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Pese a lograr un crecimiento de 2.1 por ciento en 2017, muy por encima del 1.3 por ciento estimado, la economía mexicana navega en “aguas turbulentas” que provocarán una desaceleración del PIB a 1.6 por ciento en 2018, desde el punto de vista de Bank of America (BOA).
Las elecciones presidenciales serán una carrera apretada que mantendrá la incertidumbre alta y la baja inversión en la primera mitad del año; si bien el crecimiento sólido de Estados Unidos apoyará a la economía mexicana, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es un riesgo a la baja, añade un análisis del banco estadounidense.
México lo hizo mejor de lo esperado en 2017
México crecerá ligeramente por encima de 2 por ciento en 2017, lo que es una sorpresa positiva en comparación con nuestra previsión de un crecimiento de 1.3 por ciento hace un año, indica el documento firmado por el economista de BOA para México y Canadá, Carlos Capistrán.
Pensamos que la incertidumbre con respecto a los cambios de política en EU podría desacelerar la inversión y el comercio en México, agrega. La inversión se desaceleró, pero no el comercio.
Terminamos en nuestro escenario alcista donde no se promulgaron políticas estadounidenses con un impacto negativo significativo en México, dejando espacio para un crecimiento sólido de EU, para continuar elevando el crecimiento de México a través del comercio, la inversión y las remesas.
Amortiguador para la economía
Anticipamos correctamente, dice Capistrán, que el peso continuará siendo un amortiguador para la economía mexicana, pero que la inflación se aceleraría obligando al banco central a continuar su ciclo de alza.
Un sorpresivo aumento de los precios de la gasolina en enero de 2017, para alinear los precios internos con los internacionales como parte de la liberalización del mercado minorista de gasolina, aceleró aún más la inflación, enviándola por encima del 6 por ciento. El banco central incrementó la tasa de interés a un día hasta 7 por ciento, lo que hizo que la política monetaria se estrechara.
México consolidó sus finanzas públicas al mover el saldo primario a un superávit, lo que ayudó a evitar las rebajas de calificación de las agencias de calificación. Dos agencias de calificación incluso eliminaron la perspectiva negativa de sus calificaciones.
Parte de la consolidación fiscal se basó en los ingresos no recurrentes proporcionados por el banco central, pero parte se basó en restringir el gasto público, principalmente la inversión pública.
A pesar de que las políticas de Estados Unidos con consecuencias negativas para México no se materializaron, la incertidumbre siguió siendo alta, especialmente con respecto a un posible colapso del TLCAN.
Según informes, EU estuvo cerca de invocar el artículo 2205 para retirarse del acuerdo en abril. Ha sido un viaje accidentado hasta ahora, con los tres países aun tratando de encontrar un terreno común, considera Capistrán.
Desaceleración llamando a la puerta
Esperamos que el crecimiento del PIB se desacelere a 1.6 por ciento en 2018 debido a la desaceleración del consumo y la continuación de una inversión débil. Esperamos que el consumo se desacelere debido a que los salarios reales se han contraído como resultado de una alta inflación, y el crecimiento del crédito se ha desacelerado como resultado de las altas tasas de interés.
Hasta el momento, la desaceleración del consumo no ha sido muy notoria porque la creación de empleo y las remesas continúan siendo sólidas, en su mayoría gracias a un crecimiento potencial superior en EU.
Pero ya estamos viendo cierta desaceleración en el consumo. Las ventas nacionales de automóviles cayeron un 2.1 por ciento y las ventas en tiendas departamentales se desaceleraron a -1.2 por ciento anual en términos reales en el 3T 2017, desde el 2.9 por ciento en el 3T 2016.
La inversión sigue siendo débil. La inversión privada se ha visto negativamente afectada por la alta incertidumbre de la retórica del proteccionismo en los EU, el proceso electoral y las tasas de interés más altas. La inversión pública se ha visto significativamente afectada por la consolidación fiscal.
La baja inversión tendrá un impacto
negativo en el potencial de México.
Esperamos que las exportaciones netas continúen teniendo una contribución positiva neta al crecimiento del PIB en 2018 gracias al sólido crecimiento mundial de EU y al tipo de cambio real depreciado, lo que compensará parte de la desaceleración del gasto interno.
Aunque es probable que la balanza comercial continúe presionando al peso para que se deprecie a través del déficit del comercio del petróleo, ya que México todavía necesita importar la mayor parte de la gasolina que consume.
Por el lado de la oferta, la buena noticia es que la resistencia de la producción petrolera probablemente disminuirá, ya que Pemex espera que la producción de petróleo sea plana en 2018. Es probable que la reforma energética continúe siendo el punto más alto en términos de inversión y fuente de buenas noticias.
La inflación cae hacia el objetivo
Esperamos que la inflación se desacelere a 3.6 por ciento a fines de 2018 desde 6.8 por ciento para fines de 2017. Es probable que la inflación sea inferior a 5 por ciento en enero de 2018 una vez que el impacto del ajuste a los precios de la gasolina desaparezca.
A medida que la economía se desacelera y la brecha del producto se vuelve más negativa, esperamos que la inflación subyacente se mueva por debajo del 4 por ciento para fines del 1T 2018 y luego caiga lentamente para finalizar el año por debajo del 3.5 por ciento.
El riesgo es que una mayor depreciación del peso aumente nuevamente el precio de las mercancías o que una gran revisión del salario mínimo en enero, probablemente en un año electoral, contamine aún más la inflación de los servicios.
Banxico reducirá tasas hacia fin de año
Esperamos que Banxico suba una vez más en el primer semestre de 2018 para colocar el objetivo de la tasa a un día en 7.5 por ciento pero luego recortar 150 puntos base en la segunda mitad de 2018 para llevar la tasa a 6 por ciento.
Con la brecha del producto en territorio negativo y la inflación dentro de la banda objetivo en el segundo semestre de 2018, esperamos que Banxico recorte el objetivo de la tasa a un día para acercar la tasa real a neutral. Es poco probable que Banxico recorte las tasas antes de resolverse la incertidumbre de los resultados electorales.
Como los riesgos para la inflación se inclinan al alza, vemos que los riesgos para nuestra política monetaria también se inclinan hacia el alza. Banxico podría subir la tasa de referencia más antes de las elecciones si la depreciación del peso pone en riesgo las expectativas de inflación.