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Durante febrero, los precios al consumidor aumentaron 0.38 por ciento con respecto al mes previo, con este resultado, a tasa anual el índice general se reduce de 5.55 por ciento en el mes previo a 5.34 por ciento en el mes de referencia, informó el Inegi.
El componente subyacente de precios se elevó en 0.49 por ciento mensual, mientras que en la medición anual se redujo de 4.56 por ciento en enero pasado a 4.27 por ciento en febrero; en tanto que la no subyacente presentó un alza mensual de 0.08 por ciento y en el comparativo anual pasó a 8.49 por ciento desde 8.44 por ciento.
Este incremento de la inflación no subyacente aporta cierta de desconfianza dado que el 8.49 por ciento está muy muy por arriba de su nivel en febrero de 2017 cuando la lectura fue de 6.71 por ciento.
Los energéticos contienen la baja
Esto se debe al aumento en los energéticos que fue de 1.58 por ciento mensual, dentro de los cuales la gasolina de bajo octanaje subió 4.34 por ciento y la de alto 3.25 por ciento, la electricidad 0.09 por ciento y el gas natural doméstico 0.18 por ciento. A esos aumentos se suman los repuntes en los productos pecuarios en 1.46 por ciento mensual, destacando el costo del huevo 5.46 por ciento, del pollo 2.02 por ciento y de otros pescados 1.20 por ciento.
A la baja se presentaron fuertes, bajas que no lograron contrarrestar los efectos de los energéticos, como fu el caso de las frutas y verduras con caída de7.04 por ciento, al que contribuyeron con bajas sustantivas del jitomate con 39.18 por ciento, la cebolla con 24.25 por ciento, la calabacita con 25.36 por ciento, el chile serrano 16.92 por ciento y en otras legumbres 4.06 por ciento, entre otros.
Es de rescatar que el gas LP retrocedió 4 por ciento mensual.
Los analistas ven con cautela el dato
Pese al significativo descenso de la inflación, los mercados y los analistas mantuvieron cierta cautela, sin dejar de reconocer que se dirige hacia la convergencia de la inflación objetivo en 2019.
Al respecto, Scotiabank observa pese a la baja general, e continúa siendo elevado, se conservan presiones desde el segmento no subyacente, particularmente desde el lado de los energéticos, elemento que podría perdurar algunos meses más y complicar así el horizonte de precios.
Quizá este elemento ayude a entender el porqué el Banco de México decidió mantener un sesgo al alza en el balance de riesgos para la inflación y anticipar el retraso en la convergencia de la inflación a la meta hasta el segundo trimestre de 2019, consideró Scotiabank en una nota.
Esperan un tono menos duro
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Coincidió con Citibanamex en calificar la lectura proporcionada por el Inegi tiene una cierta dosis de sorpresiva.
Para Monex, en cambio, el dato resultó bastante positivo, al registrar su segundo descenso consecutivo, que dio origen para que en el mercado de futuros las probabilidades implícitas de ver un incremento en la tasa de referencia en abril pasaran de 59 por ciento a 49 por ciento.
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