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La calificadora internacional Fitch Ratings anunció que mejoró la perspectiva de riesgo de largo plazo de México de negativa (“BBB-“) a estable (“BBB+”), dado que observa que han desaparecido impedimentos para que mantenga su nivel de crecimiento (2 por ciento), así como porque aprecia que hay una disminución de la carga de la deuda.
Como consecuencia las empresas productivas del Estado, Pemex y CFE, se vieron beneficiadas igualmente en la perspectiva de su perfil de negativa a estable; que, en ambos casos, no existen motivos para elevar su calificación, anunció la agencia.
La calificación del país corresponde tanto a moneda extranjera como nacional y a bonos senior no garantizados, coloca el techo país en nivel “A”; mientras que a corto plazo Fitch asigna un rango “F2”.
La calificadora Standard & Poor’s en julio pasado también modificó la perspectiva de riesgo de la deuda soberana en el mismo sentido que Fitch Ratings; en cambio Moody’s mantuvo en abril la perspectiva negativa para México.
En opinión de Fitch, la economía mexicana ha demostrado resistencia ante los bajos precios del petróleo y los riesgos derivados de las políticas proteccionistas estadounidenses; continúa avanzando con la consolidación fiscal y junto con la apreciación reciente del peso, generará una tendencia renovada a la baja en la carga de deuda pública en 2017 y en adelante.
Encuentra que se está? reduciendo el riesgo de un escenario perjudicial que pudiera debilitar la competitividad de exportaciones de México y afectar el crecimiento potencial o poner en peligro los flujos de remesas del exterior.
Las calificaciones “BBB+” de México se fundamentan en la base económica diversificada y su historial de políticas económicas disciplinadas que ha anclado la estabilidad macroeconómica y limitado los desequilibrios, señaló Fitch.
Estas fortalezas contrarrestan las limitantes de calificación caracterizadas por un crecimiento económico históricamente moderado, debilidades estructurales en sus finanzas públicas tales como ingresos bajos y una dependencia alta pero decreciente de ingresos petroleros, baja penetración crediticia y debilidades institucionales acentuadas por incidencia alta de violencia relacionada con las drogas y corrupción, expuso.
Desde su punto de vista Estados Unidos parece empezar a tomar una postura moderada respecto a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aunque existe incertidumbre respecto al alcance de los ajustes, Fitch opina que es poco probable que un acuerdo eventual perjudique gravemente el acceso competitivo de México al mercado de EU.
Los ciclos políticos en ambos países imponen plazos ajustados a los dos gobiernos, lo cual podría complicar que las discusiones y el proceso de aprobación en sus congresos respectivos se realicen de manera oportuna, advirtió.
Fitch pronostica que el crecimiento económico de México será de 2 por ciento en 2017 y un promedio de 2.4 por ciento en 2018?2019, que estará apoyado por una moneda competitiva, la disminución de incertidumbres externas, la recuperación de los precios del petróleo y la continuación de la implementación de reformas.
Por la parte de las presiones y los riesgos los encuentra derivados de la relación con Estados Unidos y por el proceso electoral de 2018 que estarían impactando en una desaceleración más rápida de lo esperado en el consumo, el resurgimiento de volatilidad en el precio de activos (peso) y una moderación adicional en la inversión.
Contención de la inflación
El banco central ha aumentado de forma proactiva las tasas de interés para contener la inflación y anclar las expectativas respecto a esta, lo anterior continúa respaldando la credibilidad del banco central para mantener la estabilidad macroeconómica y financiera. La inflación anual alcanzó 6.3 por ciento en junio de 2017, cifra que superó el objetivo de 3 por ciento, el cual tiene un intervalo de variabilidad de +/?1 por ciento.
Fitch pronostica que la tasa de inflación decrecerá a menos de 4 por ciento en 2018, considerando que desaparecerán los efectos inflacionarios originados por los aumentos en el precio de la gasolina en enero de 2017 y la depreciación de la moneda.
Las cuentas corrientes de México han probado ser resistentes, en especial durante el episodio de volatilidad del mercado financiero que siguió? a la elección presidencial en EU, con el apoyo de un tipo de cambio más débil y tasas de interés más altas para absorber el impacto.
El déficit de cuenta corriente se redujo a 2.1 por ciento del producto interno bruto (PIB) en el primer trimestre de 2017, en gran parte a causa de una afluencia en los flujos entrantes de remesas y un superávit en el balance de comercio no petrolero, el cual ha compensado el déficit creciente del comercio relacionado con el petróleo.
Fitch espera que el déficit de cuenta corriente aumente de nuevo, pero permanecería relativamente modesto en un promedio de 2.2 por ciento del PIB en 2017?2019. La participación de no residentes en los mercados de valores nacionales del gobierno se ha mantenido firme en este año y el acceso del país a una línea de crédito flexible del Fondo Monetario Internacional constituye un soporte adicional para afrontar impactos futuros.
Reconoce que México se enfrenta a una flexibilidad fiscal limitada para hacer frente a impactos, dada su carga de deuda mayor y colchones fiscales modestos; sin embargo, en el último año, el país ha demostrado capacidad para adherirse a sus metas de consolidación fiscal de mediano plazo a pesar de un choque severo en sus ingresos petroleros (tanto por precios como por producción) y el crecimiento económico que prevalece modesto.
Fitch prevé que el gobierno superará sus metas fiscales en 2017, gracias a los ingresos sustanciales del remanente de operación del Banco de México (ascendentes a 1.5 or ciento del PIB) que fueron transferidos a la Tesorería.
Excluyendo dichos ingresos, la agencia espera que los resultados fiscales se alineen al objetivo. El gobierno está buscando lograr una mayor consolidación fiscal en 2018, principalmente por medio de más ajustes en el gasto.
A partir de 2018, la siguiente administración podría requerir implementar otros ajustes para afrontar presiones de gasto (es del caso de las pensiones y altas tasas de interés) y reducir la restricción en el gasto de capital.
Déficit primarios sostenidos, un crecimiento moderado, la depreciación del peso y deuda del Gobierno Federal emitida a ciertas empresas productivas del Estado (como Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad) han conducido a un incremento en la carga de deuda del gobierno en años recientes. No obstante, Fitch anticipa que esta última decrecerá? en 2017 (a alrededor de 44 por ciento del PIB, lo cual supera levemente a la mediana de la categoría BB de 41 por ciento del PIB), a causa del regreso a un superávit primario y el efecto cambiario favorable de la apreciación del peso que se prevé?. A partir de 2018, se requerirían una consolidación fiscal mayor y un crecimiento más rápido para lograr una tendencia de baja más pronunciada en la deuda de gobierno.
El clima político podría aumentar cada vez más a medida que se aproximen las elecciones de 2018. Aunque aún es temprano en el ciclo, es probable que estas elecciones se vuelvan altamente competitivas. La incertidumbre creciente relacionada con el ciclo electoral podría representar un desafío interno para la perspectiva de inversión y crecimiento en 2018.
No se puede descartar un estancamiento legislativo tras la elección si el partido en turno no logra crear una coalición que permita tener una mayoría simple en el Congreso. Fitch no espera una desviación importante en las políticas bajo la nueva administración, considerando el marco institucional de pesos y contrapesos de México.