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Beijing (PL) China apretó el paso en su travesía hacia la
revitalización nacional con enmiendas constitucionales, reformas en las instituciones y Xi Jinping reelecto en la presidencia para garantizar la concreción de ese sueño y una gobernanza eficaz.
Las decisiones tomadas en la plenaria de la 13 Asamblea Popular Nacional (Parlamento) fueron el ajuste final de ese despegue, iniciado justo cuando el país cumple cuatro décadas de implementar la política de reforma y apertura que lo convirtió en la segunda potencia del mundo. Casi tres mil diputados de todas las regiones, etnias y sectores de la sociedad, del 5 al 20 de marzo analizaron y aprobaron una agenda con 10 puntos que buscan en común perfeccionar el desempeño del país en el trayecto a sus metas futuras.
Primero los asambleístas modificaron por quinta vez la Carta Magna con la introducción de 21 enmiendas propuestas por el Partido Comunista (PCCh) para adecuarla a la actual era de transformaciones políticas y socioeconómicas.
Luego reeligieron al mandatario por unanimidad, conformaron en sucesivas votaciones la nómina de dirigentes de Estado, respaldaron las reformas y los planes de desarrollo a corto, mediano y largo plazos.
Una de las enmiendas eliminó por primera vez el límite a dos mandatos consecutivos del Presidente y el Vicepresidente a fin de “salvaguardar la autoridad y el liderazgo centralizado y unificado del Comité Central del PCCh con su máximo dirigente, Xi Jinping, como núcleo”.
A la Carta Magna quedó incorporada también la idea del socialismo con peculiaridades propias, que orienta persistir en el marxismo, solidificar el comunismo, cultivar y practicar los valores socialistas esenciales, pero a la vez concretar las proyecciones de evolución.
Ese pensamiento -añadido a los estatutos del PCCh en 2017- hace énfasis en actualizar las leyes, transformar al Ejército Popular de Liberación en unas fuerzas armadas de primer orden mundial e incentivar una nueva forma de relaciones internacionales que conlleve un futuro mejor para la humanidad.
Entre otros puntos, contempla acciones precisas contra desafíos pendientes como la pobreza, la contaminación, los riesgos financieros y la corrupción, pues podrían entorpecer las proyecciones de progreso.
Sin embargo, la mayoría de las 21 modificaciones constitucionales guardan relación con la lucha anticorrupción y es por ello que el máximo texto legal reconoce como nuevo órgano estatal a la Comisión Nacional de Supervisión, adjunta al brazo disciplinario del PCCh.
Dicha entidad será “centralizada, prestigiosa y eficaz” en la campaña contra las malas prácticas y monitoreará los desempeños de los funcionarios del Partido y del Estado, incluidos aquellos sin afiliación comunista.
Mientras, el paquete de reformas a las instituciones de Estado y del PCCh persigue que China sea un estado socialista moderno y con un desarrollo estable.
Contempló la creación de entidades, la eliminación de otras y la reestructuración de algunas para que asuman nuevas funciones.
Por tanto, el gabinete quedó conformado por la Oficina General del Consejo de Estado y 26 ministerios, comisiones, la Oficina Nacional de Auditoría y el Banco Popular, este último responsable de controlar la política monetaria y financiera.
Las reformas son vistas como el medio para fortalecer el liderazgo del Partido y acoplar las estructuras y funciones de las entidades a los requerimientos de la nueva era para garantizar el crecimiento sano y sostenible.
Además, aprovechar al máximo las oportunidades y ventajas del sistema socialista.
Con todos estos giros a mano, China va tras el desarrollo de alta calidad sustentada en un plan que tiene como objetivo posicionarla en cinco años en el top global del ranking económico y mercantil.
El Ministerio de Comercio tiene definidas seis tareas y ocho acciones que reforzarán el consumo por ser un fuerte propulsor del crecimiento, mejorarán la competitividad en el mercado externo, impulsarán los niveles de inversión y optimizarán la apertura regional.
También se establecerán nuevas relaciones económicas y comerciales internacionales que estén más al servicio del bienestar del pueblo, además de acelerar la innovación y cooperación en el contexto del proyecto de la Franja y la Ruta.
“Antes de 2020 el país debería consolidar su postura como un gran comerciante. El objetivo de ser una nación sólida en materia de comercio debe estar básicamente alcanzado en 2035 y cumplido en todos los aspectos en 2050”, acotó Zhong Shan, titular del sector.
En cuanto a lo tecnológico, se trabaja en una nueva generación de inteligencia artificial con la idea de ponerla en función de la industria y sectores como salud, seguridad y protección del medioambiente.
El plan Hecho en China 2025 tomará mayor fuerza este año con la construcción de zonas donde se demostrará la calidad de productos nacionales, pues el propósito es ser también una potencia manufacturera mundial.
Dichas áreas servirán de vitrina al desarrollo de circuitos
integrados, las comunicaciones de la telefonía móvil con conexión 5G, automóviles eficientes en términos de energía y de nuevos materiales.
“China trabajará por cumplir con los estándares internacionales, estimulará la producción y revolucionará la calidad de las marcas propias”, afirmó el primer ministro, Li Keqiang.
No obstante, Xi Jinping afirmó que pese a todo ese gran despliegue el gigante asiático no tiene aspiraciones hegemónicas, tampoco perjudicará ni se aprovechará de economías más frágiles.
“Nuestro crecimiento nunca representará una amenaza para ningún país. Jamás buscaremos enriquecernos a expensas de otros ni perseguiremos la hegemonía o expansión (…) los planes de modernidad y fortaleza permitirán que China contribuya de mejor manera al desarrollo global”, acotó el líder asiático.
Xi reiteró su filosofía de construir una comunidad de futuro
compartido, asumir responsabilidades conjuntas frente a los desafíos globales, y defender la paz y estabilidad en el planeta.
También se refirió a la promoción de la globalización económica, el libre comercio y el proyecto de la Franja y la Ruta como un nuevo modelo de cooperación que mejorará la conectividad e infraestructura en distintos puntos del planeta bajo el concepto de ganar-ganar.
“China desea poner su sabiduría a disposición de optimizar la
gobernanza global y demostrar su determinación a trabajar por construir un mundo más equitativo, abierto y pacífico”, resumió.
*Yolaidy Martínez, corresponsal Jefa de Prensa Latina en China.