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La cepa Malbec, oriunda del suroeste de Francia es el emblema argentino cuando se trata de vinos, es una variedad de uva tinta, de color rojo intenso, de cuerpo medio y buena concentración tánica. Puede decirse que es algo ruda en un vino joven pero a medida que evoluciona se transforma para beneplácito del paladar. Su importancia se debe, entre otras razones, al clima desértico, caluroso y seco del norte argentino, que la favorece para la elaboración de tintos suaves y olorosos.
La Malbec es una fruta con piel carnosa, resistente y con una alta carga tánica, su pulpa concentra la verdadera esencia de la fruta con características únicas. Su tipicidad es potente aunque amable, con una buena presencia y definición aromática, en boca hay marcadas notas de frutas negras, cuero, café y chocolate, con una acidez óptima y gran cuerpo lo que la convierte en una cepa de guarda, tanto en barrica como en botella. Aquellos que no pasan por madera tienen la fruta en su máxima expresión.
La superficie de Malbec cultivada en Argentina es la más grande del mundo, duplica incluso a las plantaciones en Francia en esta misma variedad. Las diez regiones vinícolas de Argentina se concentran mayoritariamente en la estrecha franja oriental del país, que va desde el valle de Cafayate, 25º de latitud sur, hasta la Patagonia, 40º de latitud sur. Se trata de un paisaje único formado por laderas desérticas a una altura que oscila entre 300 y 1600 metros de altitud, la luz del sol en esta zona es intensa y el calor se compensa con suficiente agua de las montañas para el riego de las vides. Por el día la zona alcanza hasta los 40 grados centígrados pero al caer la noche las temperaturas descienden bruscamente haciendo que este varietal aproveche las bondades del terroir argentino e incremente su potencial con esas características climáticas especialmente en la franja que bordea la cordillera denominada como amplitud térmica.
Mendoza produce el 90 por ciento de los vinos de calidad para exportar, con las montañas nevadas de los Andes como espectáculo de fondo, es el corazón de la industria vinícola argentina. Las cumbres del Cordón del Plata y del Tupungato dan a los viñedos argentinos una pintoresca vista de los andes y es aquí en donde se concentran la mayoría de las bodegas más importantes de la región. Se divide en cinco zonas: Septentrional, Oriental, Valle de Uco, Meridional y Elevada del Río, en esta última se encuentra Luján de Cuyo a una altitud de mil metros y con suelos de arcilla.
Luján de Cuyo al igual que San Rafael son regiones con Denominación de Origen y por consiguiente de las zonas de elaboración de Malbec ejemplares, la insignia argentina en el caso de los tintos; si nos referimos a los blancos el Torrontés, cepaje autóctono de Galicia y arraigado en esta tierra, es el estandarte.
Si su decisión es descorchar un Malbec fuerte y vigoroso, la gastronomía argentina, con sus asados, las empanadas, los bifes o el cordero es un maridaje perfecto para estos caldos con sabores a moras, ciruelas y especias.
*Periodista, especialista en RP y sommelier profesional.
lorecarreño@gmail.com
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