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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llega a la celebración de su primer año de en la Casa Blanca con el mismo sello que ha tenido su gestión: el escándalo. Se concretó el cierre parcial del gobierno, luego de que su partido no consiguió los votos suficientes en el Senado para concederle una extensión temporal del presupuesto vigente por cuatro semanas.
La Cámara de Representantes había aprobado el jueves una tercera resolución de continuidad, con la cual el gobierno podría seguir funcionando cuatro semanas más, en tanto se aprueba el presupuesto para el año fiscal que empezó en octubre pasado; esto ocurrió debido a que los demócratas lograron incluir fondos temporales para el Obamacare.
Sin embargo, el Partido Republicano no logró este viernes reunir los 60 votos para aprobar en el Senado la extensión presupuestaria, de hecho, no tenía asegurada la aprobación del total de los miembros de su bancada. Por parte de los demócratas, no hubo respaldo.
Esfuerzos de última hora y boicoteados
Por la mañana, el presidente Trump hizo un último esfuerzo por convencer al líder de los senadores demócratas, Chuck Schumer, sin lograrlo, debido a que no se ha movido un ápice de aprobar una ley que otorgue la ciudadanía a 800 mil “dreamers” incluidos en el programa DACA, que están amenazados con deportación a partir de marzo, como uno de los principales puntos de negociación.
Además, los republicanos insisten en incluir en la Ley de Financiamiento fondos por 30 mil millones de dólares para la construcción del muro en la frontera con México, que ha solicitado Donald Trump.
El partido republicano intentó fue vincular una ampliación del Programa de Seguro Médico para Niños (conocido como CHIP, en sus siglas en inglés) a una extensión presupuestaria de 30 días. Sin embargo, Trump echó por tierra la posibilidad. “CHIP debe ser parte de una solución a largo plazo, no una extensión de 30 días o corto plazo”, puso el presidente en su cuenta de Twitter.
Schumer, de acuerdo con la agencia EFE, expuso este viernes en el Capitolio el poco interés de los republicanos para llegar a un acuerdo. “No hablan con nosotros. Están totalmente paralizados, son ineptos. No hay con quién negociar”.
El cierre parcial
Desde el primer minuto de este sábado el gobierno está en cierre, que significa que sólo estarán en funcionamiento las actividades que son indispensables y estratégicas, sin embargo hay departamentos que suspenden operaciones totalmente, como es el caso de la Agencia de Protección Ambiental y el Servicio de Impuestos Internos.
Durante el más reciente cierre gubernamental ocurrido en 2013, pararon 800 mil empleados públicos, se estima que la cifra sea similar este año. En cambio, seguirán trabajando los controladores de tránsito aéreo, los funcionarios de la Administración de Seguridad del Transporte y los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza para no interrumpir el viaje aéreo, que es una de las actividades prioritarias.
En Estados Unidos han ocurrido 18 cierres de gobierno. El último en 2013 durante la administración de Barack Obama y se prolongó 16 días ante el debate generado por el Obamacare.
Impactos en la economía
Por parte de expertos analistas se estima que el PIB trimestral de Estados Unidos se verá afectado hasta en 0.2 por ciento, es decir 6 mil 500 millones de dólares por cada semana que dure la parálisis gubernamental. Además de las consecuencias macroeconómicas directas, los mercados financieros y la confianza del sector privado también podrían verse afectados.
“El cierre gubernamental de dos semanas en octubre de 2013 provocó caídas tanto en el índice de confianza del consumidor como en el índice de optimismo de la pequeña empresa de NFIB”, recuerda Oxford Economics. Sin embargo, si llegase a cerrarse este mes, sería la primera vez que ocurre bajo una gestión que tiene mayoría en ambas cámaras del Congreso, lo que representaría un duro revés para el liderazgo de Trump, en un año en el que se esperan elecciones en noviembre.
Trump cumple un año en la Casa Blanca
Era bastante predecible que un año lleno de escándalos culminara con otro más de, pero éste de alto impacto. Así han sido los doce primeros meses de Donald Trump en la Casa Blanca.
Su arma favorita han sido los mensajes en Twitter, desde donde ha lanzado ataques en múltiples direcciones, así como ha construido rivales en todas las latitudes.
El año estuvo plagado de investigaciones judiciales a miembros de su equipo gubernamental; así como renuncias y destituciones en su gabinete; su familia involucrada en acusaciones de utilizar su posición en la Casa Blanca para hacer negocios privados, así como haber sostenido contactos ilícitos con agentes extranjeros.
El único éxito relevante que puede celebrar fue la aprobación de una reforma fiscal, cuyos resultados y beneficios están por conocerse, debido a que implica un elevado endeudamiento, que las calificadoras de riesgos ya están muy alertas al respecto.
La deuda de Estados Unidos es de 20.6 billones de dólares, una de las más altas del mundo; está por verse que los republicanos en el Congreso consigan aumentar el techo de endeudamiento, para que el país mantenga su calificación. Ya en 2011 Standard & Poor’s lo castigó colocándola en AA+.
Aunque también se supo esta semana que el presidente Trump goza de una “excelente” salud, que puede ser considerada como una buena noticia.
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