europa de la mano del cambista y fundador del Banco de Estocolmo, Johan Palmstruch; estos eran de confección rústica y  manuscritos,  y se entregaban como recibo o resguardo a quien depositaba oro o plata en su entidad bancaria.
La alternativa tuvo gran éxito, pero fracasó cuando el banco comenzó a prestar más de lo que podía permitirse y entregó demasiadas notas de crédito sin el respaldo o garantía necesaria. Esto causó el colapso del ente en 1668. El destino de Palmstruch fue la cárcel hasta 1670 y murió en 1671.
Años después, algunos países europeos retomaron la idea y comenzaron a emitir los primeros papeles monedas de la región, aunque no fue hasta el siglo XIX que se extendió por todo el continente y, en consecuencia, prácticamente en todo el mundo.
La transición hacia el billete como forma de pago no fue fácil pese a las evidentes ventajas frente a las monedas, como la comodidad cuando su valor nominal reemplaza al de unas cuantas piezas, el peso, y por ser más difícil de falsificar.
Entre las desventajas está el valor en sí mismo, pues algunas monedas eran de oro y plata a diferencia del billete que es más bien un símbolo. Unido a ello, el necesario cambio de mentalidad para hacer comprender a las personas que un trozo de papel tiene más valor que la forma de pago anterior.
Solo las diferentes coyunturas históricas impulsaron el uso del billete como fueron las guerras, épocas de escasez, el peso o la logística.

EN LA ACTUALIDAD…

Ya está generalizado en el mundo actual el empleo de tarjetas de crédito como medios de pago seguro y fiable que evitan a las personas andar con grandes cantidades de efectivo encima.

Con el desarrollo de las tecnologías de la informática surgió un nuevo tipo de moneda, la virtual, denominada criptomoneda o criptodivisa

Por si fuera poco, con el desarrollo de las tecnologías de la informática y las comunicaciones surgió un nuevo tipo de moneda, la virtual, denominada también criptomoneda o criptodivisa, que utiliza un cifrado digital para sus operaciones, mediante las cuales se pueden realizar transacciones económicas sin necesidad de intermediarios.
Esa criptodivisa tiene una gran diferencia frente al dinero convencional: solo se encuentra en la web, por ende es intangible. Sus detractores en el sector financiero internacional, aducen que no es segura ni adecuada para desempeñar las funciones del dinero como medio de pago compartido, reserva de valor y unidad de cuenta al no contar con un respaldo.
Por su parte, desde comienzos de este año Venezuela impulsa el petro como criptomoneda. Se trata del primer activo digital con respaldo en recursos naturales, una alternativa para combatir el bloqueo financiero al cual es sometido el país.

En la actualidad ya está generalizado en el mundo actual el empleo de tarjetas de crédito como medios de pago seguro y fiable que evitan a las personas andar con grandes cantidades de efectivo encima.

Al estar respaldada por los ricos recursos energéticos y minerales de la nación, el Estado ofrece confianza y garantías a los inversionistas interesados en adquirir el petro, el cual igualmente constituirá una vía para que la banca venezolana logre acceder a divisas, refieren fuentes gubernamentales.   Una resumida mirada evidencia que las herramientas de intercambio son dialécticas y están en constante evolución.

*Teyuné Díaz Díaz , periodista de la Redacción Económica de Prensa Latina.