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Tras las durísimas críticas del diario americano The New York Times al gobierno de Enrique Peña Nieto en donde se dijo que el mandatario estaría a tiempo de reconocer las “verdades feas” para salvar un poco su reputación, así como la rendición de cuentas que el pueblo mexicano, dice, sigue esperando, el gobierno federal tuvo una bocanada de aire fresco al recaputurar a Joaquín “El Chapo” Guzmán, fugado de un penal de máxima seguridad el 11 de julio de 2015.
El editorial titulado: “La tercera resistencia de México a la rendición de cuentas”, señaló que a poco más de tres años en el cargo, Peña Nieto será recordado como un “político que rodeó la rendición de cuentas a cada paso” derivado de la “evasión de verdades feas” y “restar importancia a escándalos” y recordó los tres acontecimientos que opacaron la administración del Presidente: “La Casa Blanca”, “la fuga de Joaquín Guzmán Loera” y la desaparición de “los 43 normalistas de Ayotzinapa”.
Finalmente The New York Times señaló que Enrique Peña Nieto aún está a tiempo de reconocer tales hechos y con ello “salvar un poco su reputación”. Y justo revivió su reputación el pasado 8 de enero, en medio de una tremenda devaluación del peso mexicano frente al dólar, cuando cerca del medio día escribió en su cuenta de twitter @EPN: “Misión cumplida: lo tenemos. Quiero informar a los mexicanos que Joaquín Guzmán Loera ha sido detenido”.
Hoy sabemos que durante la madrugada de ese día, se puso en marcha un operativo por parte de las fuerzas federales en Sinaloa. Al arribar al domicilio, los elementos fueron agredidos con disparos de arma de fuego desde el interior, por lo que se repelió el ataque, resultando herido un elemento de la Armada de México y perdieron la vida 5 agresores, además que se logró la detención de cinco presuntos integrantes del cártel de Sinaloa.
Durante el efrentamiento, Guzmán Loera logró fugarse a través del sistema pluvial de la ciudad, lo cual ya se había considerado en la estrategia de captura; en esta persecución, el personal naval siguió por el interior de los túneles y red de drenaje a los dos prófugos, quienes al verse en esa condición de huida, abrieron una coladera para salir a una avenida y después huír en vehículos. Al ser ubicado uno de los vehículos sobre la carretera Los Mochis-Navojoa, elementos de las fuerzas participantes procedieron a su interpeción y detención.
Llama la atención que a media mañana del viernes 8 de enero, la Secretaría de la Marina emitió un comunicado para informar de una agresión a elementos de la Infantería de Marina en Los Mochis, Sinaloa. De acuerdo con ese reporte, los efectivos de la Marina repelieron la agresión “en legítima defensa, con el fin de proteger la vida”, en donde un elemento resultó herido.
El reporte de la SEMAR dio cuenta también que cinco de los agresores murieron y seis fueron detenidos y aseguró que en esa acción se les escapó Orso Iván Gastélum Cruz “El Cholo”, “presunto jefe de la zona norte de Sinaloa de una organización delitctiva que opera en el área”, es decir, la Marina no sólo evitó decir que se trataba de un operativo para detener al jefe del Cártel de Sinaloa, sino que Gastélum se les había escapado.
Y horas después de la difusión de ese comunicado oficial, vendría el anuncio vía twitter del presidente Peña Nieto sobre la recaptura de “El Chapo”. Ya por la noche los titulares del gabinete de seguridad se reunieron en el hangar de la PGR para presentar al recapturado.
¿Saben por qué llama la atención? Porque en las declaraciones de Miguel Ángel Osorio Chong, titular de la Secretaría de Gobernación y de Arely Gómez, procuradora de la República, remarcaron que todo el gabiente de seguridad tuvo que ver en la recaptura, tras un profundo trabajo de inteligencia.
La versión oficial difundida esa noche indicó que a finales de diciembre, Guzmán Loera quiso trasladarse a la zona urbana y apenas el pasado miércoles 6 de enero, sus perseguidores observaron movimientos raros en un domicilio de Los Mochis que ya estaba vigilado desde un mes antes.
Justo uno de esos movimientos fuera de rutina del domicilio fue la llegada de un vehículo la madrugada del jueves 7 y sin precisar quién obtuvo la información, Arely Gómez afirmó que los indicios y “los trabajos de inteligencia” dieron la certeza de que “El Chapo” estaba en esa casa, es decir, en contradicción con lo que informó la Marina por la mañana, Gómez dijo: “tras una planeación oportuna y eficaz, la madrugada del día de hoy (viernes), se puso en marcha un operativo por parte de las fuerzas federales”. Horas después, el narcotraficante más buscado de México al fin había sido recapturado.
Finalmente, los detenidos fueron trasladados al aeropuerto de Los Mochis y de ahí traídos a la Ciudad de México y llevados al penal de donde se escapó hace poco menos de 6 meses. Los integrantes del gabinete y la clase política celebraron la reaprehensión.
Al día siguiente, el sábado 9 de enero por la noche, vendría la publicación de la entrevista/crónica/reportaje del actor Sean Penn con intermediación de la actriz, Kate del Castillo, al narcotraficante publicada por la revista estadounidense: Rolling Stone.
En el texto de Penn se conoce que dicha entrevista fue hecha meses después de la fuga del penal del Altiplano y confirma una vez más el nivel de corrupción e impunidad que vive nuestro país, pues en ella relata cómo dejan pasar a los convoyes, el uso y manejo de la tecnología, así como la sumisión de los militares.
Lo que todo fue celebración, festejo y un gran logro del gobierno de Enrique Peña Nieto ese viernes 8 de enero fue eclipsado por la entrevista de Penn así como del debate generado en las redes sociales y puso sobre la mesa las aristas que trae consigo la publicación y difusión de una entrevista de tal magnitud. ¿Se vale, no se vale?, ¿es entrevista o es propaganda? ¿es ético? Y como siempre, ustedes tienen la mejor opinión.
* Periodista y productor.
Correo electrónico: szaragozaa@gmail.com / twitter.com/SalvadorZA